viernes, 15 de mayo de 2020

POETAS 109. Czelaw Milosz IV. ("Otro espacio")




Czeslaw Milosz nace en Vilna (Lituania) el 30 de junio de 1911, en el seno de una familia de la alta burguesía polaca. Los distintos avatares por los que pasará Vilna a lo largo del siglo XX van a ser un espejo en el que se reflejará la ajetreada existencia de Milosz. En el momento en que nace el poeta, Lituania formaba parte del Imperio ruso; después de la Primera Guerra mundial la zona de Vilna se convertirá en uno de los focos culturales más importantes de Polonia, caerá luego bajo el dominio soviético tras concluir la segunda guerra mundial, para convertirse  en Estado independiente cuando cayeron los regímenes comunistas que gobernaban Europa central. En ese mosaico de épocas y culturas diversas -donde coexistían idiomas como el polaco, el ruso, el yidish y el lituano-, fue donde Miolosz se crió: en una Lituania llena de leyendas y poesía que iba a alimentar su imaginación. A pesar de que sus orígenes y su condición viajera iban a propiciar el conocimiento de varias lenguas, y a pesar del largo exilio en el que vivió una buena parte de su vida, Milosz permaneció siempre fiel a su tradición y a la lengua polaca en la que escribiría la casi totalidad de  su obra. “El idioma –escribió en “Abecedario”- es mi madre, de forma literal y metafórica. Con seguridad es también mi casa, con la que vago por todo el mundo”. Milosz se estrenó como poeta en la década de los 30 con un par de libros que explotaban la veta más irracional y visionaria de la poesía polaca, en contacto con las vanguardias europeas: “Tres inviernos” (1933) y “Poema sobre el tiempo congelado” (1936), libro este último que le valió en 1934 una beca para estudiar en Francia. Antes se había licenciado en derecho y durante algún tiempo trabajó como pasante en un bufete de abogados. Luego comenzó su carrera de funcionario trabajando en las oficinas de radio Polonia entre 1935 y 1939. El estallido de la segunda guerra mundial le lleva a Varsovia, donde es testigo de la ocupación alemana y el levantamiento del gueto judío. En esta ciudad se moverá en la clandestinidad ofreciendo su apoyo a los perseguidos por el régimen nazi. Al finalizar la guerra, abandona una Varsovia devastada para irse a vivir a Cracovia, donde publica “Salvación” (1945), poesía de carácter realista que trata de convertirse en denuncia de una época de barbarie y deshumanización. Después de Salvación (1945), se inicia una época de poesía más social, de acerada denuncia a través de la ironía. Durante la ocupación de Varsovia, Milosz traduce "La tierra baldía" de T.S. Eliot, poema que ejercerá una gran influencia en el autor. Harto de la imagen de una Polonia desolada tras haber sido tomada por el ejército soviético, Milosz busca una vía de escape que lo aleje de su país y por fin encuentra un trabajo, en el año 1946,  como agregado cultural en la Embajada de la república popular de Polonia en Washington. En 1950 Milosz es destinado a Francia, como primer secretario de la embajada polaca en París, pero en diciembre de ese mismo año le retiran al pasaporte cuando decide volver a Varsovia. En 1951, de nuevo en Francia, empieza su largo exilio, que iba a durar treinta años. Tras vislumbrar en Varsovia la faz bárbara del estalinismo, rompe con el Gobierno de su país y pide asilo en Francia. Quiere regresar a Estados Unidos, donde ha dejado a su familia, pero una trama urdida a su alrededor para desacreditarle como topo soviético ante el gobierno de los Estados Unidos convierte la obtención del visado en un trámite kafkiano que iba a demorarse durante diez años. Durante esta década va a malvivir en una Francia difícil y desocupada, ganándose la vida a duras penas con colaboraciones esporádicas para algunas revistas del exilio. Allí traba amistad con Albert Camus, que a la sazón estaba siendo acosado por una campaña de denigración orquestada por Jean Paul Sartre desde la revista “Les temps Modernes”, purgando por el pecado de no querer doblegarse a la línea antipiimperialista que dictaba escribir en contra de los Estados Unidos para alinearse con la Unión Soviética. Fue Camus quien facilitó desde la editorial Gallimard, de la que era asesor, la publicación de sus novelas “El poder cambia de manos” y “El valle de Issa”, además de su libro de ensayo “El pensamiento cautivo”, denuncia –este último libro- de la mentalidad intelectual bajo el estalinismo, que hace del artista un títere desde el momento en que coloca su talento al servicio del poder. “Cuando me entregué a la escritura del pensamiento cautivo –comentó Milosz más tarde- sentía con fuerza que estaba haciendo algo incorrecto, que estaba violando las reglas del juego aceptado por todos, incluso más, que me estaba adentrando en el espacio sagrado para blasfemar”. Esta audacia suya por denunciar los tejemanejes del totalitarismo en su propio país le costó la desgracia de ser señalado como un enemigo del pueblo por escritores polacos que hasta entonces habían sido sus amigos. Durante la década de los cincuenta seguirá publicando más libros de poemas: “La luz del día” y “Tratado político”.   A partir de 1960 obtiene por fin su visado a los Estados Unidos al lograr una invitación como profesor de lenguas y literaturas eslavas en la Universidad de Berkeley. Para Milosz, América – a la que llegó a definir  como un cúmulo de contradicciones-, era, sobre todo, Walt Whitman, el gran bardo americano con el que iba a compartir su visión panorámica del mundo. “En él se cumple -escribió en cierta ocasión- la fórmula de la poesía entendida como totalidad de lo real. Conforme a esta fórmula, la poesía debe ser como un río caudaloso, un río que lo arrastra todo: arena, ramas, troncos de árboles y, por supuesto, pepitas de oro. Ahí radica la grandeza de Walt Whitman”. Aparecen en esta década cuatro libros de poesía que representan un cambio respecto a la poética anterior: el más importante de ellos, “Ciudad sin nombre”, 1969. La poesía social pasa a un segundo plano para dejar paso una obra lírica más reflexiva en donde se pregunta por la finalidad de la poesía, por los ideales humanos o por el sentido de la muerte. En los años setenta publica un único libro de poemas, pero que resulta de una importancia capital en su obra: “Desde donde el sol sale hasta donde se pone”. Al mismo tiempo imparte cursos sobre la obra de Dostoyevski, cuya influencia va a estar presente tanto en su reflexión sobre el bien y el mal y la responsabilidad moral del hombre como en la multiplicidad de voces con que va a acompañar su poesía. Comienza entonces la época de mayor plenitud en la carrera del poeta, culminada con la obtención del premio nobel de literatura en el año 1980. La nueva apertura de Polonía, tras la aparición  del sindicato “Solidaridad”, le permite regresar a su país, lo que provocará un nuevo giro en su poesía, ahora centrada en la memoria y en la imposibilidad de evocar las cosas con la fidelidad con que se sucedieron. La traducción durante esta época de algunos libros bíblicos va a tener influjo en sus nuevos poemas, así como la obra esotérica de Swebendorg, William Black o Simone Weil. En el año 2000 publica el volumen “Esto”, poesía cuyo tono abandona el lirismo de obras anteriores para partir a la búsqueda de un lenguaje más depurado y esencial. Especial trascendencia para su vida personal tendrá la muerte de su segunda mujer, Carol Thigpen, que desencadena la escritura del largo poema Orfeo y Eurídice. En 2006, dos años después de su fallecimiento, producido el 14 de agosto de 2004, aparece su libro póstumo “últimos poemas”, la mayoría de ellos compuestos durante los últimos meses de vida. Libro testamentario en donde da un repaso a la totalidad de su vida y obra con la lucidez y la ecuanimidad que otorga el estar en el último tramo del camino, al borde de una frontera que le permite volver a plantearse las grandes interrogaciones metafísicas y religiosas que siempre acompañaron su poesía. (La traducción de los poemas aquí seleccionados se le debe a Xavier Farré y pertenecen al libro publicado a principios del 2000 titulado "Otro espacio".)

OTRO ESPACIO

¡Qué espaciosas son las habitaciones celestiales!
Se accede a ellas por peldaños de aire.
Sobre las nubes hay jardines colgantes del paraíso.

El alma se separa del cuerpo y flota,
Recuerda que existen las alturas
Y que existe el fondo.

¿Hemos perdido realmente la fe en el otro espacio?
¿Han desaparecido para siempre el Cielo y el Infierno?

¿Cómo encontrar la salvación sin prados celestes?
¿Dónde tendrá su sede la asociación de condenados?

Lloremos, lamentémonos de esta gran pérdida.
Pintémonos la cara con carbón, soltémonos el pelo.

Imploremos que nos sea devuelto
El otro espacio.




ENCUADERNACIÓN

                   La Pologne es un pays marcegaux,
                       Ou habitent los Juifs.
                            Geografía de Europa según los
                            Franceses (año 1939)

La tragedia, Patrice, queda bien con una encuadernación
De rocas fragmentadas, de terribles abismos.
Pero yo describí una llanura arenosa,
Ocas en la linde, lo gris y lo indeterminado
De un país del que apenas se sabe algo
Porque su tristeza no tiene manos ni cara.

Tenía que escribir, Patrice. Me lo imponía
Una orden o los remordimientos de conciencia,
Me esforcé cuanto pude en la ira y en la debilidad,
Sin fe en que sería necesario para alguien.
Sabes bien con qué fuerza actúan otras
Causas que el amor por la belleza. El estilo
Incluso sale ganando si se desvía de las reglas
Del modernismo, donde domina la pasión.

La ligereza, tuve algo que ver con ella.
Los adornos también ocultaron mi miseria.
No toleraba las paredes descamadas, la suciedad, los vertederos,
Esa fealdad que es como si apelara a la desgracia.

Pero nos había sido dado esto. Ningún agua
Podría lavar los estigmas de mi memoria.
Y se tenía que hacer algo con esto. Hacer algo.



WERKI

Un cuerno, un tambor, una viola tocando
En la casa, en un monte entre bosques, en otoño.
Desde aquí hay una vista a los meandros del río.

Quisiera seguir arreglando este mundo.
Pero pienso en ellos y están todos muertos.
Y es un país desconocido.

Su geografía, como dice Swedenborg, no se puede trasladar a los mapas,
Porque allí, así como uno ha sido, así es como mira.
E incluso ocurren errores, por ejemplo andar
Y no saber si ya estás en la otra parte.

Como yo, quizás sólo sueño estos bosques rojodorados,
El resplandor del río donde nadaba de joven,
El octubre de mis poemas con un viento como el vino.

Los padres nos enseñaban sobre la salvación y la condena,
Pero ahora yo no sé nada de todo esto.
He notado en el hombre la mano de mi Guía,
Pero no me ha dicho nada del castigo, no ha prometido premio alguno.

                                     Werki, cerca de Vilna, octubre de 2000




VENTAJA

No es difícil llevarles ventaja, porque están muertos.
Me siento con ellos a la mesa, es verano, antes de la guerra,
Toda la pensión. Puedo hacer lo que quiera
Con ellos, incluso hacerlos memorables.
Qué pérfido juego de un quinceañero,
Arrogante, de una timidez repulsiva,
Que sólo calla, sonríe estúpidamente
Porque no conversará con ellos sobre Schopenhauer.
¿Será normal? Una sospecha certera.
En esto llevan razón, puesto que “conocen la vida”,
Es decir, la zona abyecta bajo un amable parloteo.
Ahora pues, os tengo en mi poder, desdichados.
Se puede decir que soy un capellán de las sombras.
Aquí, ni chismorreos ni roces amorosos
Cuando escuchéis mi amargo discurso.
¿Qué sacaría yo? Lo que hay que pagar en su momento.
Os tuve envidia más de una vez. Nina, Edek,
Si pudierais adivinar algo de mi destino,
Quizás habríais soportado mejor vuestra mediocridad.
Estoy aquí con la memoria de una gran ilusión.
No estoy orgulloso. Más bajo que vuestro círculo
De monadas mortales, de vasallos del cuerpo.
¿Y qué me importa no desaparecer del todo?
¿Dejar una obra, si el balance
Es incierto? No sé, tal vez valió la pena.
Pero en realidad no era esto lo que quería.



EMIGRAR

En sueños vuelven a mí los años en el extranjero,
Y sólo entonces sé cuánto he sufrido.
Nuestra vida pasada está oculta,
O tapiada tal como hacen las abejas
Empastando con cera las zonas estropeadas.

¿Quién podría existir conservando en la memoria
Todas las humillaciones de nuestra altiva ambición,
O las miradas indulgentes a un pobre que piensa
Que aquí hay algo que merece la pena, como en una casa?

Si tuviera que dar testimonio a los jóvenes,
No diría ni una sola palabra sobre el éxito.
Puede acontecer, sin duda, y es amargo.



BAÚL

Tal vez Dios creó el mundo para que se reflejara en un número ilimitado de ojos de los seres vivos, o, lo que es más probable, en un número ilimitado de conciencias humanas.

También de fantasías humanas, tales como mi imaginación romántica del bosque en Raudonka, o mi imaginación sobre los pechos de la señorita Pola cuando estaba enamorado de ella.

¿Dónde guarda Dios esos reflejos? ¿Tendrá un baúl muy grande el que conserva todos sus tesoros?

¿Será un enorme ordenador donde cabe su inmensurable multiplicidad?

¿Está ocupado tal vez en mirarlos, comparando los reflejos con lo que realmente fue,

Y se burla de los sabios en su cara, porque éstos afirmaban que sólo existían los reflejos y nada más?




DEGRADACIÓN

Los altos conceptos de mí mismo quedan rebajados
Al mirarme al espejo,
La flojedad de la vejez
Mantener la respiración de la esperanza de que el dolor
Se vuelva.

Innumerables multitudes de personas así humilladas,
Como también otros seres mortales,
Que parecen soportarlo con mayor humildad,
El halcón, con un vuelo lento para alcanzar a la paloma,
Una cigüeña renqueante expulsada por la sentencia de la bandada
Que levanta el vuelo.
La rotación de la estaciones, descender a la tierra.

Y a todo esto ¿qué hacen las fuerzas celestes?
Se pasean, observan,
Aquí, nosotros, y allí, el así llamado reino natural.
Qué es peor, la conciencia o la falta de conciencia?
Claro, no teníamos espejo alguno en el Paraíso.



OJOS

Estimados ojos míos, estáis en baja forma.
Me proporcionáis unos contornos borrosos,
Y cuando es un color, está nebuloso.
Pero fuisteis una jauría de lebreles reales
Con los que salía antaño de mañana.
Prendedores ojos míos, habéis visto muchos
Países y ciudades, islas y océanos.
Juntos saludamos las enormes salidas de dol,
Cuando un largo aliento nos llamaba a correr
Por las sendas en las que se secaba el rocío.
Ahora, lo que habéis visto lo conservo en mí
Y se transforma en memoria o en sueños.
Me alejo lentamente de esta feria del mundo
Y percibo en mí como una aversión
Hacia las simiescas ropas, gritos, redobles.
Qué alivio. A solas con mis meditaciones
Sobre las afinidades fundamentales de la gente
Y sobre el pequeño grano de sus disimilitudes.
Sin ojos, absorto en un punto claro
Que se extiende y se apodera de mí.
                                                             22.VII.2001




APUNTES

¿Qué se puede expresar? Nada se puede expresar,
Fuego en los fogones. Anastasia fríe blinis.
Diciembre. Antes de amanecer. En una aldea cerca de Jaszuny.

*****
    
Ya debería morir, pero aún no he terminado mi tarea.

*****

¡Qué lejos está el lenguaje humano de la mudez de los poemas!

*****

Se extiende el valle, signos, luz.

*****

Señor, no fui fuerte,
No tengo coraje.
Me llevaste a un abismo
Y por los imposibles.

****

Siempre inmaduro,
Sólo yo sé qué ridículo.

*****

Cálido Valle de los simples vivos.
Se pasean por las aguas verdes.
Me pintan en el pecho con tinta roja
El corazón y signos de una bondadosa aceptación.

*****

Alabar. Es quizás lo único que le queda
A quien recuerda, a quien va considerando
Desgracia tras desgracia y de qué parte golpeaban.

*****

Esta gente que está a mi lado no sabe cuán difícil es fingir que nada ha pasado, que todo es normal.

*****

Amé a Dios con todas mis fuerzas en los caminos arenosos de los bosques.

*****

¿Dónde está la memoria de esos días que fueron tus días en la tierra,
Y te causaron dolor, y alegría y fueron para ti todo el universo?

*****

Muy abajo, en las simas,
Una mesa, en ella hay un libro grueso,
Y una mano que escribe en él…

*****

Estaba desnuda a las puertas del Infierno.

*****

Quería describir el mundo como en Lucrecio,
Pero todo se complicó demasiado,
Y había demasiadas pocas palabras en el diccionario,
Así que sólo grité: ¡Y sin embargo, se mueve!


***** 
Le dije a ella: Siempre te quise sólo a ti, y ahora sé de dónde surge la pérdida.

*****

Mi amor en el sueño, una ardilla en el avellano.

*****

¡Ciudades! No fuisteis descritas.

*****

Delante iban los adultos, con sus tontas conversaciones.

*****

El río Wilia fluye indiferente.

*****

Afectado por la compasión y la aversión.


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