Czeslaw
Milosz nace en Vilna (Lituania) el 30 de junio de 1911, en el seno de una
familia de la alta burguesía polaca. Los distintos avatares por los que pasará
Vilna a lo largo del siglo XX van a ser un espejo en el que se reflejará la
ajetreada existencia de Milosz. En el momento en que nace el poeta, Lituania
formaba parte del Imperio ruso; después de la Primera Guerra mundial la zona de
Vilna se convertirá en uno de los focos culturales más importantes de Polonia,
caerá luego bajo el dominio soviético tras concluir la segunda guerra mundial,
para convertirse en Estado independiente
cuando cayeron los regímenes comunistas que gobernaban Europa central. En ese
mosaico de épocas y culturas diversas -donde coexistían idiomas como el polaco,
el ruso, el yidish y el lituano-, fue donde Miolosz se crió: en una Lituania
llena de leyendas y poesía que iba a alimentar su imaginación. A pesar de que
sus orígenes y su condición viajera iban a propiciar el conocimiento de varias
lenguas, y a pesar del largo exilio en el que vivió una buena parte de su vida,
Milosz permaneció siempre fiel a su tradición y a la lengua polaca en la que
escribiría la casi totalidad de su obra.
“El idioma –escribió en “Abecedario”- es mi madre, de forma literal y
metafórica. Con seguridad es también mi casa, con la que vago por todo el
mundo”. Milosz se estrenó como poeta en la década de los 30 con un par de
libros que explotaban la veta más irracional y visionaria de la poesía polaca,
en contacto con las vanguardias europeas: “Tres inviernos” (1933) y “Poema
sobre el tiempo congelado” (1936), libro este último que le valió en 1934 una
beca para estudiar en Francia. Antes se había licenciado en derecho y durante
algún tiempo trabajó como pasante en un bufete de abogados. Luego comenzó su
carrera de funcionario trabajando en las oficinas de radio Polonia entre 1935 y
1939. El estallido de la segunda guerra mundial le lleva a Varsovia, donde es
testigo de la ocupación alemana y el levantamiento del gueto judío. En esta
ciudad se moverá en la clandestinidad ofreciendo su apoyo a los perseguidos por
el régimen nazi. Al finalizar la guerra, abandona una Varsovia devastada para
irse a vivir a Cracovia, donde publica “Salvación” (1945), poesía de carácter
realista que trata de convertirse en denuncia de una época de barbarie y
deshumanización. Después de Salvación (1945), se inicia una época de poesía más
social, de acerada denuncia a través de la ironía. Durante la ocupación de
Varsovia, Milosz traduce "La tierra baldía" de T.S. Eliot, poema que
ejercerá una gran influencia en el autor. Harto de la imagen de una Polonia
desolada tras haber sido tomada por el ejército soviético, Milosz busca una vía
de escape que lo aleje de su país y por fin encuentra un trabajo, en el año
1946, como agregado cultural en la
Embajada de la república popular de Polonia en Washington. En 1950 Milosz es
destinado a Francia, como primer secretario de la embajada polaca en París,
pero en diciembre de ese mismo año le retiran al pasaporte cuando decide volver
a Varsovia. En 1951, de nuevo en Francia, empieza su largo exilio, que iba a
durar treinta años. Tras vislumbrar en Varsovia la faz bárbara del estalinismo,
rompe con el Gobierno de su país y pide asilo en Francia. Quiere regresar a
Estados Unidos, donde ha dejado a su familia, pero una trama urdida a su
alrededor para desacreditarle como topo soviético ante el gobierno de los
Estados Unidos convierte la obtención del visado en un trámite kafkiano que iba
a demorarse durante diez años. Durante esta década va a malvivir en una Francia
difícil y desocupada, ganándose la vida a duras penas con colaboraciones
esporádicas para algunas revistas del exilio. Allí traba amistad con Albert
Camus, que a la sazón estaba siendo acosado por una campaña de denigración
orquestada por Jean Paul Sartre desde la revista “Les temps Modernes”, purgando
por el pecado de no querer doblegarse a la línea antipiimperialista que dictaba
escribir en contra de los Estados Unidos para alinearse con la Unión Soviética.
Fue Camus quien facilitó desde la editorial Gallimard, de la que era asesor, la
publicación de sus novelas “El poder cambia de manos” y “El valle de Issa”,
además de su libro de ensayo “El pensamiento cautivo”, denuncia –este último
libro- de la mentalidad intelectual bajo el estalinismo, que hace del artista
un títere desde el momento en que coloca su talento al servicio del poder.
“Cuando me entregué a la escritura del pensamiento cautivo –comentó Milosz más
tarde- sentía con fuerza que estaba haciendo algo incorrecto, que estaba
violando las reglas del juego aceptado por todos, incluso más, que me estaba
adentrando en el espacio sagrado para blasfemar”. Esta audacia suya por
denunciar los tejemanejes del totalitarismo en su propio país le costó la
desgracia de ser señalado como un enemigo del pueblo por escritores polacos que
hasta entonces habían sido sus amigos. Durante la década de los cincuenta
seguirá publicando más libros de poemas: “La luz del día” y “Tratado
político”. A partir de 1960 obtiene por
fin su visado a los Estados Unidos al lograr una invitación como profesor de
lenguas y literaturas eslavas en la Universidad de Berkeley. Para Milosz,
América – a la que llegó a definir como
un cúmulo de contradicciones-, era, sobre todo, Walt Whitman, el gran bardo
americano con el que iba a compartir su visión panorámica del mundo. “En él se
cumple -escribió en cierta ocasión- la fórmula de la poesía entendida como
totalidad de lo real. Conforme a esta fórmula, la poesía debe ser como un río
caudaloso, un río que lo arrastra todo: arena, ramas, troncos de árboles y, por
supuesto, pepitas de oro. Ahí radica la grandeza de Walt Whitman”. Aparecen en
esta década cuatro libros de poesía que representan un cambio respecto a la
poética anterior: el más importante de ellos, “Ciudad sin nombre”, 1969. La
poesía social pasa a un segundo plano para dejar paso una obra lírica más
reflexiva en donde se pregunta por la finalidad de la poesía, por los ideales
humanos o por el sentido de la muerte. En los años setenta publica un único
libro de poemas, pero que resulta de una importancia capital en su obra: “Desde
donde el sol sale hasta donde se pone”. Al mismo tiempo imparte cursos sobre la
obra de Dostoyevski, cuya influencia va a estar presente tanto en su reflexión
sobre el bien y el mal y la responsabilidad moral del hombre como en la
multiplicidad de voces con que va a acompañar su poesía. Comienza entonces la
época de mayor plenitud en la carrera del poeta, culminada con la obtención del
premio nobel de literatura en el año 1980. La nueva apertura de Polonía, tras
la aparición del sindicato
“Solidaridad”, le permite regresar a su país, lo que provocará un nuevo giro en
su poesía, ahora centrada en la memoria y en la imposibilidad de evocar las
cosas con la fidelidad con que se sucedieron. La traducción durante esta época
de algunos libros bíblicos va a tener influjo en sus nuevos poemas, así como la
obra esotérica de Swebendorg, William Black o Simone Weil. En el año 2000
publica el volumen “Esto”, poesía cuyo tono abandona el lirismo de obras
anteriores para partir a la búsqueda de un lenguaje más depurado y esencial.
Especial trascendencia para su vida personal tendrá la muerte de su segunda
mujer, Carol Thigpen, que desencadena la escritura del largo poema Orfeo y
Eurídice. En 2006, dos años después de su fallecimiento, producido el 14 de
agosto de 2004, aparece su libro póstumo “últimos poemas”, la mayoría de ellos
compuestos durante los últimos meses de vida. Libro testamentario en donde da
un repaso a la totalidad de su vida y obra con la lucidez y la ecuanimidad que
otorga el estar en el último tramo del camino, al borde de una frontera que le
permite volver a plantearse las grandes interrogaciones metafísicas y religiosas
que siempre acompañaron su poesía. (La traducción de los poemas aquí
seleccionados se le debe a Xavier Farré y pertenecen al libro publicado a principios del 2000 titulado "Otro espacio".)
OTRO ESPACIO
¡Qué espaciosas son las
habitaciones celestiales!
Se accede a ellas por peldaños
de aire.
Sobre las nubes hay
jardines colgantes del paraíso.
El alma se separa del
cuerpo y flota,
Recuerda que existen
las alturas
Y que existe el fondo.
¿Hemos perdido
realmente la fe en el otro espacio?
¿Han desaparecido para
siempre el Cielo y el Infierno?
¿Cómo encontrar la
salvación sin prados celestes?
¿Dónde tendrá su sede
la asociación de condenados?
Lloremos, lamentémonos
de esta gran pérdida.
Pintémonos la cara con
carbón, soltémonos el pelo.
Imploremos que nos sea
devuelto
El otro espacio.
ENCUADERNACIÓN
La Pologne es un
pays marcegaux,
Ou habitent los Juifs.
Geografía de Europa según los
Franceses (año
1939)
La tragedia, Patrice,
queda bien con una encuadernación
De rocas fragmentadas,
de terribles abismos.
Pero yo describí una
llanura arenosa,
Ocas en la linde, lo
gris y lo indeterminado
De un país del que
apenas se sabe algo
Porque su tristeza no
tiene manos ni cara.
Tenía que escribir,
Patrice. Me lo imponía
Una orden o los
remordimientos de conciencia,
Me esforcé cuanto pude
en la ira y en la debilidad,
Sin fe en que sería
necesario para alguien.
Sabes bien con qué
fuerza actúan otras
Causas que el amor por
la belleza. El estilo
Incluso sale ganando si
se desvía de las reglas
Del modernismo, donde
domina la pasión.
La ligereza, tuve algo
que ver con ella.
Los adornos también
ocultaron mi miseria.
No toleraba las paredes
descamadas, la suciedad, los vertederos,
Esa fealdad que es como
si apelara a la desgracia.
Pero nos había sido
dado esto. Ningún agua
Podría lavar los
estigmas de mi memoria.
Y se tenía que hacer
algo con esto. Hacer algo.
WERKI
Un cuerno, un tambor,
una viola tocando
En la casa, en un monte
entre bosques, en otoño.
Desde aquí hay una
vista a los meandros del río.
Quisiera seguir
arreglando este mundo.
Pero pienso en ellos y
están todos muertos.
Y es un país
desconocido.
Su geografía, como dice
Swedenborg, no se puede trasladar a los mapas,
Porque allí, así como
uno ha sido, así es como mira.
E incluso ocurren
errores, por ejemplo andar
Y no saber si ya estás
en la otra parte.
Como yo, quizás sólo
sueño estos bosques rojodorados,
El resplandor del río
donde nadaba de joven,
El octubre de mis
poemas con un viento como el vino.
Los padres nos
enseñaban sobre la salvación y la condena,
Pero ahora yo no sé
nada de todo esto.
He notado en el hombre
la mano de mi Guía,
Pero no me ha dicho
nada del castigo, no ha prometido premio alguno.
Werki,
cerca de Vilna, octubre de 2000
VENTAJA
No es difícil llevarles
ventaja, porque están muertos.
Me siento con ellos a
la mesa, es verano, antes de la guerra,
Toda la pensión. Puedo
hacer lo que quiera
Con ellos, incluso
hacerlos memorables.
Qué pérfido juego de un
quinceañero,
Arrogante, de una
timidez repulsiva,
Que sólo calla, sonríe
estúpidamente
Porque no conversará
con ellos sobre Schopenhauer.
¿Será normal? Una
sospecha certera.
En esto llevan razón,
puesto que “conocen la vida”,
Es decir, la zona
abyecta bajo un amable parloteo.
Ahora pues, os tengo en
mi poder, desdichados.
Se puede decir que soy
un capellán de las sombras.
Aquí, ni chismorreos ni
roces amorosos
Cuando escuchéis mi
amargo discurso.
¿Qué sacaría yo? Lo que
hay que pagar en su momento.
Os tuve envidia más de
una vez. Nina, Edek,
Si pudierais adivinar
algo de mi destino,
Quizás habríais
soportado mejor vuestra mediocridad.
Estoy aquí con la
memoria de una gran ilusión.
No estoy orgulloso. Más
bajo que vuestro círculo
De monadas mortales, de
vasallos del cuerpo.
¿Y qué me importa no
desaparecer del todo?
¿Dejar una obra, si el
balance
Es incierto? No sé, tal
vez valió la pena.
Pero en realidad no era
esto lo que quería.
EMIGRAR
En sueños vuelven a mí
los años en el extranjero,
Y sólo entonces sé
cuánto he sufrido.
Nuestra vida pasada
está oculta,
O tapiada tal como
hacen las abejas
Empastando con cera las
zonas estropeadas.
¿Quién podría existir
conservando en la memoria
Todas las humillaciones
de nuestra altiva ambición,
O las miradas
indulgentes a un pobre que piensa
Que aquí hay algo que
merece la pena, como en una casa?
Si tuviera que dar
testimonio a los jóvenes,
No diría ni una sola
palabra sobre el éxito.
Puede acontecer, sin
duda, y es amargo.
BAÚL
Tal vez Dios creó el
mundo para que se reflejara en un número ilimitado de ojos de los seres vivos,
o, lo que es más probable, en un número ilimitado de conciencias humanas.
También de fantasías
humanas, tales como mi imaginación romántica del bosque en Raudonka, o mi
imaginación sobre los pechos de la señorita Pola cuando estaba enamorado de
ella.
¿Dónde guarda Dios esos
reflejos? ¿Tendrá un baúl muy grande el que conserva todos sus tesoros?
¿Será un enorme
ordenador donde cabe su inmensurable multiplicidad?
¿Está ocupado tal vez
en mirarlos, comparando los reflejos con lo que realmente fue,
Y se burla de los
sabios en su cara, porque éstos afirmaban que sólo existían los reflejos y nada
más?
DEGRADACIÓN
Los altos conceptos de
mí mismo quedan rebajados
Al mirarme al espejo,
La flojedad de la vejez
Mantener la respiración
de la esperanza de que el dolor
Se vuelva.
Innumerables multitudes
de personas así humilladas,
Como también otros
seres mortales,
Que parecen soportarlo
con mayor humildad,
El halcón, con un vuelo
lento para alcanzar a la paloma,
Una cigüeña renqueante
expulsada por la sentencia de la bandada
Que levanta el vuelo.
La rotación de la
estaciones, descender a la tierra.
Y a todo esto ¿qué
hacen las fuerzas celestes?
Se pasean, observan,
Aquí, nosotros, y allí,
el así llamado reino natural.
Qué es peor, la
conciencia o la falta de conciencia?
Claro, no teníamos
espejo alguno en el Paraíso.
OJOS
Estimados ojos míos,
estáis en baja forma.
Me proporcionáis unos
contornos borrosos,
Y cuando es un color,
está nebuloso.
Pero fuisteis una
jauría de lebreles reales
Con los que salía
antaño de mañana.
Prendedores ojos míos,
habéis visto muchos
Países y ciudades,
islas y océanos.
Juntos saludamos las
enormes salidas de dol,
Cuando un largo aliento
nos llamaba a correr
Por las sendas en las
que se secaba el rocío.
Ahora, lo que habéis
visto lo conservo en mí
Y se transforma en
memoria o en sueños.
Me alejo lentamente de
esta feria del mundo
Y percibo en mí como una
aversión
Hacia las simiescas
ropas, gritos, redobles.
Qué alivio. A solas con
mis meditaciones
Sobre las afinidades
fundamentales de la gente
Y sobre el pequeño
grano de sus disimilitudes.
Sin ojos, absorto en un
punto claro
Que se extiende y se
apodera de mí.
22.VII.2001
APUNTES
¿Qué se puede expresar?
Nada se puede expresar,
Fuego en los fogones.
Anastasia fríe blinis.
Diciembre. Antes de
amanecer. En una aldea cerca de Jaszuny.
*****
Ya debería morir, pero
aún no he terminado mi tarea.
*****
¡Qué lejos está el
lenguaje humano de la mudez de los poemas!
Se extiende el valle,
signos, luz.
*****
Señor, no fui fuerte,
No tengo coraje.
Me llevaste a un abismo
Y por los imposibles.
****
Siempre inmaduro,
Sólo yo sé qué
ridículo.
Cálido Valle de los
simples vivos.
Se pasean por las aguas
verdes.
Me pintan en el pecho
con tinta roja
El corazón y signos de
una bondadosa aceptación.
Alabar. Es quizás lo
único que le queda
A quien recuerda, a
quien va considerando
Desgracia tras desgracia
y de qué parte golpeaban.
Esta gente que está a
mi lado no sabe cuán difícil es fingir que nada ha pasado, que todo es normal.
Amé a Dios con todas
mis fuerzas en los caminos arenosos de los bosques.
¿Dónde está la memoria
de esos días que fueron tus días en la tierra,
Y te causaron dolor, y
alegría y fueron para ti todo el universo?
Muy abajo, en las
simas,
Una mesa, en ella hay
un libro grueso,
Y una mano que escribe
en él…
Estaba desnuda a las
puertas del Infierno.
*****
Quería describir el mundo
como en Lucrecio,
Pero todo se complicó
demasiado,
Y había demasiadas
pocas palabras en el diccionario,
Así que sólo grité: ¡Y
sin embargo, se mueve!
Le dije a ella: Siempre
te quise sólo a ti, y ahora sé de dónde surge la pérdida.
Mi amor en el sueño,
una ardilla en el avellano.
¡Ciudades! No fuisteis
descritas.
Delante iban los
adultos, con sus tontas conversaciones.
*****
El río Wilia fluye
indiferente.
*****
Afectado por la
compasión y la aversión.
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