Ramón Xirau fue un poeta y filósofo español que ha fallecido hace cuatro días en Ciudad de México (26 de julio de 2017) y que pertenecía a esa promoción de escritores “transterrados”, que por edad no fueron a la guerra, y que se vieron obligados a abandonar su patria como hijos de los vencidos. Había nacido en Barcelona el 20 de enero de 1924 y era el único hijo del matrimonio formado por Pilar Subías y el filósofo y pedagogo español Xoaquin Xirau Palau. La mezcla de culturas y lenguas con la que convivió se manifiesta en las dos facetas de su obra: escribía sus libros de ensayo en castellano, pero cuando componía poesía lo hacía en su lengua materna, el catalán, a pesar de vivir casi ochenta años apartado de Cataluña. En esta lengua hizo sus primeros estudios en un colegio Montessori de Barcelona. Al estallar la guerra civil es enviado a estudiar a un colegio de Marsella. Poco antes del fin de la contienda, en enero de 1939, los padres abandonan España en el mismo vehículo que Antonio Machado y, después de reunirse en París con su hijo, parten desde Cheburgo a Nueva York, para asentarse finalmente en México. En 1942 ingresa en la facultad de filosofía y se doctora en 1946 con una tesis sobre Descartes. Ese año sufre la primera de las dos pérdidas irreparables de su vida, al morir su padre en un accidente. La muerte prematura de su hijo en 1976, fruto del matrimonio con la escritora Ana María Icaza, le sumirá en un segundo desconsuelo. Ramón Xirau dedicará gran parte su actividad profesional a dar clases de filosofía en la Universidad de las Américas de México hasta 1969. Desde 1949 fue profesor e investigador de carrera en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1991 pasó a ser Profesor Emérito de la misma Universidad. Fue el primer miembro del Colegio Nacional de México nacido fuera de este país, y en 1955 obtuvo la nacionalidad mexicana. La mejor definición sobre Ramón Xirau la proporcionó su amigo Octavio Paz –a quien acompañó a Suecia para recoger el premio Nobel- cuando lo definió como hombre-puente: “puente entre sus dos vocaciones más ciertas y profundas, la poesía y la filosofía [...] la obra de Ramón Xirau también comunica a dos idiomas: el catalán y el castellano. [...] Ramón Xirau es hombre-puente, entre otras cosas, por ser un liberal catalán de México. [...]puente entre diversas generaciones poéticas –modernismo y postmodernismo, vanguardia y poesía contemporánea– y entre obras y personalidades opuestas o distantes: Sor Juana Inés de la Cruz y Xavier Villaurrutia, Vicente Huidobro y José Gorostiza, los poetas “concretos” del Brasil y Marco Antonio Montes de Oca y José Emilio Pacheco, Carlos Pellicer y Federico García Lorca.” Paralelamente a su obra como pensador y divulgador de la filosofía, hace sus incursiones en la escritura poética y en el estudio de poetas mexicanos como Sor Juana Inés de la Cruz y Octavio Paz. Sus obras de poesía se van distanciando en el tiempo: Diez poemas (1951), las playas (1974). En 2007 el Fondo de Cultura Económica publica su Poesía Completa en edición bilingüe, traducida por Andrés Sánchez Robaina, a quien pertenecen algunas de las traducciones que se ofrecen aquí. Precisamente Ramón Xirau conserva su lengua catalana para escribir poesía porque le sirve como vehículo para hacer una reminiscencia nostálgica y vitalista de la infancia y adolescencia transcurridas en Cataluña. Las naranjas, las playas y el mar del mediterráneo son motivos recurrentes en sus poemas. Se ha dicho de su poesía que logra estar siempre a ras de suelo a pesar de sus altos vuelos metafísicos. Es precisamente cierta visión mística, que le aproxima al límite de lo indecible, lo que hace que su poesía puede ser caracterizada como religiosa; en palabras de Roberto Dalla Mora, se trata de la “contemplación de una realidad ininteligible y paradójica”. Pero la poesía en Xirau no sólo está unida a la religión; también establece una alianza con la filosofía. Lo que une a las tres disciplinas es su acercamientos a las cuestiones últimas, lo que Xavier Zubiri llamaría las “ultimidades”. Ramón Xirau declaró, en una entrevista, que para él filosofía y poesía eran dos cosas distintas, pero “íntimamente ligadas”. Fue precisamente en el terreno de la filosofía donde ejerció su magisterio, tanto en el ámbito público de la Universidad y el mundo editorial como en círculos de amigos y discípulos que se acercaban a su casa para recibir sus lecciones. Su “introducción a la historia de la Filosofía”, publicado en 1964 y todavía hoy ampliamente reeditada, ha sido considerado por algunos autores como el mejor manual de su tipo en lengua castellana. Especialmente sugestiva resulta su filosofía de la Historia esbozada en su libro “El péndulo y la espiral”, (1953). Dentro de la Filosofía distingue entre las filosofías pendulares de la historia y las Filosofía espirales. Las “Filosofías pendulares” simbolizarían la monotonía y la repetición de lo mecánico; las “Filosofías espirales” simbolizarían, en cambio, el progreso espiritual. Las primeras, representadas por Marx, Comte y Spengler, tienden a petrificar el flujo dinámico del pensamiento, mientras que las segundas, representadas por el Bergson de “Dos fuentes de la moral”, son más rebeldes al mecanicismo de la historia y reflejan mejor su corriente vital, por saber seguir “los impulsos de la creación y del amor”. También ha tenido gran influencia su concepción de las épocas de la historia de la filosofía. Para Ramón Xirau todo periodo de la filosofía acaba atravesando tres etapas. A las grandes intuiciones creadoras (presocráticos, primera patrística, renacimiento) le suceden épocas de grandes síntesis (Platón, Aristóteles, San Agustín, Kant y Hegel) para terminar en las épocas de crisis, representadas por el jardín de Epicuro o la Stoa. La armonía entre el "logos", el "eros" y el "mithos" marca ese apogeo de las grandes creaciones filosóficas. Es por la escisión entre fe y razón por lo que la Edad Media es considerada como una época crítica. Este concepto de crisis le sirve a Xirau para poner en relación épocas diferentes, hasta llegar a nuestra época contemporánea, cuya crisis viene marcada por “la muerte de Dios” y por la expresión de totalidades falaces o ídolos (El Dios de la Historia o el del Progreso). Ramón Xirau propone, como una solución a la crisis, la alianza entre creación poética, filosófica y religiosa, lo que supondría la fusión entre los lenguajes de la imaginación, del concepto y del sentimiento religioso. Otros libros suyos donde ha cultivado el ensayo son “Palabra y silencio” (1968), “El desarrollo y la crisis de la filosofía occidental” (1975), “Poesía y conocimiento” (1979). Especial mención merece el libro, escrito en colaboración con Erich Fromm, titulado “La naturaleza del hombre”. Ya nonagenario, todavía seguía escribiendo a mano y a máquina poemas y ensayos; entre ellos, una investigación sobre Dante.
(A pesar de
que procuro hacerme invisible en las reseñas biográficas que quedan esbozadas
en esta página, hago ¡ una excepción para llamar la atención sobre uno de los
más extraños fenómenos de época. ¿Cómo es posible, me pregunto, al revisar en
multitud de periódicos hispanos las necrológicas sobre Ramón Xirau, que todas
las reseñas hayan bebido exclusivamente de la misma fuente de agencia y calquen
idénticos datos sin el menor rubor ni esfuerzo por dar un tratamiento personal
o por encontrar más información por otros cauces? Que en pleno apogeo de
internet -donde con un mínimo de dedicación un caudal grande de información
está al alcance de un click- la mayoría de los periódicos del mundo hispano
no sean capaces de dar sobre la vida y obra de Ramón Xirau más que un triste y calcado esbozo telegráfico revela una
radiografía perturbadora de nuestra época. Lo que quizás demuestre que cuanto más cantidad de información nos rodea, más desinformados y negligentes nos volvemos con el conocimiento. Vaya mi esbozo biográfico como
homenaje a este sabio poeta, acompañado también de un vínculo a un notable recordatorio escrito por Julio Hubard en el periódico "El país: https://elpais.com/cultura/2017/07/28/actualidad/1501269862_511014.html)
CEREZAS
a Octavio Paz
en su aniversario
Rojas las cerezas,
rojo el claustro iluminado
de vidas limpias. Claridad.
¿El sol, cántico de fuego?
Rojas las cerezas
todo luz, todo mar
todo claustro.
Cireres
a Octavio
Paz
en seu aniversario
Vermelles les cireres,
vermell el claustre illuminat
de vides netes. Claredat.
El sol, cántic de foc?
Vermelles les cireres
tot llum, tot mar
tot claustre
*****
Arenas
crujen
danzan ríos
y Tu ríes y
juegas,
lo ha dicho el Maestro Eckhart:
«el ríe y
juega»
Los sauces
se hacen ríos
y los ríos se vuelven sauces,
todo el
universo se mira
en la mirada
de Tus ojos.
Ah, en el
mar, manzanos,
ah, en el
mar, la ventisca
revira vira
viraviento
*****
LLUVIA
Es triste
este árbol
Ahora que llueve.
En las piedras mojadas,
pequeñas las miradas.
Árbol que
llueves,
ya han volado
los pájaros,
y tú no los
cantas.
Volad, aves,
volad,
id hacia la mirada.
*****
EL CORDERO
Danzas,
en los cabellos
pequeñas
flores rojas,
el venteo es
muy calmo,
y tú, muchacha, exacta,
enamoras el campo,
cántico tan azul y tan sencillo.
Sencillo,
sí.
Si todo es
tan sencillo,
¿por qué la
muerte?
No
preguntes, muchacha, no preguntes
vientre algo
Cranach,
muchacha,
dicha,
no
preguntes, azul de florazul.
Pausa en el
canto, pausa,
cantadamor
*****
TEMPLO II
No sé si el
tiempo nos busca anillo de luz
no sé si las naves azules
ven olas de luz en el camino
del templo. No sé si las miradas de las olas
renacen en las hojas, en las yedras,
en las arenas.
Las encrucijadas del viento, las ferias de la
mañana
encienden, noche adentro,
las zarzamoras del fuego.
Mundo: ejercicio de los equilibrios leves
cae y no cae en el atardecer encendido,
no sé si nos ve en las yedras del templo.
¿Nos mira, nos mira, nos mira Sinnombre?
Sé que el silencio estalla
en las fresas vivas
de la tarde.
Temple II
No sé si el temps ens cerca anell de llum
no sé si les naus blaves
veuen ones de llum en el camí
del temple. No sé si mirades de les ones
reneixen en les fulles, en les eures,
en les sorres.
Les cruilles del vent, les fires del matí
encenden, nit endins,
les moreres del foc.
Món: exercici del equilibris lleus
cau i no cau en el capvespre encès,
no sé si ens veus en el eures del temple.
Ens mira, ens mira, ens mira Sensenom?
Se que el sileni esclava
en les maduixes vives
de la tarda.
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