jueves, 16 de enero de 2020

POETAS 125. Federico García Lorca II. Poema del Cante jondo



Federico García Lorca nace en Fuentavaqueros, Granada, el 5 de junio de 1898. Su padre es un rico hacendado, casado en segundas nupcias con la maestra del pueblo. Ciertos problemas motrices hacen que el pequeño Federico comience a hablar y andar muy tardíamente. Cuando tiene cinco años, la familia se traslada al vecino pueblo de Valderrubio. A los siete años ingresa en el internado de los escolapios de Almería, pero una grave enfermedad de la boca le obliga a volver con sus padres. Van a vivir a Granada y estudia el bachillerato en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús. Desde niño aprende a tocar la guitarra. Es muy aficionado a las coplas populares y a la función de teatro. Más tarde estudia piano y armonía y sueña con dedicarse a la música, pero sus padres le obligan a cursar una carrera universitaria. En 1915 comienza derecho y Filosofía y letras en Granada. La pasión de escribir sustituye a su frustrada vocación de  músico. Su padre financia en 1918 la publicación de “Impresiones y paisajes”, que es un fracaso de ventas. Traba una amistad imperecedera con Manuel de Falla. En 1919 se va a estudiar a Madrid. Al principio se hospeda en una casa de pupilaje donde vivía uno de sus amigos. Pronto entra contacto con Alberto Jiménez Fraud, heredero de Giner de los Ríos, que le ofrece una plaza en la prestigiosa Residencia de Estudiantes. Con él llevaba una recomendación de Fernando de los Ríos dirigida al poeta Juan Ramón Jiménez. Allí se encuentra con el poeta Jorge Guillén. La residencia contó además con figuras importantes, como Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset y Juan Ramón Jiménez. A ellos acudirían renombrados hombres de ciencia y letras como Albert Einstein, Madame Curie, Valery, Marinetti, Valle-Inclán, Ortega , Gregorio Marañón o Eugenio d’Ors. Allí comienza a convivir y a trabar amistad con Pepín Bello, Rafael Alberti y Luís Buñuel y también comienzan sus apasionadas y tortuosas relaciones con Salvador Dalí. Trabaja duro  para abrirse camino en el mundo de las letras y conseguir la independencia económica de sus padres. Pero  no acaba de concentrar en los estudios y tampoco obtiene éxito como autor dramático ni como poeta. Por insistencia de su padre, logra por fin acabar la carrera de derecho en 1923. También a instancias de su padre, comienza a plantearse la posibilidad de algún trabajo lucrativo. Proyecta hacer oposiciones pero también irse a Italia. Durante el verano de 1924, García Lorca trabaja en el desarrollo del Poema del cante Jondo, que el titulará el romancero gitano. Lorca esclarecerá la entraña del proceso creativo de este poemario comentando tiempo después que “el romancero gitano no es  gitano más que en algún trozo al principio. En su esencia es un retablo andaluz de todo el andalucismo. Al menos como yo lo veo. Es un canto andaluz en el que los gitanos sirven de estribillo”. 1924  también fue el año de la composición de una de las obras más representadas en vida del autor, una comedia de corte cervantino, “La zapatera prodigiosa”. En marzo de 1925 se le abren nuevos horizontes y la oportunidad de viajar. Una oferta para dar una conferencia en Barcelona da paso a la invitación de  Salvador Dalí para que visite Cadaqués. Fueron aquellos días felices y alegres, cargados de sensaciones y de juegos infantiles. Allí se iniciaron los coqueteos con Ana María Dalí y con el mismo Salvador, a quien le uniría, además de una profunda amistad, una intensa relación amorosa. En Cadaqués realiza su primera lectura pública de “Mariana Pineda", ante la familia de su amigo. Luego una segunda lectura ante un grupo de amigos próximos a la familia. Es tanto el entusiasmo que suscita, que le proponen un homenaje en el hotel comercio de Figueres y más tarde en el Ateneo barcelonés. . Se le considera un juglar, un trovador y su nombre se extiende por todos los rincones de España y América. La estancia en Cataluña fue decisiva en la promoción definitiva de Federico. En 1927 publica su “Libro de poemas”, a la vez que consigue que Margarita Xirgu interprete con éxito en un teatro de Barcelona “Mariana Pineda, con el decorado pintado por Salvador Dalí. Durante esta época, se dedica también a la pintura, reúne sus dibujos y los expone en una galería de Barcelona. En Diciembre se desplaza Federico desde Granada a Sevilla para participar en una serie de actos literarios en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Con el poeta viajan Alberti, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Guillén y Bergamín, además del torero Ignacio Sánchez Mejía. El acto inaugural termina con la lectura de un pasaje de la Primera Soledad de Góngora a cargo de Alberti y Lorca. Se lee también un texto de Bergamín en el que se exponen las influencias de la nueva lírica, que se reparten entre el simbolismo francés, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. La lectura del Romancero Gitano recibe severas críticas de Dalí y Buñuel, y se ahonda el distanciamiento estético. La incomprensión de sus viejos amigos, sumada a la ruptura de una relación amorosa con un escultor madrileño, sumen a Federico en una fuerte depresión que trata de aliviar aprovechando un viaje a Estados Unidos de Fernando de los Ríos. En Junio parte con su amigo en Barco desde Barcelona y llegan a la ciudad de Nueva York. Allí estudia en la universidad de Columbia y se gana la vida dando conferencias. Este episodio deja huella decisiva en su vida y obra. En Nueva York queda impresionado por las escenas de pánico que vive en las calles debido al hundimiento de la bolsa. En la Habana pasa, hospedado en la casa de unos amigos españoles, los días más felices de su vida, según propio testimonio.   A su llegada a España escribe la obra de teatro “el Público" y se lleva a escena “La zapatera prodigiosa”. También publica “El poema del cante jondo, con notable éxito. Con el advenimiento de la República, y a instancias de Fernando de los Ríos, a la sazón ministro, Lorca se embarca en "la barraca", un proyecto teatral ambulante que tenía que representar obras clásicas españolas por los pueblos de España: para empezar, escogerá entremeses cervantinos y “La vida es Sueño”,  y contará con la colaboración de Benjamín Palencia y Ramón Gaya, entre otros.  En el tiempo libre que le deja su actividad en "la barraca", escribe la obra de teatro “así que pasen cinco años”, donde exhibe su preocupación por la soledad del ser humano, el rápido paso del tiempo y la incapacidad para satisfacer el amor. Entre marzo y mayo de 1932 viaja por varias ciudades españolas para impartir conferencias promovidas por los Comités de Cooperación intelectual. La honda impresión que le causa Galicia se traducirá en la escritura de seis poemas escritos en gallego, que le publicará su amigo Blanco Amor.   En Agosto descansa en Granada de las representaciones de la barraca y escribe en poco tiempo “Bodas de Sangre”, que se representará al año siguiente en Madrid con gran éxito de taquilla. Regresa de nuevo a Granada para escribir Yerma, un drama sobre la mujer estéril.   En Julio de 1933 Federico viaja a Argentina para acudir al estreno de Bodas de Sangre. Lleva consigo en el barco los escritos de las conferencias que iba a impartir –“Juego y Teoría del duende”- y varios poemas amorosos que integrarán más  tarde su póstumo “Diván del Tamarit”. Allí conoce a Neruda y a Borges. Además, la representación  de la Zapatera Prodigiosa y Mariana Pineda, tanto en Buenos Aires como en Montevideo,  le reportan por primera vez pingues beneficios. A su regreso a España enseguida da a la imprenta, por mediación de Blanco Amor, algunos poemas de Diván del Tamarit en un intento de recrear la atmósfera morisca de Granada.  La muerte de su amigo torero y escritor en una plaza de toros de Manzanares le conmueve hasta al punto de hacerle escribir uno de los mejores poemas elegíacos de la lírica española: “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía”.   A finales del 34  estrena Yerma y escribe Doña Rosita la Soltera, “en la línea trágica de nuestra vida social, las españolas que se quedaban solteras”, sátira que fustiga  toda la cursilería y mojigatería de la vida provinciana. Es esta una época de intensa actividad que va recogiendo los éxitos de su trayectoria. El “romancero gitano” bate records de venta. En Barcelona estrena Doña Rosita con gran acogida y en sus recitales de poemas del Cante Jondo y Romancero se le escucha con admiración y fervor. Al mismo tiempo sigue manteniendo sus desplazamientos con la barraca, que ya empieza a dar sus últimos coletazos, retirado el favor del gobierno de Lerroux.  La última obra que termina poco antes de su muerte es Bernarda Alba, el drama de una mujer que tras quedarse viuda decide, con mano autoritaria, convertir su casa en un convento de clausura donde encierra a sus hijas para evitar las habladurías del pueblo. La obra, que no llegaría a estrenar, se convierte en símbolo de la España negra y represora. Esta carrera de éxitos se ve bruscamente interrumpida por la muerte el 19 de agosto de 1936. Su asesinato convirtió a Lorca en víctima arquetípica del fascismo e influyo en la difusión de su figura como poeta universal. El fusilamiento de Lorca queda explicado por razones políticas en un contexto general de represión. Se le consideraba un rojo indeseable  que se había significado con la firma de documentos antifascistas y tomando actos públicos en apoyo del comunismo internacional. Además estaba unido por lazos de amistad o parentesco a personas tan malquistas como Fernando de los Ríos o Manuel Fernández, su cuñado, alcalde socialista de Granada a la sazón, que también sería ejecutado. Por otra parte la burguesía granadina no parecía dispuesta a perdonarle los duros ataque que le había dirigido poco tiempo antes. La denuncia partiría de los ultracatólicos de la CEDA, que se movían en torno al comandante José Valdés, jefe de gobierno de Granada tras la sublevación, quien firmó la sentencia de muerte. Casi todas las investigaciones han exonerado de culpa a los hermanos Rosales, destacados falangistas con los que Federico tenía una gran amistad, principalmente con Luis. El 16 de julio, Lorca se había trasladado de Madrid a Granada donde pensaba hallarse más seguro. Tras haber sufrido varias amenazas pidió a Luís Rosales que lo refugiara en su casa. Se instaló allí el 9 de agosto. El 16 fueron a sacarlo con una orden de detención. Parece probado que los Rosales hicieron todo lo posible por salvarlo, pero el desenlace fue inesperadamente rápido. Después de ser trasladado a distintos calabozos, el 19 fue fusilado en un paraje cercano a Víznar, junto a un maestro y dos anarquistas.

Cabría distinguir dos momentos en la actitud de Lorca ante la edición de su obra: el primero abarcaría hasta 1928, fecha de edición del Romancero Gitano, y el segundo se extendería hasta el año de su muerte. En la primera etapa Lorca proyecta y gestiona la edición de sus libros; en la segunda, en cambio, se muestra remiso a la entrega de textos a los editores. El centro de todo este proceso se sitúa en el éxito del Romancero. A pesar de quedar satisfecho con el libro, le molestaba que fuera leído en clave pintoresca. El autor del ciclo neoyorkino era consciente del salto cualitativo que representaban los poemas que había traído de EEUU. Se acentúa entonces en Lorca un creciente afán de comunicación directa y personal con el público de oyentes y espectadores.

Jorge Guillén definió al poeta como bardo anterior a la imprenta. Posada señala que una de las claves del éxito universal de Lorca es la traducibilidad de su obra. La maleabilidad para verterse en otras lenguas residen en la raigambre de la tradición: sabe captar de una forma viva la vieja tradición y el folklore de la poesía hasta expresarla en forma arquetípica con originales rasgos personales: la relación  sangre-fecundidad-muerte, la polivalencia de la luna, la fascinación  por los filos de las navajas, en suma la sacralidad de la vida. Este prurito por la tradición se conjuga a la vez con una vasta cultura en la que no se ha reparado, pero que se halla en sus versos perfectamente asimilada y camuflada. Entre las grandes influencia de esas abundantes lecturas transubstanciadas es la Biblia y Shakeapeare.


Para el mismo Posada el tema central de Lorca es el de la frustración, expresado tanto en un plano ontológico como social. Un mero repaso de sus temas nos enfrenta primero con el del amor, formulado y asumido en una dimensión cósmica, con su concreción en un evidente pansexualismo amoroso, que disuelve la oposición entre el amor heterosexual y el homosexual. Otros dos temas esenciales son los de la esterilidad y la infancia, vinculado el primero en el Amor oscuro, pero no únicamente a él, y sentido el segundo como la cara opuesta de la esterilidad. El tema de la muerte ha suscitado una considerable atención; sigue siendo válido el planteamiento de Salinas -la vida sentida por la vía de la muerte- y es muy perspicaz el enfoque de Francisco García Lorca al abordar la consideración de la muerte como un asesinato. Pero hay también en Lorca una vida de los muertos, de rostro espantoso. En Lorca parece subyacer una metafísica de la muerte, pero también del tiempo y la destrucción del principio de identidad. Pero el Lorca metafísico y mítico es capaz de tocar de modo estremecedor temas de la revolución y la injusticia vistos desde el ángulo de la represión implacable, como es el caso del Romancero Gitano o Poeta en Nueva York. Hay en Lorca una agudísima y siempre ascendente conciencia de solidaridad de los  desposeídos y humillados de este mundo que amplifica considerablemente la voz poética. Pero la mayor hazaña artística de Lorca es la creación de una lengua poética propia. En 1928, en carta a Jorge Zalamea, proclama que la suya es una poesía de “abrirse las venas”. Y así, en el marco de una doble crisis estética, propiciada por el éxito ambiguo del Romancero gitano, que se suma a la disolución de la poesía pura y el triunfo del irracionalismo, Lorca escribe en Nueva York el gran ciclo poético traspasado por el dolor, la revuelta que expresa una imaginación tan vertiginosa como profunda. A su regreso de América, el teatro le va ganando terreno a la poesía. La evolución de la poesía da cuenta de varios datos esenciales. La casi ilimitada capacidad de esta voz para tocar todos los registros, su profunda versatilidad estilística, en las antípodas de la repetición de formas y tonos, y su maestría total en el uso de la tradición métrica española.

Pedro Salinas señala que la función de las metáforas lorquianas no es decorativa, sino significante, reveladora: son anuncios de lo desusado, de lo misterioso que este mundo poético tiene en su fondo, y que cobrando formas de personaje o hecho, caerá sobre el escogido en la hora fatal. Avisan de una inminencia, de un algo que se prepara en lo que va a venir, inexorable. Ya que el reino poético de Lorca, luminoso y enigmático a la vez, está sometido al imperio de un poder único y sin rival: la muerte. La visión de la vida y de lo humano que en Lorca luce y se trasluce está fundada en la muerte. Su manera de sentir la vida es por la vía de la muerte.

Los poemas expuestos en esta entrada pertenecen al “Poema del cante jondo”, compuesto en su casi totalidad en noviembre de 1921. No dio término al conjunto hasta 1931, después de ser cuidadosamente revisado. Desde 1927 se habían ido ofreciendo anticipos de textos sueltos en revistas. Este libro, a diferencia de las obras precedentes, presenta una clara unidad temática y también de tono y sentimiento. Lo más característico es la aplicación de las técnicas de vanguardia a materiales pertenecientes al acervo tradicional. Lorca ha intentado plasmar el embrujo y la magia de un espacio mítico percibidos a través de sus cantes, sus paisajes y sus gentes. Según Arango “llega a encarnar en su verso la esencia musical del cante mismo, el contenido de sentimiento y pasión que en él se expresa y hasta el fondo real plástico donde esa música y esos sentimientos se crean. Hace objetivos su sentir en una poesía la vez lírica y descriptiva, presidida por el misterio, el dolor y la muerte. La versificación, con sus características series fluctuantes es ágil y rítmica. Al decir de Leo Spitzer, el documento tradicional se confunde y esfuma con los elementos surgidos directamente de la fantasía del poeta. “Así como Falla llega a la creación de falsas melodías populares, García Lorca elabora falsos versos tradicionales. No parte de la materia tradicional, sino que la encauza y la hace aflorar.




LA GUITARRA

Empieza el llanto

De la guitarra.

Se rompen las copas

De la madrugada.

Empieza el llanto

De la guitarra.

Es inútil callarla.

Es imposible

Callarla.

Llora monótona

Como llora el agua,

Como llora el viento

Sobre la nevada.

Es imposible

Callarla.

Llora por cosas

Lejanas.

Arena del Sur caliente

Que pide camelias blancas.

Llora flecha sin blanco,

La tarde sin mañana,

Y el primer pájaro muerto

Sobre la rama.

¡Oh guitarra!

Corazón malherido

Por cinco espadas.



BALADILLA DE LOS TRES RÍOS

El río Guadalquivir

Va entre naranjos y olivos.

Los dos ríos de Granada

Bajan de la nieve al trigo.


¡Ay, amor

Que se fue y no vino!


El río Guadalquivir

Tiene las barbas granates.

Los dos ríos de Granada,

Uno llanto y otro sangre.


¡Ay, amor

Que se fue por el aire!


Para los barcos de vela

Sevilla tiene un camino;

Por el agua de Granada

Solo reman los suspiros.


¡Ay, amor

Que se fue y no vino!


Guadalquivir, alta torre

Y viento en los naranjales.

Dauro y Genil, torrecillas

Muertas sobre los estanques.


¡Ay, amor

Que se fue por el aire!


¡Quién diría que el agua lleva

Un fuego fatuo de gritos!


¡Ay, amor

Que se fue y no vino!


Lleva azahar, lleva olivas,

Andalucía, a tus mares.


¡Ay, amor

Que se fue por el aire!




PAISAJE

El campo

De olivos

Se abre y se cierra

Como un abanico.

Sobre el olivar

Hay un cielo hundido

Y una lluvia oscura

De luceros fríos.

Tiembla junco y penumbra

A la orilla del río.

Se riza el aire gris.

Los olivos,

Están cargados

De gritos.

Una bandada

De pájaros cautivos

Que mueven sus larguísimas

Colas en lo sombrío.




EL GRITO

La elipse de un grito,

Va de monte

A monte.


Desde los olivos

Será un arco iris negro

Sobre la noche azul.


           ¡Ay!


Como un arco de viola

El grito ha hecho vibrar

Largas cuerdas del viento


           ¡Ay!


(Las gentes de las cuevas

Asoman sus velones.)


          ¡Ay!




EL SILENCIO

Oye, hijo mío, el silencio.

Es un silencio ondulado,

Un silencio,

Donde resbalan valles y ecos

Y que inclina las frentes

Hacia el suelo.



EL PASO DE LA SIGUIRIYA

Entre mariposas negras

Va una muchacha morena

Junto a una blanca serpiente

De niebla.


Tierra de luz,

Cielo de tierra.


Va encadenada al temblor

De un ritmo que nunca llega:

Tiene el corazón de plata

Y un puñal en la diestra.


¿Adónde vas, siguiriya,

Con un ritmo sin cabeza?

¿Qué luna recogerá

Tu dolor de cal y adelfa?


Tierra de luz,

Cielo de tierra.



DESPUÉS DE PASAR

Los niños miran

 un punto lejano.


Los candiles se apagan.

Unas muchachas ciegas

Preguntan a la luna,

Y por el aire ascienden

Espirales de llanto.


Las montañas miran

Un punto lejano.



Y DESPUÉS

Los laberintos

Que crea el tiempo,


Se desvanecen.
Se desvanecen.
(Sólo queda
El desierto.)
El corazón,
Fuente del deseo,
Se desvanece.
(Sólo queda
El desierto.)
La ilusión de la aurora
Y los besos
Se desvanecen.
Sólo queda
El desierto.
Un ondulado
Desierto.
POEMA DE LA SOLEA
Tierra seca,
Tierra quieta
De noches
Inmensas.
(Viento en el olivar,
Viento en la sierra.)
Tierra
Vieja
Del candil
Y la pena.
Tierra
De la muerte sin ojos
Y las flechas.
(vientos por los caminos,
Brisa en las alamedas.)
PUEBLO
Sobre el monte pelado
Un calvario.
Agua clara
Y olivos centenarios.
Por las callejas
Hombres embozados,
Y en las torres
Veletas girando.
Eternamente
Girando.
¡Oh pueblo perdido
En la Andalucía del llanto!
PUÑAL
El puñal
Entra en el corazón
Como la reja del arado
En el yermo.
              No.
No me lo claves.
              No.
El puñal,
Como un rayo de sol,
Incendia las terribles
Hondonadas.
              No.
No me lo claves.
              No.
ENCRUCIJADA
Viento del Este:
Un farol
Y el puñal
En el coraz´çon.
La calle
Tiene un temblor
De cuerda
En tensión,
Un temblor
De enorme moscardón.
Por todas partes
Yo
Veo el puñal
En el corazón.
¡AY!
El grito deja en el viento
Una sombra de ciprés.
(Dejadme en este campo
Llorando.)
Todo se ha roto en el mundo.
No queda más que el silencio.
(Dejadme en este campo
Llorando.)
El horizonte sin luz
Está mordido de higueras.
(Ya os he dicho que me dejéis
En este campo
Llorando.)
SORPRESA.¡
Muerto se quedó en la calle
Con un puñal en el pecho.
O lo conocía nadie.
¡Cómo temblaba el farol!
Madre.
¡Cómo temblaba el farolito
De la calle!
Era madrugada. Nadie
Pudo asomarse a sus ojos
Abiertos al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle
Que con puñal en el pecho
Y que no lo conocía nadie.
LA SOLEA
Vestida con mantos negros
Piensa que el mundo es chiquito
Y el corazón es inmenso.
Vestida con mantos negros.
Piensa que el suspiro tierno,
El grito, desaparecen
En la corriente del viento.
Vestida con mantos negros.
Se dejó el balcón abierto
Y al alba por el balcón
Desembocó todo el cielo.
¡Ay yayayayay,
Que vestía con mantos negros!
CUEVA
De la cueva salen
Largos sollozos.
(Lo cárdeno
Sobre lo rojo.)
El gitano evoca
Países remotos.
(Torres altas y hombres
Misteriosos.)
En la voz entrecortada
Van sus ojos.
(Lo negro
Sobre lo rojo.)
Y la cueva encalada
Tiembla en el oro.
(lo blanco
Sobre lo rojo.)
ENCUENTRO
Ni tú ni yo estamos
En disposición
De encontrarnos.
Tú… por lo que ya sabes.
¡Yo la he querido tanto!
Sigue esa veredita.
En las manos,
Tengo los agujeros
De los clavos.
¿No ves cómo me estoy
Desangrando?
No mires nunca atrás,
Vete despacio
Y reza como yo
A San Cayetano,
Que ni tú ni yo estamos
En disposición
De encontrarnos.
ALBA
Campanas de Córdoba
En la madrugada.
Campanas de amanecer
En Granada.
Os sienten todas las muchachas
Que lloran a la tierna
Soleá enlutada.
Las muchachas
De Andalucía la alta
Y la baja.
Las niñas de España,
De pie menudo
 Y temblorosas faldas,
Que han llenado de luces
Las encrucijadas.
¡Oh, campanas de Córdoba
En la madrugada,
Y oh, campanas de amanecer
En Granada!
POEMA DE LA SAETA
                      A Francisco Iglesías.
ARQUEROS
Los arqueros oscuros
A Sevilla se acercan.
Guadalquivir abierto.
Anchos sombreros grises,
Largas capas lentas.
¡Ay, Guadalquivir!
Vienen de los remotos
Países de la pena.
Guadalquivir abierto.
Y van a un laberinto.
Amor, cristal y piedra.
¡Ay, Guadalquivir!
NOCHE
Cirio, candil,
Farol y luciérnaga.
La constelación
De la saeta.
Ventanitas de oro
Tiemblan,
Y en la aurora se mecen
Cruces superpuestas.
Cirio, candil,
Farol y luciérnaga.
SEVILLA
Sevilla es una torre
Llena de arqueros finos.
Sevilla para herir,
Córdoba para morir.
Una ciudad que acecha
Largos ritmos,
Y los enrosca
Como laberintos.
Como tallos de parra
Encendidos.
¡Sevilla para herir!
Bajo el arco del cielo,
Sobre su llano limpio,
Dispara la constante
Saeta de su río.
¡Córdoba para morir!
Y loca de horizonte,
Mezcla en su vino,
Lo amargo de Don Juan
Y lo perfecto de Dionisio.
Sevilla para herir,
¡Siempre Sevilla para herir!
PROCESIÓN
Por la calleja vienen
Extraños unicornios.
¡De qué campo,
De qué bosque mitológico?
Más cerca,
Y parecen astrónomos.
Fantásticos Merlines
Y el Ecce Homo,
Durandarte encantado
Orlando furioso.
PASO
Virgen con mirañaque,
Virgen de la Soledad,
Abierta como un inmenso
Tulipán.
En tu barco de luces
Vas
Por la alta marea
De la ciudad,
Entre saetas turbias
Y estrellas de cristal.
Virgen con mirañaque,
Tú vas por el río de la calle,
¡hasta el mar!
CRISTO MORENO
Cristo moreno
Pasa
De lirio de Judea
A clavel de España.
¡Miradlo por dónde viene!
En España.
Cielo limpio y oscuro,
Tierra tostada,
Y cauces donde corre
Muy lenta el agua.
Cristo moreno,
Con las guedejas quemadas,
Los pómulos salientes
Y las pupilas blancas.
¡Miradlo por donde va!
BALCÓN
La Lola
Canta saetas.
Los toreritosçla rodean,
Y el barberillo
Desde su puerta,
Sigue los ritmos
Con la cabeza.
Entre la albahaca
Y la hierbabuena,
La Lola canta
Saetas.
La lola aquella,
Que se miraba
Tanto en la alberca.
MADRUGADA
Pero como el amor
Los saeteros
Están ciegos.
Sobre la noche verde,
Las saetas
Dejan rastros de lirio
Caliente.
La quilla de la luna
Rompe nubes moradas
Y las aljabas
Se llenan de rocío.
¡Ay, pero como el amor
Los saeteros
Están ciegos!
GRÁFICO DE LA PETENERA
                           A Eugenio Montes
CAMPANA
En la torre
Amarilla
Dobla una campana.
Sobre el viento
Amarillo,
Se abren las campanadas.
En la torre
Amarilla
Cesa la campana.
El viento con el polvo
Hace proras de plata.
CAMINO
Cien jinetes enlutados,
¿dónde irán,
Por el cielo yacente
Del naranjal?
No a Córdoba ni a Sevilla
Llegarán.
Ni a Granada la que suspira
Por el mar.
Esos caballos soñolientos
Los llevarán,
Al laberinto de las cruces
Donde tiembla el cantar.
Con siete ayes clavados,
¿dónde irán
Los cien jinetes andaluces
Del naranjal?
LAS SEIS CUERDAS
La guitarra,
Hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
Perdidas,
Se escapa por su boca
Redonda.
Y como la tarántula
Teje una gran estrella
Para cazar suspiros,
Que flotan en su negro
Aljibe de madera.
DANZA
EN EL HUERTO DE LA PETENERA
En la noche del huerto
Seis gitanas,
Vestidas de blanco
Bailan.
En la noche del huerto,
Coronadas,
Con rosas de papel
Y biznagas.
En la noche del huerto,
Sus dientes de nácar,
Escriben la sombra
Quemada.
Y en la noche del huerto,
Sus sombras se alargan,
Y llegan hasta el cielo
Moradas.
MUERTE DE LA PETENERA
En la casa blanca muere
La perdición de los hombres.
Cien jacas caracolean.
Sus jinetes están muertos.
Bajo las estremecidas
Estrellas de los velones,
Su falda de moaré tiembla
Entre sus muslos de cobre.
Cien jacas caracolean.
Sus jinetes están muertos.
Largas sombras afiladas
Vienen del turbio horizonte,
Y el bordón de una guitarra
Se rompe.
Cien jacas caracolean.
Sus jinetes están muertos.
FALSETA
¡Ay, petenera gitana!
¡Yayay, petenera!
Tu entierro no tuvo niñas
Buenas.
Niñas que le dan a Cristo muerto
Sus guedejas,
Y llevan blancas mantillas
En las ferias.
Tu entierro fue de gente
Siniestra.
Gente con el corazón
En la cabeza,
Que te siguió llorando
Por las callejas.
¡Ay, petenera gitana!
¡yayay, petenera!
DE PROFUNDIS
Los cien enamorados
Duermen para siempre
Bajo la tierra seca.
Andalucía tiene
Largos caminos rojos.
Córdoba, olivos verdes
Donde poner cien cruces,
Que los recuerden.
Los cien enamorados
Duermen para siempre.
CLAMOR
En las torres
Amarillas,
Doblan las campanas.
Sobre los vientos
Amarillos
Se abren las campanadas.
Por un camino va
La muerte, coronada
De azahares marchitos.
Canta y canta
Una canción
En su vihuela blanca,
Y canta y canta y canta.
En las torres amarillas,
Cesan las campanas.
El viento con el polvo
Hacen proras de plata.
DOS MUCHACHAS
                   A Máximo Quijano
LA LOLA
Bajo el nranjo lava
Pañales de algodón.
Tiene verdes los ojos
Y violeta la voz.
¡Ay, amor,
Bajo el naranjo en flor!
El agua de la acequia
Iba llena de sol,
En el olivarito
Cantaba un gorrión.
¡Ay, amor,
Bajo el naranjo en flor!
Luego, cuando la Lola
Gaste todo el jabón
Vendrán los torerillos.
¡Ay, amor,
Bajo el naranjo en flor!
AMPARO
Amparo,
¡Qué sola estás en tu casa
Vestida de blanco!
(Ecuador entre el jazmin
Y el nardo.)
Oyes los maravillosos
Surtidores de tu patio,
Y el débil trino amarillo
Del canario.
Por la tarde ves temblar,
Los cipreses con los pájaros,
Mientras bordas lentamente
Letras sobre el cañamazo.
Amparo,
¡Qué sola estás en tu casa,
Vestida de blanco!
Amparo,
¡Y qué difícil decirte:
Yo te amo!
VIÑETAS FLAMENCAS
                A Manuel Torres, “niño de Jerez”
                     Que tiene tronco de Faraón
RETRATO DE SILVERIO FRANCONETTI
Entre italiano
Y flamenco,
¿cómo cantaría
Aquel Silverio?
La densa miel de Italia
Con el limón nuestro,
Iba en el hondo llanto
Del siguiriyero.
Su grito fue terrible.
Los viejos dicen que se erizaban
Los cabellos,
Y se abría el azogue
De los espejos.
Pasaba por los tonos
Sin romperlos.
Y fue un creador
Y un jardinero.
Un creador de glorietas
Para el silencio.
Ahora su melodía
Duerme con los ecos.
Definitiva y pura.
¡Con los últimos ecos!
JUAN BREVA
Juan Breva tenía
Cuerpo de gigante
Y voz de niña.
Nada como su trino.
Era la misma
Pena cantando
Detrás de una sonrisa.
Evoca los limonares
De Málaga la dormida,
Y hay en su llanto dejos
De sal marina.
Como Homero cantó
Ciego. Su voz tenía
Algo de mar sin luz
Y naranja exprimida.
LAMENTACIÓN DE LA MUERTE
Sobre el cielo negro,
Culebrinas amarillas.
Vine a este mundo con ojos
Y me voy sin ellos.
¡Señor del mayor dolor!
Y luego,
Un velón y una manta
En el suelo.
Quise llegar a donde
Llegaron los buenos.
¡Y he llegado, Dios mío!...
Pero luego,
Un velón y una manta
En el suelo.
Limoncito amarillo,
Limonero.
Echad los limoncitos
Al viento.
¡Ya lo sabéis!... Porque luego,
Luego,
Un velón y una manta
En el suelo.
Sobre el cielo negro,
Culebrinas amarillas.
CONJURO
La mano crispada
Como una medusa
Ciega el ojo doliente
Del candil.
As de bastos.
Tijeras en cruz.
Sobre el humo blanco
Del incienso, tiene
Algo de topo y
Mariposa indecisa.
As de bastos.
Tijeras en cruz.
Aprieta un corazón
Invisible, ¿La veis?
Un corazón
Reflejado en el viento.
As de bastos.
Tijeras en cruz.
MEMENTO
Cuando yo me muera,
Enterradme con mi guitarra
Bajo la arena.
Cuando yo me muera
Entre los naranjos
Y la hierbabuena.
Cuando yo me muera
Enterradme si queréis
En una veleta.
¡Cuando yo me muera!
TRES CIUDADES
                  A Pilar Zubiaurre
MALAGUEÑA
La muerte
Entra y sale
De la taberna.
Pasan caballos negros
Y gente siniestra
Por los hondos caminos
De la guitarra.
Y hay un olor a sal
Y a sangre de hembra,
Con los nardos febriles
De la marina.
La muerte
Entra y sale
Y sale y entra
La muerte
De la taberna.
BARRIO DE CÓRDOBA
TÓPICO NÓCTURNO
En la casa se defienden
De las estrellas.
La noche se derrumba.
Dentro hay una niña muerta
Con una rosa encarnada
Oculta en la cabellera.
Seis ruiseñores la lloran
En la reja.
Las gentes van suspirando
Con las guitarras abiertas.
BAILE
La Carmen está bailando
Por las calles de Sevilla.
Tiene blancos los cabellos
Y brillantes las pupilas.
¡Niñas,
Corred las cortinas!
En su cabeza se enrosca
Una serpiente amarilla,
Y va soñando en el baile
Con galanes de otros días.
¡Niñas
Corred las cortinas!
Las calles están desiertas
Y en los fondos se adivinan,
Corazones andaluces
Buscando viejas espinas.
¡Niñas,
Corred las cortinas!
SEIS CAPRICHOS
                A Regino Sáinz de la Maza
ADIVINANZA DE LA GUITARRA
En la redonda
Encrucijada
Seis doncellas
Bailan.
Tres de carne
Y tres de plata.
Los sueños de ayer las buscan,
pero las tiene abrazadas
Un Polifemo de oro.
¡La guitarra!
CANDIL
¡Oh, qué grave medita
La llama del candil!
Como un faquir indio
Mira su entraña de oro
Y se eclipsa soñando
Atmósferas sin viento.
Cigüeña incandescente
Pica desde su nido
A las sombras macizas,
Y se asoma temblando
A los ojos redondos
Del gitanillo muerto.
CROTALO
Crótalo.
Crótalo.
Crótalo.
Escarabajo sonoro.
En la araña
De la mano
Rizas el aire
Cálido,
Y te ahogas en tu trino
De palo.
Crótalo.
Crótalo.
Crótalo.
Escarabajo sonoro.
CHUMBERA
Laoconte salvaje.
¡Qué bien estás
Bajo la media luna!
Múltiple pelotari.
¡Qué bien estás
Amenazando al viento!
Dafne y Atis,
Saben de tu dolor.
Inexplicable. 
PITA
Pulpo petrificado
Pones cinchas cenicientas
Al vientre de los montes,
Y muelas formidables
A los desfiladeros.
Pulpo petrificado
CRUZ
La cruz.
(Punto final
Del camino.)
Se mira en la acequia.
(Puntos suspensivos.)


No hay comentarios:

Publicar un comentario