El 31 de octubre de 1910 Lev Tolstoi se fuga de su propia casa. Tiene 82 años, grandes propiedades, un titulo nobiliario, una larga prole y toda su obra literaria consumada. En ese momento es uno de los hombres más célebres del mundo. Gandhi le pide consejos por carta, Máximo Gorki le visita asiduamente, Thomas Edinson le envía emisarios para que lo fotografíen y le graben su voz, el ubicuo Rilke ha ido a rendirle sus respeto y continuamente acuden a su casa periodistas de todo el mundo para entrevistarlo. Es la única persona que se atreve a dirigirle al zar cartas desde los periodicos para quejarse por sus actos despóticos y pedir justicia. Lenín acaba de publicar “Lev Tolstoi, espejo de la revolución rusa” y algunos esperan que lidere el movimiento que está empezando a agitar la sociedad rusa. El santo sínodo lo ha excomulgado por sus manifestaciones religiosas, pero el pueblo lo venera como un líder espiritual. Meses antes, en su último viaje a Moscú, miles de personas acuden a des...
Bitácora de Poesía y Pensamiento