Wystan Hugh Auden nació en York el 21 de febrero de 1907 en el seno de un familia anglocatólica de clase media y estudió en Oxford entre 1925 y 1927, para trasladarse posteriormente a Berlin, donde residirá hasta 1928. Durante la época de Oxford asimilará la huella de Eliot y acabará influyendo desde su precocidad intelectual en poetas como Cecil Day-Lewis, Spender e Iseherwood. “Durante mis tres años de universidad lo pasé estupendamente -comentará más tarde-, hice algunos amigos para toda la vida y fui más infeliz de lo que nunca lo he sido antes o después”. En carta a un amigo, llegará a cuestionarse su etapa como estudiante en Oxford : “¿Por qué hemos de emprender estudios académicos cuando lo único que deseamos es poder responder a la pregunta, “¿Quién soy?”. Esta pregunta se transmutará durante la década de los años 30 en la cuestión que el mismo Auden reformularía de nuevo más tarde: “¿Cómo puedo vivir entre mis prójimos, cómo puede mi vida conjugarse con la suya, sin merma de mi ser o de mi libertad como individuo consciente?” Para Jordi Doce, las dos preguntas son, en el fondo, la misma. En el año 1937 Auden participa en la guerra civil española, alistándose como conductor de ambulancia en el bando republicano, fruto de cuya experiencia será su célebre poema “España”. En 1939 se traslada a Estados Unidos y siete años más tarde obtendrá la nacionalidad estadounidense. En 1940, Auden da un salto religioso al acusar la influencia de Kierkegaard. Durante los últimos años de su vida la dependencia del alcohol y las anfetaminas produce también sus estragos en la intensidad de su poesía. Sólo el regreso a Oxford en 1972 eleva de nuevo sus energías creativas. El 29 de septiembre de 1973 es encontrado muerto en la habitación de un hotel de la ciudad de Viena, a la que había acudido para ofrecer una lectura poética. Su influencia es notable en poetas como P. Larkin, J. Brodsky, John Ashbery, Derek Walcott, y en España recibió también la atención de poetas como Gil de Biedma (de quien se ofrece una traducción de uno de sus poemas) o José Angel Valente. Auden es, sobre todo, un poeta conceptual, renuente a trasladar su experiencia poética al corsé del lenguaje. Esta dificultad de salvar el desnivel entre experiencia y lenguaje se hace patente en su obra. A juicio de Antonio Resines, más que el elemento conceptual -original, antitradicional y oscuro- , lo más apreciable en Auden es “la enormidad de energía vertida en sus poemas”. Para una generación enfrentada con la sociedad, Auden acabaría representando el signo de un movimiento de rebelión. Salvo el titulado “Balada de la Bella y los soldados”, traducido por Gil de Biedma, todos los poemas aquí seleccionados han sido traducidos por Jordi Doce.
En los hambrientos treinta
los muchachos solían
vender sus cuerpos por comida.
En los ricos sesenta
todavía lo hacían:
para pagar la letra bimensual
Noviembre 1964
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BALADA DE LA BELLA Y LOS SOLDADOS
¿Qué es ese redoble que oírlo estremece
abajo en el valle sonando?
Son sólo soldados, mi vida,
soldados marchando.
¿Qué son los destellos que veo moverse
allá en la distancia brillantes?
Son sólo reflejos, mi vida,
del sol en los máusers.
¿Adónde van hoy con tanto armamento?
¿Qué vienen a hacer esta tarde?
Harán ejercicios, mi vida,
o acaso un alarde.
¿No ves que han salido de pronto al camino?
¿No ves que se acercan al pueblo?
Un cambio en la orden, mi vida.
¿Por qué tienes miedo?
¿No ves si se paran en donde el alcalde?
¿No ves enfrenar los caballos?
Delante pasaron, mi vida,
Y no han hecho alto.
¿No ves si se paran en casa del cura?
¿No ves si han parado en la plaza?
La plaza pasaron, mi vida,
y siguen en marcha.
¿No buscan a Luis el que vive tan cerca?
¿No buscan a Luis el herrero?
su casa pasaron, mi vida,
a paso ligero.
¿Adónde te escapas? ¿Es éste el cariño
que tú me jurabas sincero?
Te juro quererte, mi vida.
Mas no queda tiempo.
Ya salta el cerrojo, ya cede la puerta,
no suenan ya golpes de máuser.
Sus botas de clavos resuenan
y sus ojos arden.
Traducción de Jaime Gil de Biedma
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EPITAFIO DE UN TIRANO
No perseguía sino cierto tipo de perfección
y la poesía que inventó era fácil de comprender;
conocía la estupidez humana como la palma de su mano,
y mostraba interés por armadas y ejércitos;
cuando reía, respetables senadores se doblaban de risa,
y cuando sollozaba los niños se morían en las calles.
Enero 1939
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EL NOVELISTA
Embutido en talento como en un uniforme,
el rango de un poeta a nadie se le esconde;
Pueden maravillarnos igual que una tormenta
o consumirse jóvenes o vivir recluidos.
Son vehementes como húsares; pero aquel otro
tiene que despojarse de su don infantil
y aprender sencillez y torpeza, fingir
ser alguien en quien nadie cree digno transformarse.
Pues, a fin de lograr su más leve designio,
debe tornarse todo hastío, someterse
a lamentos vulgares como el amor, ser justo
entre los Justos y entre los Puercos otro puerco,
y en su propia persona endeble, si es que puede,
lidiar tediosamente con los males del Hombre.
Diciembre 1938
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EL COMPOSITOR
Todos traducen: el pintor bosqueja
un ámbito visible que despierta
amor u oposición; de su vivir
toma el poeta imágenes que hieren
o enlazan con trabajo Vida y Arte,
llevándonos a trasponer la brecha;
sólo tus notas son puro artificio,
sólo tu canto es un don absoluto.
Vierte pues tu presencia, que se anegue
de júbilo la esclusa de las vértebras;
turba este clima de silencio y duda;
pues sólo a ti, canción, te es imposible
decir que una existencia se ha arruinado,
y viertes tu indulgencia como un vino.
Diciembre 1938
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LA LEY COMO EL AMOR
La Ley, dicen los jardineros, es el sol,
y la Ley es aquel
a quien los jardineros obedecen
mañana, hoy y ayer.
La ley es la sabiduría de los ancianos,
abuelos impotentes que riñen sin aliento;
sacan su lengua bífida los nietos:
la ley son los sentidos de los jóvenes.
La Ley, afirma el clérigo con ojos clericales,
echando su sermón a los seglares,
la Ley son las palabras en el libro sagrado
y la Ley es mi altar y mi espadaña;
la Ley, afirma el juez ajustando sus lentes,
hablando clara y muy severamente,
la Ley es como ya les dije,
la Ley es como saben que supongo,
la Ley es pero déjenme explicarlo,
pues la Ley es La Ley.
Pero escriben doctores legalistas:
la Ley no es lo correcto ni lo erróneo,
la Ley son sólo crímenes
castigados en ciertos momentos y lugares,
la Ley son los ropajes que viste el ser humano
aquí y ahora,
la Ley es Buenos días y Hasta luego.
Otros dicen, la Ley es el Destino;
Otros dicen, la Ley es el Estado;
Otros dicen y dicen
que la Ley ya no existe,
que la Ley se ha esfumado.
Y siempre la ruidosa y airada multitud,
muy airada y muy ruidosa:
la Ley somos Nosotros,
y siempre el necio Yo que insiste débilmente.
Si nosotros, querido, no sabemos
más que ellos de la Ley y lo sabemos,
si tú, al igual que yo,
no sabes bien qué hacer o no,
salvo aceptar con todos
alegre o tristemente
que la Ley es y existe
y que todos lo saben,
si absurdo me parece, por lo tanto,
equiparar la Ley a otra palabra,
a diferencia de otros hombres
No sabría decir la Ley es Esto,
igual que no podemos cancelar
el deseo global de adivinar
o escurrirnos de nuestra posición
hacia una condición despreocupada.
Aunque al menos haré
que nuestra vanidad
declare con tibieza
un tibio parecido
del que luego jactarnos:
como el amor, sentencio.
Como el amor no sabemos ni dónde ni por qué,
como el amor no podemos forzarla ni ignorarla,
como el amor lloramos a menudo,
como el amor rara vez la guardamos.
Septiembre 1939
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OTRO TIEMPO
Como el resto de fugitivos, como
las flores incontables que no saben contar
y las diversas bestias que no tienen recuerdos,
hoy es el día en que hemos de vivir.
Son tantos los que tratan de decir Ahora No,
y tantos los que han olvidado cómo
decir Yo Soy y quienes, si de ellos dependiera,
estarían perdidos en la historia.
Honrando, por ejemplo con gracia sentenciosa
la bandera adecuada en el sitio adecuado,
perorando entre dientes, como viejos sin gracia,
de lo Mío y lo Suyo o lo Nuestro y lo de Ellos.
Como si el tiempo fuera lo que ellos decretaban
cuando estaba adornado de tantas propiedades,
y como si temieran estar equivocados
si abandonan su afán de ser parte de algo.
No es extraño que tantos se mueran de tristeza
y tantos se hallen solos cuando mueren;
pues nadie se ha creído con gusto una mentira:
otro tiempo tiene otras vidas que vivir.
Octubre 1939
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NO HABRÁ TREGUA
Aunque un amable y claro cielo
sonría una vez más sobre el condado de tu estima
y regrese el color, la tormenta te ha transformado:
jamás olvidarás
la oscuridad borrando toda esperanza, el viento
profetizando tu caída.
Has de vivir con esta certidumbre.
Allá lejos, delante, fuera de ti hay otros
en ausencias opacas de las que nunca oíste hablar,
que sin duda han oído hablar de ti,
seres desconocidos en número y en género:
y a los que tú no gustas.
¿Qué diablos les hiciste?
¿Nada? Nada no es la respuesta:
terminarás pensando -¿y cómo no pensarlo?-
que algo hiciste, en efecto, que algo has hecho;
te verás deseando hacerles sonreir,
buscarás su amistad.
No habrá tregua.
Plántales cara, pues, con todo tu coraje
y todas las argucias de que seas capaz,
con la conciencia clara a este respecto:
su causa, si es que causa tienen, la han olvidado;
ellos odian tan solo por el placer de odiar.
1956
*****
BREVES
PARÁBOLA
El reloj que hay en mi muñeca
se olvidaría de que existo
si no le avisaran los días
en que no atino a darle cuerda.
***************
Hemos hecho camino desde aquel raro día
en que, sin darse cuenta, un espíritu humano
decidió separarse de los simios,
y bien lejos estamos, pero quién sabe ahora
si lejos es avance o extravío,
ni qué haremos aún en este viaje
de construcción paciente, de crimen impaciente,
según la luz del sol, la sal, la hora.
¿1964?
*************
A los veinte encontramos amigos sin esfuerzo;
pero hace falta Dios y ayuda
para encontrar alguno a los cincuenta y siete.
Agosto 1968
************
Y cada nuevo año trae nuevos problemas
de Forma y Contenido, nuevos antagonistas
con los que debatirme: si a los veinte
trataba de ofender a mis mayores,
pasados los sesenta es a los jóvenes
a quienes trato de irritar.
Mayo 1969
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CONTRA BLAKE
La Vía del Exceso
conduce, las más de las veces,
al Cenagal del Desconsuelo.
1971
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AGOSTO DE 1968
El Ogro no hace más de lo que puede,
hazañas imposibles para el Hombre;
pero un premio está lejos de su alcance:
es incapaz de dominar el Habla.
Por sobre la llanura sojuzgada,
entre los muertos y los desdichados,
ronda el Ogro con paso retumbante
echando espumarajos por la boca.
Septiembre 1968
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BREVE ODA AL CUCO
Ya nadie te imagina respondiendo preguntas vanas
–¿Viviré mucho tiempo? ¿Debo seguir soltero?
¿Subirá la ternera?- y tu grito ha dejado
de inquietar al cornudo.
Al lado de las arias de los grandes intérpretes,
como el mirlo, tu canto de dos notas es un juego de niños:
y a nuestros maleantes les siguen ofendiendo
tus hábitos caseros.
Ya pueden indignarse la Ética, la Estética o la Ciencia,
que no revocarán tu magia: maravaillas
a los ordenadores como antes al salvaje.
De ahí que, en mi diario,
donde por lo común no anoto sino eventos
sociales y, últimamente, la muerte de amistades,
me haga eco, al oírte de nuevo un años más
de un instante sagrado.
junio 1971
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NO, PLATÓN, NO
No puedo imaginarme nada
que menos me pueda gustar
que ser un Espíritu etéreo,
tan incapaz de masticar
como de establecer contacto,
o sentir el aire estival
o entender el habla y la música
o alzar los ojos más allá.
No, Dios me ha puesto exactamente
donde habría elegido estar:
pues el Hombre tiene dos sexos
en este circo sublunar
y Nombre Propio toda cosa.
No obstante, puedo figurarme
que este cuerpo con que nací,
estas glándulas endocrinas
que trajinan día tras día
sin que parezcan resentirlo
a fin de contentarme a Mí,
su Maestro, y cuidar mi forma
(bien es cierto que no doy órdenes,
no se me ocurre qué gritarles)
sueñan tal vez con otra vida
distinta de la que conocen:
y es muy posible que mi Carne
esté orando para que “Él” muera,
y Ella se torne de este modo
libre Materia irresponsable.
Mayo 1973
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EN MEMORIA DE W. B. YEATS
I
Se extinguió en lo más crudo del invierno:
los arroyos estaban congelados, los aeródromos casi desiertos,
y en las plazas la nieve desfiguraba las estatuas;
el mercurio se hundió en la boca del día moribundo.
Los instrumentos de que disponemos coinciden en decirnos
que el día de su muerte fue un día oscuro y frío.
Lejos de su dolencia
los lobos recorían los bosques de coníferas
y al río campesino seguían sin tentarle los muelles elegantes;
gracias al luto de las lenguas
la muerte del poeta no llegó a sus poemas.
Fue su última tarde como el hombre que había sido,
tarde de cuchicheos y enfermeras;
las provincias del cuerpo se le alzaron en armas,
las plazas de su mente se vaciaron,
el silencio invadió la periferia,
la corriente de su emoción sufrió un cortocircuito; se convirtió en sus admiradores.
Ahora se halla disperso en más de cien ciudades
y dejado a la suerte de querencias ajenas
a fin de hallar su dicha en otros bosques
y ser penalizado por un código de conciencia extranjero.
Las palabras de un hombre muerto
se alteran en el vientre de los vivos.
Pero, en la omnipresencia y el ruido del mañana,
Cuando en el parque de la Bolsa los agentes aúllen como bestias
y los pobres padezcan las penurias a las que están bastante acostumbrados,
y todos, en su propia celda, respiren casi persuadidos de que son libres,
un puñado de miles evocará este día
como se evoca el día en que uno hizo algo ligeramente excepcional.
Los instrumentos de que disponemos coinciden en decirnos
que el día de su muerte fue un día oscuro y frío.
II
Fuiste un necio como nosotros; tu don se sobrepuso a todo:
las parroquias de ricas hacendadas, la decadencia física,
tú mismo. Loca Irlanda te empujó a la poesía,
Ahora Irlanda preserva su clima y su locura,
Pues la poesía nada consigue; sobrevive tan sólo
en el cauce que ella misma ha creado, donde los hombres de negocios
jamás querrían demorarse, fluye hacia el sur
desde haciendas de soledad y laboriosas penas,
pueblos rudos en que tener fe y morirnos; sobrevive,
algo que ocurre, una boca.
III
Tierra, recibe a un noble huésped:
Willian Yeats reposa en tu seno.
Reposa el ánfora irlandesa
vaciada así de su poesía.
En la noche de pesadilla
ladran los perros de Occidente.
Y todas las naciones vivas
esperan, al odio obedientes.
Ya la deshonra intelectual
nos recrimina en cada rostro,
y helados tras de cada ojo
se extienden mares de piedad.
Sigue, poetas, sigue aún
hasta el sótano de la noche,
y con tu voz irreprimible
persuádenos a ser felices;
Con el cultivo de tu verso
torna en viñedo el maleficio,
haz un canto al fracaso humano
en un éxtasis de aflicción;
En los yermos del corazón
surta la fuente sanadora,
en la cárcel que son sus días
enseña al hombre a alzar su loa.
Febrero 1939
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