martes, 5 de septiembre de 2017

POETAS 116. John Ashbery I (Un país mundano)

 
 


A la espera de próximas entregas de su poesía y de una reseña biográfica, de John Ashbery baste saber por ahora que falleció hace dos días en Nueva York, lugar en el que había nacido hace 90 años, que estaba considerado como el mejor poeta vivo estadounidense, cuya fama comenzó a cimentar con la obra que le encumbró en 1975, Autorretrato en espejo convexo, que su  prolífica obra, con más de 20 libros de poemas, puede estar justificada por aquello que comentó en una entrevista: "la misión del poeta es escribir poesía y hay que seguir al pie del cañón", y que cierta deriva surrealista que se aprecia en sus poemas puede ser achacable a su manera improvisada de ir componiendo sobre la marcha y de írsele revelando  el poema conforme se va escribiendo. Tal vez por eso, por su forma improvisada de acercarse a la poesía, como queriendo dejarse sorprender, repetía a menudo, para definir su arte, la frase de John Cage: "no tengo nada que decir y lo estoy diciendo, y eso es poesía." Se deja aquí una selección de uno de sus últimos libros, de 2007, Un país mundano. La traducción se le debe a Daniel Aguirre.
 
 
LETANÍAS
I
También son importantes los objetos.
Parte del tiempo lo son.
Pueden fruncir el ceño,
Hasta ofrecer perdón o algo por el estilo.
 
Me preguntas qué hago aquí.
¿Esperas que de verdad lea esto?
Si así es, tengo una sorpresa para ti:
Se lo voy a leer a todos.
 

2
La primavera es la más importante de las estaciones.
Está aquí aun cuando no lo está.
Todas las otras le sirven de excusa.
Primavera, ociosa primavera,
Burda excusa para el verano…
¿No te dijeron dónde te extraviaron,
En qué avenida, hendidura de la ciudad,
Veloz y más veloz como el aliento?
 
3
Es importante que a uno lo tiendan
De una forma hecha por el hombre. Otros intentarán
Ofrecerte algo: bajo ningún concepto
Aceptes. Reflejado en la ventana
De la farmacia sabes qué distancia has recorrido.
 
Que otros te caten.
Felices sueños;
El viento está allí.
Entra. Estábamos esperándote.
 
 
EL ÉXTASIS
Entramos y salimos ociosamente del vestíbulo
De una gran casa en la historia.
Había poco que ver al principio;
Luego, cuando se nos acostumbró la vista a la oscuridad,
Logramos distinguir en un puente figuras
Que nos hacían señas, como queriendo que nos acercáramos.
 
Decidimos no hacerlo.
A ti aquel lugar te daba miedo.
A mí me parecía relajante, tonificante incluso.
Olía un poco a esa clase de almizcle
Que es menos que un aviso y más que una confirmación.
Los muebles estaban todos cortados por el mismo patrón,
Desdichadamente; el aire se acercaba.
Era mi respiración como solía fingirla.
 
Al bajar por la cuesta al día siguiente
No había nada en los brillantes y horribles anales
Que nos dejaste ver
Solo hasta el margen, y nada más.
Quiero irme ya.
He viajado por este país
Más de lo que debería viajar o ha viajado nadie.
Es natural desear un poco de dulzura
Junto con el hambre, no guardar nada
Para el crudo invierno, cuando se desanudan amistades
Como esos pañuelos que se tiñen atados, y es la veleta un compañero,
Solo que no la puedes ver cuando apunta hacia atrás.
 
Nos marchamos temprano para ir a la recepción,
Aunque vahídos y sorbetes no parecían ya viables,
Y había un impuesto oculto en todo esto.
Aun así nos quedamos, más y más tiempo. Llegó el baile a su fin;
Por la mañana hizo calor, y punto. Salí con algún pretexto
Y me quedé veinte años.
Cuando volví me preguntaste si me había olvidado algo,
Y respondí que no, solo la leche. Lo cual era verdad.
 
 
LA ROCA DE INCHCAPE
Apuntala el “significado”,
Saca la basura, el perro a pasear,
Ráscate las viejas pelotas, pide perdón por tres cosas
Antes del viernes: oh, callado noúmeno
De mi alma, esto es lo que hay, ¿cierto?
Has perdido la llave y la respuesta está dentro,
A saber dónde, y ¿dónde vas a respirar?
Cerrada está la caja que te conocía a ti
Y a todos tus amigos,
Voces que podían haber hablado en tu nombre…
 
A ver, ¿qué querías que hiciera con ellas?
Basta medio documento para este
Clima, enloquecido tiempo, excrecencia, más.
Pasan rumores por el tamiz de una desnuda apología.
Los pies están aquí.
 
 
UN PAÍS MUNDANO
No la lisura, no los insensatos relojes de la plaza,
El olor del estiércol en el parterre municipal,
No los tejidos, la adusta burla del pajarito Piolín,
No las tropas frescas que necesitaban refrescarse. Si
Pasó en tiempo real, estuvo bien, y también estuvo
bien si fue en tiempo de novela. Desde palacios y tugurios
el gran desfile inundó avenidas y pistas
y los campos de nabos se convirtieron en otra autopista.
Los caramelos de chocolate sobrantes fueron tirados a los pollos
Y los gansos, que graznaron como auténticos demonios.
No hubo paz en el cuarto de baño, ni en el armario de la porcelana
Ni en los bancos, a donde nadie vino a ingresar nada.
En resumen, aquella extensa tarde fue un infierno.
Al atardecer ya estaba todo de nuevo en calma. Colgaba del cielo
Una luna creciente como un loro en su percha.
Al irse algún invitado sonreía y exclamaba: “!Nos vemos en la iglesia!”
Porque la noche, como de costumbre, sabía lo que se hacía,
Al brindar sueño para contrarrestar el gran despegamiento que el día
De mañana sin duda traería de nuevo.
Mientras miraba los mudos escombros, me tuvo perplejo
Una cosa: ¿qué había ocurrido? ¿Y por qué?
Estábamos un día de rebeldía hasta el cuello
Cuando de pronto la paz había sometido a las filas del infierno.
Pasa tan a manudo que el momento en que damos media vuelta no tarda
En convertirse en el banco de arena donde nuestro penoso esquife encalla.
Y así como están las olas ancladas al fondo del mar
Debemos alcanzar los bajíos antes de que de un tajo nos deje Dios en libertad.
 
 
MATRICARIA
Todo pasó hace mucho…
Un legamoso, lechoso precipitado
De ciertos años que llegaban entonces a su fin,
Como una alteración del drenaje pluvial. La violencia vial se desbordaba;
Todo era incierto en la Vía Negativa
Excepto la certeza del retorno, el retorno
A lo aproximado.
 
Mañana y noche sonaba una bocina,
Convocando a los fieles a rezar, a los infieles al placer.
En esa indecorosa calleja exhalé por primera vez
Una broma sobre tus divertidos labios cubiertos de miga:
¿y si ignoramos todos todo lo que nos ha pasado,
La canción que comienza a medianoche,
Y luego el sueño, de lechuga de campo y musgo
Cerca de donde el Aquerón solía correr?
 
Pero solo soy yo, ahora, he venido porque llorabas y tenía que hacerlo.
Una corteza trenzada amortigua la aldaba, pero el timbre
Penetra hondo en el cerebro de uno que vivía allí.
Oh nubes salobres, y peligrosas,
La luna es inequívoca.
 
PROBLEMA DE IMAGEN
Algún que otro juerguista sin rumbo, nada raro
Para esta época del año, temporada de zinias, y con todo uno nota
El golpeteo en las paredes a intervalos más frecuentes.
Los enemigos actuales de uno se agitan en el viento de la tarde
Y, atípicamente, evitan el cuarto de estar. Una vez que los grandes nombres
Han pastado en la estepa y continuado el viaje, un silencio público
Vuelve. Que sea el último capítulo del volumen uno.
 
Creen algunos expertos que volvemos dos veces a lo que nos intrigaba o
Asustaba, que quedarse más tiempo es invitar al huevo
Del engaño a que regrese al nido. Otros en cambio aseveran
Que estamos metidos en esto por lo que podemos sacar, que está mal
No jugar incluso cuando lo que nos va en ello es espectacularmente aburrido,
Como lo es sin duda hoy. La solución podría ser, por tanto,
Restringir la zona de reacción a un pinchazo
Y  pasar por alto lo que ocurría antes, incluso cuando lo llamábamos vida,
Sabiendo que no cabía esperar que nos sirviera de consuelo
O incluso de referencia, ya que la idea era reducir pérdidas
Si estaba uno a punto de ganar. Cierto, su estudio de mercado les indicaba
Lo contrario, y nosotros pasamos  a ser un factor de cualquier
Toma de beneficios que pueda estar gravando el horizonte ahora,
Conforme se avecina la tarde. Podríamos pasar por alto las señales de aviso,
Pero ¿deberíamos? ¿Deberíamos todos? Quizá deberíamos.
 
 
 
 
 
UN SOMBRERO PERFECTO
Se me olvida lo que preferiría estar haciendo
Floral y verbal, me encuentro en medio
De lo que preferiría estar haciendo: tirarme de un acantilado,
Enardecer subordinados. Es que hay tantísimas cosas
Que uno preferiría que le pillaran haciendo, como medir el árbol,
Cuya súbita sombra es amenaza para nosotros y el azulejo de montaña. 
 
Oh, cantaba el molino a tantas cosas, pero su rueda
Estaba siempre rodando, te dieras cuenta o no.
La rueda que aún es hoy, solo que mucho más grande.
 
Nos advirtió que nos fuéramos, pero dormimos
Justo lo que duró la idea que ahora nunca nos abandona.
 
 
UN RELATO TORNASOL
Los escribas cayeron en el asombro.
Este no era el archivo jerárquico para el cual
Habían escriturado el acceso. Era algo
Mucho más asombroso: un guijarro opaco en la hierba.
 
Casi siempre estoy mirando
A ver si doy con temas que desglosar para adelantar mi investigación
Sobre atrasados climas de alienación y majestad a mediodía.
Uno, algo más adelante que aquí,
Tiene hoy un eco de inusitada sinceridad:
Mi propia valoración de la desaliñada
Franqueza donde todos habitamos
En un momento u otro. Retrocediendo ante el sol tribal
Para habitar un reparo propio indudablemente intacto.
 
 
EL TEOREMA BINOMIAL
Trágico, en estos tiempos de cultura, hallarse dividido
Por un déficit que ya está desgarrado en dos.
Los abstemios no piensan así: se mantienen
A distancia en vagos rituales cuyo auténtico propósito
Termina tapado por nuevas tendencias en paisajismo apasionado.
 
¿mejoramos así?, te pregunto. Timbres de metro,
Peregrinos fantasmas que circulan con fluidez por puertas giratorias…
Todo cambio tranquiliza a las clases charlatanas.
Pueden llevarse lo que quieran mientras no haya
Prácticamente nadie que se interese en ello. En la
 
Oscura inundación volvemos a nuestros cabales. ¿Qué hora es?
¿O era? ¿Dirías que esas cifras son exactas?
¿Te publicó un sueño cundo diste vueltas dormido
Hasta acudir a ese otro cómplice, que esperó tanto
Que vació de vida toda su circunstancia?
 
Imagina que puedes disponer de este tiempo de un modo que resulte
Fácil, que un médico te extendió una receta
Para el gozo salvaje y dicen que te la despachan
Si esperas un momento. ¿Qué te asalta la cabeza?
¿Das media vuelta y sales de la farmacia, absorto
En el autobús que para en la esquina de la calle Veintitrés
Y después de una eternidad, da un silbido y se detiene,
Justo cuando la luz roja se pone verde?
Estás sin aliento y atontado de tanto correr.
De pie junto a la puerta alguien está haciendo una encuesta
 
A usuarios de medios de transporte. Hay tiempo para redactar un estricto
Protocolo que abarque desde el club de fans hasta el mar. ¡Escucha!
Es inalcanzable. El modo de volver a casa fue discutir sobre si
Los reembolsos serían en metálico o a cambio de futuras compras.
Es el único modo, dijiste. Acabaremos queriendo estas de todos modos.
 
 
UNA MESITA EN LA CALLE
¡Cada vez menos presentable, Señor!
Las andanadas baratas que nos lanzaste ayer
Hoy están otra vez en vigor, recitando con precisión
Cualquier saber que haya impreso al dorso
Del envoltorio. Que nadie saque fuerza de eso.
 
Nuestro clima vuelve la cara hacia las alturas
De nuevo. Esto habría sido una impactante
Aventura del alma en el antiguo calendario.
Ahora es solo una efusividad fortuita:
Petardos y quizás andanadas en calles adyacentes.
Bueno, que manden el coche
Mientras nos tambaleamos hacia esta extraña cosa: una anomalía.
 
No te pienses que el viento te está haciendo un favor
Por negarse a amainar. Es tu camisa o la suya,
Aunque los dos sois libres
De arrastraros solo cuando parezca apropiado
Hacerlo. Lo único, no recurras a las viejas excusas; o sea,
La acción como excusa para la inacción. Ya no somos niños.
¿Por qué no dar a la vida real una oportunidad?
                                                                                      Yo estuve aquí
Y no hice nada al respecto. Por tanto estoy condenado
Al castigo de los justos: largos, desmadejados desfiles
Por rutas de servicio. ¿Hay un tiempo perfecto para eso?
 
 
EL GALLARDO NECESARIO
No ha durado mucho el sombrero. Tampoco, pensándolo
Bien, los pantalones. La camisa y la gorra están hechas una pena.
En cuanto a los calzones…
                                                Así iba la cosa. El tiempo corría
Cuesta abajo mientras la ropa no daba más de sí. Nadie
Quería llevarla más, lo que era
Comprensible, dado que la ropa es una empresa en marcha
Para muchos. Remendaba con géneros alegres, servirá
En otro tiempo, atada igual que un chal a
Una chistera.
                        Adiós pesadillas, simulacros.
Todo el tiempo está creciendo algo. Como la sopa para el cocido,
Así es el mar para las bullentes simas que apuntalan el “significado”.
No hay que pasarse de amable. Pero no esperes las gracias.
 
 
LA SOLEDAD
“Completamente decidido”, escribe uno una carta
A la calle, en el habla popular, esperando que un amigo
La encuentre, se la guarde y la analice.
Todo esto el futuro
Está dispuesto a concederlo, con condiciones:
Podrías diseñar algo en casa.
La tranquilidad de ánimo de otro no es asunto tuyo
Hasta el día en que el tiro sale por la culata,
Y las consecuencias te desbordan, y te dejan salobre,
Sin poner a prueba.
Bien, probaré de nuevo:
Tranquilamente esta vez.  Claro, a todos nos gusta la luz
Que lame la puerta del varadero, vertiendo
Azúcar sobre las piedras. Es como si un mensaje
Quedara por cosechar, un papeleo de ti para mí.
 
Y nos dábamos por perdidos.
¿Cuántas veces no nos habremos rendido, desesperados,
Solo para que el tiempo nos recuerde
Lo firme de su compromiso
Con nuestro bienestar o la falta del mismo?
 
 
PAVANE POUR HELEN TWELVETREES
 
I
Las tareas ásperas fueron una especialidad.
Luego, el suicidio a los cincuenta.
 
No una callejuela que no reflejara
Mezquindad y, en cierto modo, franqueza.
 
Que te estrujara Phillips Holmes, guapo y torpe,
En un carruaje abierto, en La Habana:
“Día de San Patricio… ¿no es como pa’ sentirte genial?”
 
Hubo caseras exaltadas a las que hacer frente
Y los borrachos de costumbre. Por lo demás,
El tiempo pasa, asegurando vulnerabilidad.
 
Como decía, nunca superas
Algunos de estos palos; para eso están.
Por lo demás, siempre puedes vivir en la discreción
O, simplemente, en el puro berreo.
 
Ya vuelven los clientes. Pronto, la taza con bigotera.
 
 
II
A nuestro alrededor, mareas, provocación
De cielo y agua abstraídos.
Elogia panzas, las azaleas. Sí, elógialas
También a ellas, ya que estamos, todo
Merece un mínimo de elogio, excepto quienes
No lo captan. Hay más, en una continuación
Que Dios escribirá a la larga.
Pasa las páginas de un enorme
Tomo en octavo, apoya el índice
En la barbilla. Mmm, ese habría podido salirme
De otra forma, si hubiera prestado atención.
Modernicemos la prueba de reparto
En el cielo, a ver qué talento florece. De ese modo
Habrá algo de lo que hablar en el próximo milenio.
Las aves oyen y caen en la hierba.
Las luciérnagas se comunican de manera irregular, pero exacta.
Todo el proyecto es sencillo.
Los juncos tienen buen aspecto.
Por esto tejiste tu pequeña red,
Encanto, y en cierto modo has tenido tu recompensa. Está escrito
 
Que solo quienes tienen menos posibilidades aguantan.
Mañana habrá fuegos artificiales, y luego
Vuelta a la cadena de vivir y morir,
Lo grato y lo cerril. La proyección de fondo por la cual
El paisaje se impone al tedio, a la sentada en el porche.
 
Esta noche tenemos tensión y unidad,
Arcanas, excitantes. Olvidadas aspirantes a estrella
Y nobleza menor suelen aparecer en ella.
 
Y así él, que dijo que no fueras,
Sigue balbuceando ahí,
Más mullido que un sueño en el escenario del parque
Donde estábamos acostumbrados a vivir.
 
 
¿ERES COSQUILLOSO?
De nuevo nos marchamos por voluntad propia
A llanuras de falso estampado, tiras de mapas que se suceden,
Como olas en la playa, cada una inimaginable
Y con probabilidades de seguir siéndolo.
 
Pero de vez en cuando van y, ya sabes, se confunden,
Y cambian sus votos o las reglas de campo
Que a todos nos sustentas. Qué alegría, pues, reflexionar sobre el pasado
Y lo que nos trajo. Bajar libros de piedra
 
Del estante. Está bien, en realidad,
Dejar que el presente pase sin comentario
Por lo que dice acerca del futuro.
No hubo nada carnal en el modo de volverse presagios los augurios.
 
La realidad: mis apetitos son todos amistosos. Yo sencillamente
No quiero vivir conforme a la trasgresión del primer tipo que pase
Mientras descargo unas cuantas quejas,
Si no hay inconveniente. El flujo envolvente que intuimos
Como tiempo tiene otros derechos sobre nuestra inventiva.
Mucha cifra de precio al consumo hay en él. El horóscopo diario de uno
Tiene cáscara de huevo, en berenjena y, así porque sí,
En negro. Basta ya de palabras. No hay trato. El resto es silencio.
 
 
CANCIÓN A CORO
Miras en ropa de calle. ¿Por qué no
Aceptar el modo fácil, el mismo
Que se ofrece? ¿El amable mismo?
Porque no es lo bastante fácil o amable.
Tiene que ser difícil
Si hasta aquí nos ha traído.
 
En cualquier momento
Lograremos construir graneros,
Pintar, cerrar los candados, prescindir de toda cosa
Funesta. De ese modo, pensamos, aguantará
Por nosotros, un rato. Aparte
De eso, dormimos, cabeceamos
Igual que juncos en la orilla de una laguna.
Esos lugares que quedan sin plantar serán cultivados
Por otro, por otros. Al volver la vista atrás
Parecerá bueno. La majestuosa veranda.
Todos los barcos numerados.
Los setos pacidos
Como otoño, o una plaga,
Como fruta.
 
 

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