UN ÚNICO ORDEN. No nos rigen nuestra vidas con arreglo a un
orden económico, sino que nos rigen con arreglo a un orden total cuyo aspecto
económico solo es la cara visible del iceberg y tras la cual se ocultan
distintas otras caras, ordenes morales, culturales, vitales a los que nos
quieren constreñir y por los que nos
dejamos regir, pese a que ese orden al que nos enderezan, según un patrón
único para todos los individuos, ni lo
hemos elegido ni nos conviene.
UN POCO DE ORGANIZACIÓN: El problema de nuestro mundo social
es que casi las únicas organizaciones humanas son aquellas que reúne cada
empresa y multinacional en su seno para sacar la mayor tajada posible. Pero los
hombres se pueden organizar de mil formas diferentes y mejores; que la sociedad en su organización se guíe de
manera que el único móvil perseguido sea el dinero nos da una idea de qué influencia tan nefasta y
exclusiva tiene el "vil metal" sobre los
hombres.
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AJUAR FUNERARIO: La trampa del consumo es la moda, la
modernidad, lo chic y lo lujoso, el boato y la pompa, todas esas pamplinas y
memeces que nos hacen sentirnos como si saliésemos ya duchados y afeitados y
recién maquillados de la cama, sin darnos cuenta que nos han colocado el ajuar
funerario con que nos amortajan, mientras con una puñalada en la espalda nos
abren, cual hucha de cerdito, una ranura por donde va saltando el dinero por el
que nos desangramos.
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YA NO HAY ALTERNATIVA: La paradoja del materialismo. En una
sociedad materialista que está obligada a vender sus materiales, que se rige y
se alimenta de disponer un medio material de cosas alrededor de sus ciudadanos,
está obligada a hacer que impere una filosofía materialista de las cosas, que
en definitiva persuada a los ciudadanos de que no hay más existencia que la que
esa sociedad proporciona. Una ideología que adujera que existen otras formas alternativas de vida más
espirituales, que otra vida más rica es posible al margen de lo material, se
convierte en el primer enemigo de esa sociedad. Eso fue lo que ocurrió con el
comunismo. Nació ya desprestigiado por querer dinamitar los cimientos del
sistema.
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EL DINERO NOS IMPIDE VER el verdadero milagro y maravilla que
es la vida y también nos impide vivir con la actitud adecuada. Al presentarse
en todo momento en medio de todas nuestras relaciones e intercambios, nos
impide el agradecimiento hacia el servicio de los otros. Siempre “hay cosas que
no se pagan con nada”, pero estas cosas, que a veces son las más valiosas,
dejan de verse o se desprecian.
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LA INEVITABLE PARADOJA DEL MUNDO: Acabamos siendo
políticamente correctos en un mundo donde todo el mundo actúa de manera
incorrecta. Y es así como todos acabamos siendo explotados por un reducido
número de personas que nos va dictando esa política correcta.
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ONE MORE THING...: Una cosa más: la frase clásica de Steve Jobs,
deslizada en las presentaciones de los nuevos aparatos en el momento final en que ya no
se esperaba nada más, se convierte en toda una clave para interpretar nuestra época. Lo que tratan
de darnos las industrias, para gran satisfacción nuestra, es una cosa más. Llenar de cosas nuestras vidas, una
vez más, tan sólo una cosa más… y así cosificarnos más. No podrá irse nunca al tacho un sistema que
siempre es capaz de ofrecernos una cosa más.
YA NO LO LLAMES SUEÑO: Si la palabra de moda es distopía será
porque cada vez nos alejamos más de la utopía. En vez de vivir el sueño, nos
acercamos a la pesadilla.
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MIREN AL PAYASO: La televisión, los medios de comunicación,
la prensa etc.: cuanto más ligero y superficial sea su contenido, más
satisfechos y tranquilos están los que viven en las inmediaciones del poder. Se
trata de administrar su opio al pueblo, de que siga adormecido, de que la masa
no se inquiete, no se interese por los asuntos públicos, que son los que pueden
favorecer o desfavorecer su bienestar. Se trata de raer desde la raíz toda
posible crítica al poder, a sus modos de hacer las cosas. Hacer el payaso,
querer hacer reír a toda costa, el humor: todo esto es lo que tiene de común
con la ligereza. La ligereza ríe y no sabe de qué se ríe. Nunca es capaz de ver
el lado serio de las cosas. Hay que entretener al hombre con juguetitos y jueguecitos
para que permanezca toda su vida bien aniñado y lejos de la vida seria dónde se
puede volver díscolo y cambiar el barril del amontillado por la barricada del
amotinado. Que esté distraído, no vaya a ser que le dé por jugar a la política:
De ahí el pan y circenses. El poder necesita su pararrayos y da al pueblo su
circo para concentrar todas las bofetadas en la cara del payaso.
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EL MERCADO SE VUELVE LIBERTINO: libre mercado significar dar a los mercaderes libertad y libertinaje, si es preciso,
para que se conviertan en los nuevos señores.
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UNA DE LAS FALACIAS DE NUESTRO TIEMPO: se ataca la
concentración de riqueza en unas pocas manos porque supone un freno para el
crecimiento económico, y no por motivos de injusticia social, etc. El hecho de
que las grandes instituciones que predican –las que de verdad tienen
predicamento- en nuestro mundo sean
económicas, hace que todo discurso sobre las injusticias y problemas de nuestro
mundo sea traducido a un lenguaje economicista, cuyas conclusiones sólo pueden
ser económicas y, por tanto, las soluciones que se acaban dando sólo sirven
para apuntalar más la injusticia social y la lógica del mismo sistema económico:
Que cuadren primero las cuentas; luego ya se cuadrarán las personas.
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LAS MÁQUINAS QUE NOS REGISTRAN. Los escáneres en los museos,
estaciones, aeropuertos, y todo tipo de edificios oficiales, incluso en
conciertos de música y estadios de fútbol: no es tan molesto que nos registren
como que tengamos que desnudarnos, acceder con nuestra conformidad a ese
registro y despojarnos de todo lo que llevamos con nosotros. Hacer que nos
sintamos culpables de aviesas intenciones. Y, además, mostrarlo, dar el
consentimiento de exponer a la vista de
todo el mundo nuestras posesiones íntimas. Nos dotamos de leyes con las que damos
permiso para que nos registren. Atentado, en suma, contra la libertad. No somos
libres de entrar en cualquier parte: para poder entrar debemos antes demostrar
nuestra inocencia. Este mismo acto nos hace perderla. Mientras con aire
culpable nos disponemos a demostrar nuestra inocencia, debemos formar cola, esa
espera en cola que supone el consumo de nuestro tiempo. El obstáculo que nos
interponen en cualquier umbral es una espuela de urgencia con la que nos
laceran, pues nuestro tiempo se consume inútilmente, cualquier obstáculo es un
engorro del que querríamos liberarnos. Todo obstáculo de este tipo nos provoca una
frustración, pues la libertad con la que recorremos nuestro camino se ve
reprimida, más todavía cuando para allanar los obstáculos nos vemos obligados a colocarnos grilletes.
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VACIESE ANTES DE LLENAR: Cuando no se tiene nada, sólo queda
presumir de poseer todo lo que nos es posible consumir: se nos despoja de toda
libertad y posesión de espíritu a fin de estar ya vacíos y disponibles para
consumirlo todo.
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VIDA A CAPRICHO. "Date un capricho, Fulano". En este mensaje,
personalizado con mi nombre más cariñoso, que por mail me lanzan todas las
empresas que tienen mi dirección en el correo, es en lo que se cifra la
sociedad de consumo y tan solo lo único que en su mezquindad y avaricia es
capaz de ofrecer al hombre: le enseña el camino para llevar una vida
caprichosa, es decir, ese tipo de vida inconsecuente que se le ofrece al hombre
que no sabe lo que quiere, el hombre sin voluntad a quien cualquier voluntad
bastarda es capaz de torcerle la suya.
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