martes, 23 de mayo de 2017

POETAS 82. W. B. Yeats

 
 


Willians Buttler Yeats nació en Dublín en 1865 y murió en Roquebrune cap-Martin, Francia, en 1939. A los 3 años se mudó a Londres acompañando a su padre, que deseaba probar éxito como pintor. En 1873 regresó con sus hermanos y su madre al condado Irlandés de Sligo, de gran influencia en
Se podría reducir la necrológica de Gonzalo Rojas a una sola frase, que sirviera de epitafio, así, sin mayores aspavientos: bajo sus versos yace un gran poeta. Que cada uno juzgue por sus versos el tamaño de su talento. Adelanto unos pocos versos que lo muestran y que pertenecen a dos poemas que recuerdo con gratitud. El primero, “Perdí mi juventud”, lo escribió en 1939 con 22 años y está inspirado en una experiencia personal que ya ha contado en alguna entrevista.Una noche fue a ver a su moza, una muchacha que le gustaba mucho, y se encontró con que la estaban velando. De aquel golpe, salieron unos versos narrativos, probablemente escrito a los pies del suceso mismo (el poema está fechado y señalado con el nombre exacto de la calle). El poema es tan bueno que todavía muchos andamos, junto al poeta, buscando “nuestra cabeza por el mundo” El segundo es un poema más tardío. Es un homenaje a Rimbaud, pero yo lo uso como homenaje a su poesía. Lo misma impresión que el talento de Rimbaud para la poesía le provoca a Rojas, nos la produce a nosotros su propio talento. (añado también un breve texto autobiográfico en relación con la poesía y la escritura, y el poema “SERMÓN DEL ESTALLIDO”, al que hace mención.)
 
 
 
*****

PERDÍ MI JUVENTUD

Perdí mi juventud en los burdelespero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre
reventada en el baile.

Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.
Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.


Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.
Allí, bella entre todas,
reinaba para sobre las nubes
de la miseria.
A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules. A torrentes
tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.
Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.


Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudo los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
copiaban en vano tu hermosura.
Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer; y hasta d
su futura poesía y también en sus inclinaciones esotéricas, pues ya de niño se acostumbró a escuchar prolijas historias de hadas, duendes y gnomos en boca de la gente del pueblo. En 1884 comienza a estudiar pintura en la Escuela Metropolitana de Arte de Dublin y se familiariza con el mundo sobrenatural y esotérico, a la vez que comienza a escribir poesía simbolista. Con 22 años regresa a Londres y traba relación con Madame Blavatsky y su Sociedad Teosófica. Posteriormente ingresaría en la “Golden Dawn” -Orden Hermética de la Aurora Dorada- donde conocerá a Aleister Crowley. Después de varios amoríos con conocidas mujeres de ideas nacionalistas e independentistas -junto a Lady Gregory creará en 1901 el Abbey Theatre, símbolo del renacimiento teatral irlandés- se casará con la médium y estudiosa de doctrinas esotéricas Georgie Hyde-Lees, quien le va a iniciar en la escritura automática y le proporcionará la estabilidad de la que no había gozado hasta entonces. Padrino de esa boda iba a ser Ezra Pound, quien durante algunos años trabajará como su secretario y le descubrirá la literatura japonesa, algo que dejará huella en su obra teatral. Los últimos años de vida, que transcurren en compañía de Georgie recluido en una antigua torre normanda por él restaurada, son años creativos donde va a cosechar el éxito y los honores que hasta entonces no había recibido.  Funda su propia orden esotérica de ritual céltico, la “stella matutina” y escribe, al dictado de la escritura automática de su mujer -que dice relacionarse con seres extradimensionales-, una obra esotérica titulada “Visión”. En 1922 se convierte en uno de los primeros senadores de la recién independizada Irlanda y un año después le es concedido el premio nobel de literatura. A juicio de Seamus Heanney, el ocultismo va a tener una gran influencia formativa en el proyecto poético de Yeats. En su retiro de la torre normanda de Thoor Ballylee, y apoyado en las dotes mediúmnicas de su mujer, va a lograr conjuntar sus viejas aspiraciones de mago y poeta. “Por primera vez unía su yo biográfico a la figura tradicional del poeta vidente; lo que hablaba en los poemas no era tanto la voz de un yo privado como la voz del bardo.” Heanney piensa que Yeats logró al fin alcanzar su viejo sueño de experimentar lo que llamó “la gran obra del intelecto espiritual”, pero su fuerza es plasmada mediante medios meramente poéticos. “El don esencia de Yeats es su habilidad para erigir un templo en el oído, para crear un espacio abovedado en el lenguaje mediante la firmeza, precisión y solidez de su forma estrófica”. Pero también radica su fuerza en su capacidad para animarnos a “vivir una vida más resuelta y abundante, cualesquiera que sean las circunstancias”.
 
 
PARA SER GRABADOS EN UNA PIEDRA EN THOOR BALLYLEE

Yo, William Yeats, poeta,
con tablas de molino viejas,
pizarra verdemar y forjados de Gort,
restauré esta torre para mi mujer, George;
que estos caracteres subsistan
cuando todo vuelva a ser ruina.


*****


LA ROSA DEL MUNDO

¿Quien soñó una belleza que pasa como un sueño?
Por estos labios rojos, tan tristes y tan dignos
-tristes porque no ocurre ningún prodigio nuevo-,
pasó a la historia Troya, con un fúnebre brillo,
y los hijos de Usna fallecieron.

De paso estamos, como el mundo que se afana:
entre almas humanas, que vacilan y ceden
como en sus invernales cursos las blancas aguas,
bajo estrellas fugaces, bajo espuma celeste,
sigue viva esta cara solitaria.

Inclinaos en vuestra morada oscura, arcángeles:
antes de palpitar un corazón cualquiera,
junto a Su trono estaba ya, cansada y amable;
hizo Él con el mundo un sendero de hierba
por donde sus errantes pies pasasen.


*****


CUANDO SEAS VIEJA

Cuando seas vieja y canosa seas y, junto al fuego,
a vencerte comience el sueño, acaso cojas
este libro y lenta leas, y con tus tiernos
ojos de antaño sueñes, y con sus hondas sombras;

cuántos tributarían a tu instante de dicha,
tu gracia y tu belleza, un amor veleidoso;
pero un hombre amó tu alma peregrina
y amó las aflicciones de tu cambiante rostro;

e, inclinada al lado de las brasas, acaso
murmures, algo triste, que Amor dio media vuelta,
se fue huyendo y anduvo por los picos más altos,
y su cara escondió entre un sinfín de estrellas.


 *****


EL LAMENTO DEL VIEJO JUBILADO

Aunque yo de la lluvia me resguarde
bajo un árbol tronchado,
estaba a un paso del fuego mi silla
cuando alguien a mi lado
hablaba de política o de amor,
y el Tiempo no me había transfigurado.

Aunque de nuevo hagan picas los mozos
porque andan conspirando,
y se llenen de ira unos granujas
locos contra el tirano
todas mis consideraciones son
sobre el Tiempo que me ha transfigurado.

Ni una sola mujer vuelve la cara
para mirar a un árbol
tronchado, y sin embargo las bellezas
que amé no he olvidado;
a la cara le escupo al Tiempo yo,
al Tiempo que me ha transfigurado.


*****


OYE EL AULLIDO DE LA JUNCIA

Sin rumbo fijo ando por la margen
de este lago desolado en que aúlla
el viento por la juncia.
Mientras el eje no se raje,
y sigan sus estrellas dando vueltas,
y en las profundidades no se pierdan
los pendones de oriente y Occidente
y aguante el ceñidor de luz del cielo,
jamás se acostará a dormir tu pecho
junto al pecho de quien a ti te quiere.



*****


DESEA ÉL LOS PAÑOS DEL CIELO

Si del cielo tuviera yo los bordados paños,
bordados de dorada y plateada luz,
los azules, los mates y los oscuros paños
de la noche y del día y de la media luz,
si los tuviera yo, los pondría a tus pies:
pero, como soy pobre, solo tengo mis sueños;
y tan solo mis sueños he puesto yo a tus pies;
pisa con tiento entonces, porque pisas mis sueños.


*****


PIENSA ÉL EN SU PASADA GRANDEZA CUANDO FORMABA PARTE DE LAS CONSTELACIONES DEL CIELO

Del País de los Jóvenes he bebido cerveza
y, como lo sé todo, ahora debo llorar:
un avellano he sido, y no recuerdo época
en que la Osa Mayor y la Estrella Polar

entre mis altas hojas no estuvieran colgadas:
me convertí en un junco que aplastaban caballos:
me convertí en un hombre que al viento detestaba,
por conocer a quien, solo, del todo aislado,

no podrá los cabellos de su amada besar,
ni tampoco en su seno yacer, hasta morir.
Oh pájaro del aire, oh salvaje animal,
¿tus reclamos de amor tengo yo que sufrir?


*****


LA LOCURA DE SER CONSOLADO

Siempre amable, ayer me dijo alguien:
“Ya le encanece el cabello a tu amada,
y envuelven leves ojeras sus ojos;
paciencia es todo lo que te hace falta,
pues, si imposible te parece ahora
sabiduría el tiempo trae”.
                                                “No”, clama el corazón, “ningún consuelo quiero,
que su belleza el tiempo recrearla
solo podría por su gran nobleza,
las llamas que con ella brillan, claras
como nunca arden cuando brillan ellas,
Cuando el fiero verano su mirada
entero contenía, ella no era
de esta manera.” Ah corazón, para
ver la locura de ser consolado,
con que ella vuelva la cabeza basta.


*****


CON EL TIEMPO LLEGA LA SABIDURÍA

Serán muchas las hojas, raíz hay una sola;
pasé todos mis días de juventud mendaz
al sol balanceando mis flores y mis hojas;
ahora la verdad me puede marchitar.


*****


LOS CISNES SALVAJES DE COOLE

Los árboles se visten de otoñal belleza,
los senderos del bosque están ya secos,
en el ocaso de octubre el agua
en paz refleja el cielo;
hay sobre el agua que las piedras ciñe
cincuenta y nueve cisnes.

Ya diecinueve otoños encima me han caído
desde que los conté por vez primera;
sin acabar, los vi de pronto alzarse
y, dando amplias vueltas
irregulares, irse en desbandada,
entre un clamor de alas.

He contemplado esas deslumbrantes criaturas
y ahora el corazón me pesa. Ha cambiado
todo desde que yo en esta orilla,
oyendo en el ocaso
su alada esquila sobre mi cabeza,
más ligero anduviera.

Incansables aún, amante junto amante,
baten los acogedores y fríos
riachuelos, o el vuelo alzan: su corazón
no ha envejecido;
conquista o pasión, dondequiera que vayan,
aún les acompaña.

Pero ahora sin rumbo surcan el agua en calma,
hermosos, de misterio rodeados;
¿entre que juncos querrán hacer nido,
junto a qué estanque o lago
prendarán otros ojos cuando abra yo los míos
y vea que se han ido?


*****


UN AVIADOR IRLANDÉS PREVÉ SU MUERTE

Yo sé que mi destino está ya escrito
allá, entre las nubes, en lo alto;
a quienes yo protejo en nada estimo,
odio no guardo a quienes combato.
Mi país es el Cruce de Kiltartan,
y en Kiltarttan son pobres mis paisanos,
ningún cambio podrá arrancarles nada,
no los harás más felices que antaño.
Ni le ley ni el deber me hizo luchar,
ni hombres públicos ni multitudes,
un solitario y placentero afán
me empujó a este tumulto entre las nubes.
En el recuerdo todo, equilibrado,
con el futuro no gasto saliva,
bastante gasté ya con el pasado:
esta vida, esta muerte equilibra.


*****


UNA CLAVÍCULA DE LIEBRE

Quisiera yo alzar velas en el mar,
en el que muchos reyes navegaron
y muchas hijas de rey, y arribar
a donde hay bellos árboles y prados,
a donde suenan las gaitas, y bailan,
y descubrir que lo mejor de todo
es de amores cambiar mientras se baila
y por un beso un beso dar tan solo.

Encontraría en la orilla del mar
un clavícula de liebre, fina
por el desgaste del batir del mar,
y la taladraría, y miraría
el viejo mundo amargo en que se casan
en iglesias, y, junto a un mar tranquilo,
me reiría de quien allí se casa,
a través de ese hueso blanco y fino.


*****


EL ELOGIO DE ELLA

Pienso ante todo en ella si oigo algún elogio.
La casa he recorrido, toda, de arriba abajo,
como hace un hombre cuando publica un nuevo libro,
o una joven a punto de estrenar un vestido,
y, aunque cambiar de tema siempre he procurado,
para que el principal fuese elogiarla a ella,
una mujer hablaba de un nuevo relato,
y un hombre parecía confuso, ensimismado,
como si otro nombre en la mente tuviera.
Pienso ante todo en ella si oigo algún elogio.
No hablaré más de libros ni de la larga guerra;

andaré por el seco espino hasta encontrar
un mendigo al abrigo del viento, y hablar
intentaré allí hasta que surja el nombre ella;
y él lo conocerá si va muy andrajoso,
y se alegrará, porque aunque antes la elogiase
el joven, y la culpa el viejo le imputase,
entre los pobres todos le hacían el elogio.


*****


SUEÑOS ROTOS

Tienes canas en el cabello.
Los jóvenes no aguantan ya el aliento de pronto
cuando pasas tú por su lado;
pero un vejete alguna bendición
acaso balbucee porque tu oración
en el lecho de muerte le ayudó a recobrarse.
Por ti tan solo -que del corazón
has conocido todo el dolor y has causado
todo el dolor a otros, desde que ya mostraste
de niña tu agobiante belleza-, por ti solo
acalla la campana de su condenación
el cielo, por lo mucho que aumentas su sosiego
con solo entrar en una habitación.

Solo puede dejarnos tu belleza
vagos recuerdos, recuerdos y nada
más. Algún joven, cuando los ancianos acaben
de hablar, le dirá a uno “Hábleme de esa dama
a la que con pasión cantó un tenaz poeta
cuando la edad podía helarle ya la sangre”.

Vagos recuerdos, recuerdos y nada
más, pero se renueva todo en la tumba, todo.
La certidumbre de ver a esa dama
andando, de pie o apoyada,
cual mujer en ciernes, tan bella,
con el fervor de mis jóvenes ojos,
me ha hecho balbucear como un tonto.

Eres tú más bonita que cualquiera,
y, con todo, tenía un defecto tu cuerpo:
no eran bonitas tus menudas manos,
y correrás y remarás, me temo
sumergiéndolas hasta la muñeca en el lago
misterioso, colmado siempre hasta rebosar,
donde quienes obedecieron

 la ley sagrada reman y son perfectos. Deja
intactas esas manos que he besado
por mor de nuestra antigua amistad.

Medianoche: ya muere la última campanada.
Todo el día en la misma silla, de sueño en sueño
y de rima en rima he vagado,
divagando con una imagen de aire: nada
más que recuerdos, que vagos recuerdos.


*****


NAVEGANDO HACIA BIZANCIO

I

No es ese un país para ancianos. Los jóvenes
entre sí abrazados, el canto de los pájaros
en los árboles -agónicas generaciones-,
la caballa en los mares, el salmón en los saltos,
todo el verano, ave, carne o pez reconoce
todo lo que se engendra, nace y muere. Prendado
de esa sensual música, ninguno tiene en cuenta
monumentos de imperecedera inteligencia.


II

Un viejo no es más que una vulgar piltrafa,
un abrigo harapiento sobre un palo, a menos
que dé palmas y cada vez con más fuerza el alma
cante por cada harapo de su mortal atuendo;
no hay escuela de canto: sirve allí de enseñanza
la magnificencia propia de los monumentos;
y por lo tanto yo los mares he surcado
hasta llegar a la santa ciudad de Bizancio.


III

Oh sabios que en el fuego sagrado y eterno
como en el áureo mosaico de un muro, os alzáis,
salid ya del sagrado fuego y sed los maestros
cantores de mi alma: girad en espiral.
Mi corazón entero consumid, que está enfermo
de tanto desear y, atado a un animal
que agoniza, no sabe ya ni qué es; dejad
que me acoja al artificio de la eternidad.


IV

Fuera ya de la naturaleza, mi corpórea
forma nunca tomaré de algo natural;
será una forma como de orfebre griego, obra
hecha de pan de oro y de oro de esmaltar,
pan a un emperador sacudir la modorra;
o, en una rama dorada posado, cantar

para los señores y las damas de Bizancio
lo que pasará, está pasando o es pasado.


*****


LEDA Y EL CISNE

De pronto un golpe: Aún baten las grandes alas
en la aturdida joven, sus muslos acarician
las oscuras membranas, su nuca el pico atrapa,
su inerme pecho contra el pecho él obliga.

¿Cómo podrá, aterrada, librar los flojos muslos
de las gloriosas plumas, con dedos imprecisos?
¿Y cómo no va el cuerpo, en el blanco tumulto
acostado, a sentir tan extraños latidos?

Un estremecimiento en la entraña allí engendra
el muro destrozado: torre y tejado arden,
y muere Agamenón.
Siendo así dominada,
por la sangre salvaje de aquel aire tan presa,
¿relacionó el saber con el poder del ave
antes de que impasible el pico la soltara?
                                                                           1923


*****


EL EPITAFIO DE SWIFT

Navega Swift hacia el descanso eterno;
allí la furibunda indignación jamás podrá ya lacerar su pecho.
Imítalo, si tienes tú valor,
viajero por el mundo obnubilado;
sirvió a la libertad del ser humano.


*****


LA DISYUNTIVA

El intelecto humano está en la disyuntiva:
o la vida perfecta, o la perfecta obra.
Si elige la segunda a rehusar se obliga
una mansión divina mientras rabia en la sombra.

¿Y qué sucede cuando ese cuento termina?
Se tenga suerte o no, deja huella el afán:
vieja perplejidad, la cartera vacía,
o vanidad del día, el nocturno pesar.


*****


MOHINI CHATTERJEE

Pregunté sí debía orar,
pero dijo el brahmán: “Por nada
ores. Cuando vaya a cerrar
la noche, repite en la cama:
“Alguna vez yo rey he sido
y esclavo he sido alguna otra;
sinvergüenza, bufón o pillo
Lo mismo da, no existe cosa
que no haya sido alguna vez,
y, aun así, en mi pecho pudieron
cabezas sin cuento yacer”.

Para calmar los turbulentos
días de un joven, esto dijo
Mohini Chatterjee, o algo
que sería muy parecido.
Añadiré yo un comentario:
“Aún los antiguos amantes
gozarán todo lo que el tiempo
les negó; van amontonándose
tumbas para que satisfechos
estén; marchan las viejas tropas
sobre una tierra que ennegrece,
los nacimientos se amontonan
para que un cañoneo atruene
y con el tiempo al fin acabe,
y el nacer y el morir se toquen,
o, según grandes sabios, bailen
con inmortales pies los hombres”

                                                           1928




JANE LA LOCA HABLA CON EL OBISPO

Al obispo encontré en la calle
y mucho él y yo nos dijimos.
“Pronto se secarán tus venas
tu pecho está plano y caído;
vive en una mansión divina,
en vez de en un sucio chamizo.”

Grité: “Afines son bello y sucio;
no hay belleza sin suciedad.
Y aun sin mis amigos, ni tumba
ni cama negó tal verdad,
que aprendió el corazón altivo
y el cuerpo en toda su humildad”.

“Dura y altiva una mujer
será si amar es su deseo,
pero alza el amor su mansión
en el lugar del excremento;
que lo que no fue desgarrado,
no puede estar solo o entero.”


*****


TRAS UN LARGO SILENCIO

Palabras tras un largo silencio; es buena idea,
muertos o separados todos nuestros amantes,
ahora que su inquietante luz la tulipa vela
y ocultan las cortinas una noche inquietante,
que, habiendo hablado mucho, hablemos todavía
del tema principal de la Canción y el Arte:
sabiduría trae la decrepitud física;
jóvenes, nos amábamos y éramos ignorantes.


*****


LOCOS COMO LA BRUMA Y LA NIEVE

 Echa el cerrojo, atranca ya el postigo,
porque esta noche el viento en contra viene:
tenemos puestos los cinco sentidos,
y es que a mí me parece
que fuera de nosotros todo está
tan loco como la bruma y la nieve.

Allí se encuentra Horacio junto a Homero,
Platón debajo de los dos se yergue
y abierto se halla aquí el libro de Tulio.
¿Cuántos años habran pasado desde
que tú y yo fuimos jóvenes incultos,
tan locos como la bruma y la nieve?

Preguntas, buen amigo, a qué suspiro,
qué me hace a tal extremo estremecerme:
me estremezco y suspiro de pensar
que hasta Homero, con todos sus saberes,
y Cicerón estaban
tan locos como la bruma y la nieve



*****


LAS CUATRO EDADES DEL HOMBRE

Libró él con el cuerpo una batalla,
fue el vencedor el cuerpo; recto anda.

Fue con el corazón luego a luchar
así se alejan inocencia y paz.

Con la mente luchó a continuación;
atrás dejó su altivo corazón.

sus guerras contra Dios comienza ahora;
dios cantará a medianoche victoria.


*****


EL GRAN DÍA

!Hurra por la revolución y por los nuevos cañonazos!
A pie un mendigo es azotado por otro mendigo a caballo.
!Hurra por la revolución y porque vuelven los cañones!
Cambian de sitio los mendigos, pero no cesan los azotes.


*****


POLÍTICA

En nuestra época el destino de hombre presenta su significado en términos políticos. Thomas Mann

¿Cómo voy a atender yo
a la situación política
rusa, española o romana,
si está delante esa chica?
Pero sabe de qué habla
este hombre tan viajado;
y ese de allí, que es político,
ha leído y ha pensado,
y acertarán al hablar
de la guerra y sus alarmas,
pero qué daría yo
por ser joven y abrazarla.

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