lunes, 11 de mayo de 2020

POETAS 117. Adam Zagajewski (II) "Asimetría"






Adam Zagajewski es un poeta, novelista y ensayista polaco que nació en Lwów, el 21 de junio de 1945, población que actualmente pertenece a Ucrania. Descendiente de una familia de la antigua nobleza rural de Polonia, es hijo de un profesor de ingeniería que heredó de sus padres el amor por la lectura. Su familia fue expulsada por los ucranianos y se instaló en 1946, tras la Segunda guerra mundial, en Gliwice (Silesia), una pequeña población alemana que Polonia acababa de anexionarse. Cursa en esta población sus estudios secundarios y allí experimenta, durante la adolescencia, sus primeras sensaciones de lo que luego llamará mística para principiantes: “la combinación de felicidad inesperada y de una comprensión muy intensa de lo que nos rodea”. Esta experiencia de felicidad intensa la va a relacionar con la común experiencia de gran parte de los artistas, aquello que fundamenta la base psicológica del arte. Precisamente fue psicología la carrera en la que se matriculará en la Universidad de Cracovia. Más tarde cursará Filosofía e impartirá clases de esta disciplina en la Universidad de Ciencia y Tecnología. Mientras inicia la publicación de sus primeros poemas, se adhiere al movimiento “nueva ola”, que eclosiona a finales de los años sesenta, formando, junto con otros poetas, el grupo generacional del 68,  muy comprometido políticamente contra el gobierno totalitarista y que tenía como altavoz para difundir su disidencia la revista “Teraz” (Ahora). Tras una etapa de fuerte activismo político en la década de los 70, y tras la prohibición por parte de las autoridades de su país de la publicación de sus obras, en 1982 decide dejar todo aquello que lo arraigaba a Polonia para vivir una historia de amor con una mujer a la que sigue hasta París, ciudad en la que residirá por unos años. En 1988 se exilia a Estados Unidos para trabajar como profesor en el Creative Writing Program de la Universidad de Houston. Allí publica su poemario Plótno (1990), en el que ya se hace patente el abandono de una poesía de compromiso político para transitar hacia otras preocupaciones más íntimas. Tras una larga estancia de exilio en Estados Unidos, por fin regresa a su país en 2002 para instalarse en Cracovia con su mujer. Además de los libros ya señalados, pueden destacarse sus libros de poemas “Deseo” y “Mano invisible”, además de su libro de ensayos “En defensa del fervor”. Entre los numerosos galardones recibidos a lo largo de su carrera, se encuentra el premio “Princesa de Asturias de las letras”, en 2017. Las manifestaciones sobre su concepción de la poesía han sido numerosas y también puede leerse entre líneas repasando alguno de sus poemas. Para Zagajewski, la poesía es la búsqueda de resplandor, ese algo que hay más allá de las palabras: “Se transmite alguna experiencia que está antes de las palabras, ¿cómo?..., a través de los agujeros que hay en las palabras”. Para Zagajewski la poesía es el sentimiento de que hay en el mundo algo mucho más profundo y contradictorio. Y este sentimiento se transmite al poeta como un estado de enamoramiento por lo dramático de la vida.  Los poetas, según su concepción un tanto irracional de la poesía, escriben sin saber lo que dicen: “Escribir poesía es un espacio angosto entre el decir algo y no decirlo”. Forma también parte de su concepción de la poesía el parentesco del poeta con el místico, como se puede apreciar en su poema “Mística para principiantes”: “El poeta –ha declarado en una entrevista- es un místico imperfecto porque lo que le caracteriza es la locuacidad”. Los poetas necesitan publicar sus obras y por eso rompen ese silencio en el que madura una buena parte de su creatividad. En un encuentro con el escritor John Burnside, en la residencia de Estudiantes de Madrid –se deja enlace-, Adam  dejó ver cuál es a su juicio la naturaleza del  proceso creativo que se genera en los poetas cuando componen un poema. “A veces escribir un poema implica inspiración y la existencia de obstáculos. Tienes un momento de inspiración, que en sí mismo es como el aire, y en él hay metáforas, espíritus… Y todo aquello que tiene un elemento de aire es transparente, sin substancia, de modo que debe encontrarse con un obstáculo para poder materializarse. Todo lo que odiamos de la vida, la rutina, el aburrimiento, el sufrimiento o la crueldad de la historia, forma parte de estos obstáculos. La energía pura con que sentimos esos espíritus proviene de no se sabe dónde; es un inicio misterioso. Luego esa energía se topa con una red enorme y banal de obstáculos y circunstancias.”
 Los poemas que se selecciona aquí proceden de su libro de poemas "Asimetría", cuya traducción se le debe a Xavier Farré.

https://elcuadernodigital.com/2017/06/09/adam-zagajewski/





LOS POETAS SON PRESOCRÁTICOS

Los poetas son presocráticos. No entienden nada.
Escuchan con atención lo que susurran los ríos anchos de las llanuras.
Admiran el vuelo de los pájaros, la paz de los jardines en las afueras
Y los TGV que corren todo recto sin aliento.
El olor del pan caliente, recién hecho, de las panaderías
Hace que se detengan de repente
Como si recordaran algo muy importante.
Cuando murmura un arroyo, el filósofo se inclina hacia las aguas salvajes.
Las chicas juegan a las muñecas, un gato negro espera impaciente.
Hay silencio sobre los campos en agosto al emigrar las golondrinas.
Las ciudades también tienen sus sueños.


Pasean por los caminos del campo. El camino no tiene fin.
A veces reinan y entonces todo se queda inmóvil,
Pero su reinado dura poco tiempo.
Cuando aparece el arco iris, desaparece la angustia.
No saben nada, pero van anotando metáforas sueltas.
Despiden a los muertos, sus labios se van moviendo.
Miran cómo los árboles viejos se cubren de hojas verdes.
Callan mucho tiempo, después cantan y cantan hasta que estalla la garganta.




MALETA

Cracovia nublada por la mañana, las colinas humeaban.
En Múnich llovía, los Alpes, invisibles
Y pesados, descansaban en los valles como piedras.

Hasta Atenas no vimos el sol que
Provocó que el aire, todo el aire,
Toda una inmensa flota de aire
Se transformara en oro tembloroso.

Como dicen los escritores religiosos: de repente
Me convertí en otra persona.

Soy tan sólo un turista en el mundo visible,
Una de entre esas miles de sombras que
Deambulan por las salas inmensas de los aeropuertos,

Y detrás de mí como un perro fiel con sus pequeñas ruedas
Tengo a mi maleta verde.

Soy tan sólo un turista distraído,
Pero amo la luz.



MANDELSTAM EN FEODOSIA

        Dejadme libre, no estoy hecho para la cárcel.
                                     OSIP MANDELSTAM
                  (en la prisión de Feodosia, en el año 1920)

Mandelstam no se equivocaba, no estaba hecho
Para las prisiones, pero las prisiones sí estaban hechas
Para él, innumerables prisiones y campos de trabajo
Le esperaban pacientes, los trenes de mercancías
Y las barracas sucias, las agujas de las vías y
Las lúgubres salas de espera le esperaron mucho tiempo
Hasta que llegó, le esperaban los chequistas
Con cazadoras de cuero y los funcionarios
Del partido de sonrosadas caras.
“No veré la fantástica Fedra”,
Escribió. El mar negro no lloró
Lágrimas negras, los guijarros en la playa
Rodaban obedientes, como quería la ola,
Las nubes pasaban rápidas sobre la tierra despreocupada.



UN POEMA FLORECIENTE

Cada poema, incluso el más breve,
Puede transformarse en un largo poema floreciente,
Y dar la sensación de que podría incluso estallar
Porque por doquier se esconden unas reservas
Inconmensurables de crueldad y de maravillas y esperan
Pacientes nuestras miradas que puedan liberarlas
Y extenderlas como se extienden las cintas de carreteras en verano,
Sólo que no sabemos qué prevalece, ni si nuestro ingenio
Puede irle a la zaga a esta realidad tan rica;
Por eso cada poema tiene que hablar
De la totalidad del mundo; por desgracia, no estamos
Lo suficientemente atentos, nuestros labios son
Estrechos y filtran las imágenes como
El avaro de Molière.



MARTÍN PESCADOR

                           As Kingfishers, catch fire…
                                           G. M. HOPKINS

Vi cómo un Martín pescador en su vuelo sobre la superficie del mar,
Un vuelo sencillo como la vida de Euclides, sencillo e impetuoso,
De repente estallaba en una plenitud de colores, vi cómo el salvaje fuego
Del mundo recubría sus alas, pero no mataba, antes bien inducía
A que aquel proyectil irisado alcanzara seguro
La orilla rocosa, el nido allí escondido;
Resulta que las llamas también pueden ser
Refugio, una casa donde arden
Los pensamientos pero no son destruidos,
Una prisión que nos libera de la indiferencia,
De la apática observación de una tarde ociosa,
Un potente oxímoron,
A veces también un poema,
Casi un soneto.



ACERCA DE MI MADRE

Acerca de mi madre no sabría decir nada,
Cómo repetía vas a lamentarlo
Cuando ya no esté, y yo no creía
Ni en ya ni en no esté,
Cómo me gustaba mirarla leyendo una novela de moda,
Yendo directamente al último capítulo,
Cómo en la cocina, donde pensaba que no era un lugar
Adecuado para mí, preparaba el café del domingo,
O, lo que era aún peor, un filete de bacalao,
Cómo esperaba a que llegaran los invitados y se miraba
Al espejo, haciendo aquella cara que la protegía tan bien
De mirarse cómo era realmente (por lo que parece, eso
Lo cogí de ella, igual que otras debilidades),
Cómo hablaba con soltura de las cosas
Que no eran su fuerte, y cómo tontamente
La hacía rabiar, como aquel día que se comparó
Con Beethoven, al perder el oído,
Y yo le dije, cruel, pero sabes, él
Tenía talento, y cómo me lo perdonaba todo
Y cómo lo recuerdo todo, y cómo volé de Houston
A su entierro y no supe decir nada,
Y sigo sin saberlo.



SABEMOS QUÉ ES EL ARTE

Sabemos qué es el arte, conocemos bien la sensación de felicidad
Que nos aporta, a veces difícil, amarga, amargo-dulce
Y a veces sólo dulce, como los postres turcos. Valoramos el arte
Porque quisiéramos saber qué es nuestra vida.
Vivimos, pero no siempre sabemos qué significa.
Así que viajamos, o sencillamente abrimos un libro en casa.

Recordamos el momento de iluminación ante un cuadro,
Y también quizá recordemos qué nubes pasaban entonces por el cielo.
Temblamos al oír cómo toca el violoncelista
Las suites de Bach, cuando escuchamos cómo canta el piano.
Sabemos qué puede ser la gran poesía, un poema
Escrito hace tres mil años o ayer mismo.

Pero no entendemos por qué algunas veces en un concierto
Nos domina la indiferencia. No entendemos por qué
Algunos libros parecen ofrecernos el perdón
Mientras otros no ocultan su rabia. Lo sabemos, y después lo olvidamos.
Con dificultad sólo suponemos por qué sucede que las obras de arte
Se enrollan, se cierran como un museo italiano un día de huelga (sciopero).
¿Por qué se enrollan también nuestras almas a veces y se cierran
Como un museo italiano un día de huelga (sciopero)?
¿Por qué el arte calla cuando suceden cosas terribles,
Por qué no lo necesitamos entonces, como si esas cosas terribles
Llenaran el mundo por completo, del todo, hasta el techo?
No sabemos qué es el arte.



MAR DEL NORTE

      Así nos imaginamos el conocimiento:
      Oscuro, salado, claro, móvil, completamente libre…

                                                      ELIZABETH BISHOP
                      (Traducción de Sam Abrams y Joan Margarit)


O tal vez fuera que sólo fingíamos no saber nada.
Quizá así fuera más fácil ante la inmensidad de la experiencia,
Ante el sufrimiento (en general, el sufrimiento ajeno).
Quizá en todo eso hubiera incluso un poco de pereza
Y una pizca de distensión. Tal vez hubiéramos pensado:
Es mejor ser un epígono lejano de Sócrates
A reconocer que, no obstante, sabemos algo.
Tal vez en los largos paseos cuando se mostraban
La tierra y los árboles, cuando empezamos a entender algo
Tuvimos miedo de nuestra determinación.
Tal vez nuestro conocimiento sea amargo, demasiado amargo,
Como la ola gris del mar del Norte
Que ya se ha tragado muchos barcos
Pero que sigue estando hambrienta.



RAJMÁNINOV

Antes, al escuchar el tercer concierto,
No llegué a percibir que para los entendidos
Era una música demasiado conservadora (entonces no sabía
Que en el arte aparte de arte también había odios, disputas
Fanáticas, condenas dignas de la época de las guerras religiosas),

En el oí la promesa de las cosas que tenían que llegar,
El presagio de una dicha y de un amor difíciles, el esbozo
De los paisajes que iba a conocer algún día
El presagio del purgatorio y del paraíso, los desplazamientos
Y, al final, tal vez también algo similar al perdón.

Ahora, cuando escucho cómo Martha Argerich interpreta
El concierto en re menor, admiro su maestría,
Su pasión, su inspiración, y al mismo tiempo ese chico
Que yo había sido intenta entender, no sin dificultad,
Que se cumplió y qué se desvaneció. Qué vive.



CHACONA
                 Para Jaume Vallcorba
.
Lo sabemos, todos saben que habló con el Señor
En innumerables cantatas y pasiones, pero está
También la chaconne de la Patria para violín solo nº 2
Aquí, tal vez sólo aquí, Bach habla de su vida,
De improviso, inesperadamente, nos cuenta sobre sí mismo,
Con rapidez, impetuosamente, arroja toda su tristeza y alegría
(no tenemos nada más), la desesperanza por la pérdida de mujer e hijos,
La desolación porque el tiempo nos lo va a arrebatar todo,
Aunque también el éxtasis de las horas interminables
Cuando en el aire estadizo de una tenebrosa iglesia,
Solitario como el piloto de un avión transportando el correo
A países extranjeros, tocaba los órganos y notaba bajo los dedos
La sumisión neumática de ellos, su arrobo, su temblor,
O cuando oía la voz del coro, uniforme, intensa, como si
De una vez para siempre terminaran las disensiones de la gente
-precisamente también nosotros soñamos
Poder decir la verdad de nuestra propia vida,
Y lo intentamos todo el tiempo con torpeza,
Y lo seguiremos intentado, pero dónde están,
Dónde pueden estar nuestras cantatas, dime
Dónde está la otra cara.


“STUDNIÓWKA”

O cuando antes de la studniówka madre vino a la reunión
En la que comentábamos el programa artístico de la velada
Y cómo saltó con unas ideas que
A nosotros nos parecían flojas, pasadas,
Como si fuera ella, y no nosotros, quien iba a hacer el examen
Que ya había hecho antes de la guerra
Con matrícula de honor, si lo recuerdo bien,
Y también la guerra, como todo parece indicar,
La pasó con buena nota, y cómo entonces,
 Durante aquella reunión, yo me avergoncé de ella,
En cambio, durante la guerra no pude admirarla
Por otros motivos, totalmente distintos,

Y cómo esa asimetría,
Durante muchos años, incluso décadas,
No me permitía verla
Bajo la intensa luz de la verdad,
Intensa e intricada,
Intrincada y justa,
Justa e inalcanzable,
Inalcanzable y espléndida.



NOCHE, MAR

Por la noche el mar es oscuro, mate
Y habla con un murmullo ronco
De esta manera conocemos
Su vergonzoso secreto: brilla
Con un fulgor reflejado
Por la noche es pobre como todos nosotros,
Negro, huérfano:
Pacientemente espera al regreso del sol.



ESE DÍA

Ese día cuando te llega la noticia
De que ha muerto alguien cercano, un amigo, o alguien
Que no conocíamos pero que admirábamos en la distancia;
Ese primer instante, las primeras horas: él o ella están muertos,
Parece como seguro, inevitable, tal vez incluso
Justificado, confiamos (de mal grado) en la persona que nos lo anuncia
Por teléfono, desesperada, o tal vez en el locutor de una emisora
Indiferente, pero no podemos creerlo,
No podemos aceptarlo por nada del mundo,
Porque todavía no ha muerto (para nosotros), no ha muerto
El (ella) ya no está, pero todavía no ha desaparecido
Para siempre, todo lo contrario, parece que esté en el punto
Más álgido de su existencia, sigue creciendo,
Aunque ya no esté, sigue hablando,
Aunque ya haya enmudecido, sigue triunfando,
Aunque ya haya perdido, ha perdido su batalla (¿contra qué?
¿contra el tiempo? ¿contra el cuerpo?), pero no, es mentira, ha vencido,
Ha alcanzado la plenitud, la mayor plenitud posible,
Está tan pleno, es tan grande, tan admirable que no cabe
En la vida, hace estallar los vasos frágiles de la vida,
Domina sobre los vivos como si estuviera hecho
De otro material, del bronce más resistente,
Pero al mismo tiempo empezamos a dudar,
Tenemos miedo, inferimos, sabemos
Que al instante aparecerá el silencio
Y un llanto impotente.



ENSAYO

O también cuando decía: no deberías
Prestar atención a lo que hacen los demás,
Pero ella sí que se la prestaba
Cuando corregía mis redacciones.
Cuando citaba, habitualmente mal,
Lo que Joseph Conrad
Dijo sobre la naturaleza de la escritura,
Cuando se quedaba pensativa, pero nunca enteramente,
Cuando iba por la calle de nuestra ciudad
Provinciana como si fuera por París,

Cuando me miraba inquisitiva
Y yo no estaba seguro si
Me miraba a mí o a un cierto
Ideal de hijo, cuando enfermaba,
En general demasiado, y después, cuando
Empezó en serio a enfermar
Y yo pensaba que seguía siendo
Tan sólo un ensayo, mientras que era
Ya el principio de morir
(final de la cursiva).



VELAS BLANCAS

Eugéne Delacroix observaba
Los barcos de vapor en el canal de la Mancha
Que lenta y sistemáticamente empezaban
A arrinconar a las fragatas de hinchadas velas blancas
Y escribía con tristeza en su diario:
Todo a nuestro alrededor es presa de la degradación,
La belleza del mundo desaparece para siempre;
Sin parar aparecen nuevos
Inventos, tal vez útiles
Pero infinitamente banales
(por ejemplo, los ferrocarriles,
Las locomotoras pesadas como el brazo de un verdugo).
Él mismo pintaba bellos caballos y amenazantes leones
Y sus músculos tensos bajo el corto pelaje
Y los uniformes de los cipayos, mucho rojo que
Puede dar la sangre o las telas exóticas,
Y la luz bailando en la hoja de los sables
-y después ya sólo quedaron máquinas,
Grises máquinas y manchas de aceite
En la arena, en el serrín (y también sangre).
Hay mucha nueva realidad
Y todo lo que era maravilloso se ha cohibido,
Es difícil encontrarlo, recordarlo,
Hacerlo perdurable, con todo las altas,
Blancas, acrecentadas nubes,
Los cúmulos arrogantes y orgullosos, fluyen
Por encima de Francia y de Alemania y de Polonia,
Fluyen por encima de nosotros y en ellas se esconden
Fieles pájaros migratorios, grullas y pinzones,
Y en ellas viven golondrina, orioles, vencejos,
Y también aeronaves de hierro
Que nos matan o nos salvan,
Siguen sobrevolando sobre nosotros
La muerte y la salvación.



MIS POETAS PREFERIDOS

Mis poetas preferidos
No se han encontrado nunca
Vivieron en diferentes países
Y en diferente épocas
Rodeados de la banalidad
Por gente buena y mala
Vivieron modestamente
Como un manzano en un jardín
Amaron las nubes
Levantaban la cabeza
Por encima de ellos fluía
Una gran armada
De sol y de sombra
Era como una película
Que no tenía nunca final
Los instantes de amargura
Pasaron rápidamente
Los instantes de felicidad también
A veces sabían
Qué eran el mundo
Y escribían duras palabras
En un papel sedoso
A Veces no sabían nada
Y eran como niños
En un patio de recreo
Cuando caía
La primera gota
De una cálida lluvia



DESCONSUELO POR LA PÉRDIDA DE UN AMIGO

Mi amigo no ha muerto, mi  amigo vive
Pero no puedo encontrarlo, no puedo verlo
No nos está permitido hablar entre nosotros
Mi amigo se esconde de mí
Se lo ha llevado una profunda corriente política
Mi amigo ahora sabe la respuesta a todas las preguntas
Y sabe encontrar la fuente de cada respuesta
Mi amigo considera que yo soy
Frívolo, errante, irreflexivo,
Perdido sin esperanza en las tendencias
De los epítetos irresponsables
En una maleza amenazadora de evasivas
Mi amigo sabe qué es el ancla de nuestra vida
Qué es una hipérbole superflua y qué sólo una lítote
Mi amigo por las noches no sale
De casa ni siquiera en mayo cuando todas
Las casas cantan y las golondrinas desaparecen en el cielo
Por largo tiempo y vuelven de allí alegres
Despojadas de preocupaciones, renovadas
Mi amigo amaba la patria
Pero la patria es seria y no sale a pasear ni siquiera
En mayo, sólo está alerta, mi amigo
No tiene tiempo ni para metáforas ni para el pars pro toto
Mi amigo se esconde de mí
Mi amigo vive



JUNGLA

Pero esto es una simple causalidad: una ciudad silesiana,
Escoriales en el horizonte, en la calle gente mayor
Hablando en una lengua traída del Este,
Después descubrir la música, Brubeck, Charlie Parker,
El concierto de Rajmáninov y la séptima sinfonía,
Descubrir que hay algo más, algo muy diferente,
La música al principio ajena y bella como Greta Garbo
En una película de espías, en medio de figuras mediocres,
Y las primeras poesías que me hablaban directamente,
Pero también ese cura gordo con su sotana llena de manchas
Y el profesor de la historia mentirosa con su tosca cara de buitre,
Los bailes de la escuela en los que nuestras compañeras, tan normales,
Se transformaban de repente en seres misteriosos,
La calle principal (para nosotros era un fragmento
De una gran metrópolis) y los jardines de las afueras que olían
A malas hierbas, y en otoño al sustancioso humo de las hogueras.
Por qué precisamente esa rara combinación de negro
Y blanco, de verde y azul –el negro era el que predominaba-
Y no las ideas, no la paz en estudio de un filósofo,
No el esbozo de un ingeniero, la estenografía de mi padre,
Sólo el caos, un caos de manchas, de sonidos y de olores,
Una jungla, un fantástico caos que después
Durante toda la vida uno intenta entender, ordenar,
En vano porque siempre falta tiempo,
Atención, y ya se queda así, de cualquier manera, en un borrador
Rayado con líneas torcidas color violeta,
En un borrador cuyas tapas de cartón
Se enrollan como las alas de un murciélago, en un cuaderno
Que amarillea y desaparece en el abismo
Del cajón más bajo, desaparece, pero en realidad
Es inmortal.



RUTH
     A la memoria de Ruth Bucynska.

Pasó la guerra en Ternópil. En las tinieblas y en la penumbra. En el temor.
Tenía miedo de las ratas y de las pesadas botas, de las altas conversaciones, del griterío.
Ahora ha muerto, en la oscuridad, en el silencio blanco de una sala de hospital.
Era judía. A veces no sabía qué significaba aquello.
Una cosa tan sencilla y del todo incomprensible, como el álgebra.
A veces lo intuía. La Gestapo sabía perfectamente qué significaba
Ser judío judía. La gran tradición filosófica ayuda,
Las definiciones son afiladas como un cuchillo, certeras como una flecha budista.
Era guapa. Debería haber desaparecido entonces, como otros, como otras,
Desaparecer sin dejar huella, partir sin elegía, como tantos,
Como el aire pero vivió largo tiempo a la luz del día, en el sol,
En el aire cotidiano, en el oxígeno de esa simple Cracovia.
No solía saber qué significaba ser una mujer guapa.
El espejo callaba, no conocía las definiciones filosóficas.
No había olvidado aquellos tiempos, pero casi nunca
Hablaba de ellos. Una vez sólo explicó esta historia:
Su gata preferida no se quería queda en el gueto, dos veces
Por la noche volvió hacia la zona aria. Su gata no sabía
Quiénes eran los judíos y qué era la zona aria.
No lo sabía y por eso salía rauda hacia la otra parte como una flecha.
Ruth era abogada y defendía a los demás. Quizá por eso vivió largo años.
Porque los demás son muchos y necesitan ser defendidos.
Nunca van a faltar los inculpadores, pero hay muy pocos defensores.
Era una buena persona. Y tenía alma. Creemos saber
Qué significa esto.



MANET

El artista preocupado fuma un cigarro,
a lo mejor no está contento,
hoy nada le sale bien.

Es un desayuno en el taller,
El limón cortado como en los holandeses.
Pero mira, el modelo, un chico joven

Con una levita negra, se siente perfecto:
Apoyado en la mesa nos observaba
Con una mirada desafiante

Como es propio de los seres felices
Cuya única tarea
Es ser guapos, brillar y

Eso aparte no tienen más cuitas.
Saben que vivirán eternamente,
Aunque sin memoria.



HA MUERTO KRZYS MICHALSKI

Ha muerto inesperadamente Krzys Michalski
Él, de entre mis numerosos conocidos,
Era quién podía pasar por alguien un poco inmortal.
Insolente, dominando a los demás. Increíblemente inteligente.
Hizo muchas cosas buenas. Cuando se pensaba en él
La palabra éxito surgía de esa cueva en la que
Habitualmente vegetaba. Éxito, un auténtico éxito.
Y no un réquiem u otras sensibleras antiguallas.
Parece ser que volaba exclusivamente en business class,
Se alojaba en los mejores hoteles.
Trabó amistad con el papa y con presidentes,
Y al mismo tiempo no dejó de ser un filósofo, es decir
Una persona invisible, alguien que escucha atentamente.
Alguien que algunas veces desaparece en la cueva de los pensamientos.
Es ésta una unión muy difícil, imposible,
Pero únicamente lo que es imposible puede ser maravilloso,
Con una americana negra bien confeccionada, delgado,
Vestido como un viajero que se prepara
Para una gran travesía y no quiere revelar a nadie
Hacia dónde.



BERTOLT BRECHT EN LA ETERNIDAD

Tu tumba se encuentra en el centro de Berlín
En ese cementerio esnob, filosófico
Donde no se entierra a cualquiera,

Donde descansan Hegel y Fichte como anclas herrumbrosas
(sus veleros se hunden en los abismos de los manuales).

Tus equivocaciones extravagantes, tu adoración hacia la doctrina
Están de lado como un hacha y una lanza en las tumbas del neolítico,
Igual de útiles, igual de necesarias.

Elegiste la Alemania Oriental pero por si acaso
Conservaste también el pasaporte austríaco.

Fuiste un revolucionario precavido -¿puede un oxímoron
Salvar el mundo?

Escribiste el poema “A los por nacer” –también querías que el futuro
Cediera a tu persuasión. Pero el futuro ya había pasado.

Esos por nacer ahora dan vueltas indiferentes entre las tumbas,
Como en un museo los turistas
Que miran principalmente a las leyendas
Debajo de los cuadros.

Es abril, un día soleado, frío, las negras sombras se agarran
A las tumbas como si los agentes secretos resultaran ser inmortales.



NOCTURNO

Una tarde de domingo, septiembre; padre escucha
Un concierto de Chopin, distraído
(la música con frecuencia era para él sólo un fondo
Para otras actividades, para trabajar o leer),
Pero enseguida deja el libro, se queda ensimismado;
Creo que uno de los nocturnos
Lo ha emocionado profundamente; mira a la ventana,
(no sabe que lo estoy observando), su cara
Se abre hacia la música, hacia la luz.

Y así queda en mi memoria, concentrado,
Inmóvil, así quedará para siempre,
Más allá del calendario, del abismo,
Más allá de la vejez que lo destrozó,
E incluso ahora, cuando ya no está, sigue
Estando aquí, atento, con el libro apartado,
Y él, inclinado en el sofá, tranquilo,
Escucha a Chopin como si ese nocturno
Le estuviera hablando, explicando algo.



EL PRIMO HANNES

Hannes era pastor en Zürich.
Una vez me llevó a petición mía
A ver la tumba de Joyce y la de Thomas Mann
Y se reía de mí, decía que era un necrófilo,
Un cementeriófilo literario, y también le gustaba
Burlarse de mí, que todo lo sabía
De los libros, por mucho que aún no hubiera estado
en ningún sitio y que no supiera nada.
Creía que tal vez aquella pasión
De escribir poemas (incomprensibles)
Se me pasaría algún día y me ocuparía
De las ideas, tal como hacen los que son inteligentes;
Tenía buen corazón, ayudaba a la familia más lejana
Y a gente que no conocía, pero sus propios hijos
Y a gente que no conocía, pero sus propios hijos
Se lo miraban con ojos muy críticos.
Los viernes y los sábados era inaccesible:
Escribía la homilía para el domingo
Y los tomos de teología se apilaban
En el suelo de madera de su despacho
Como negras esfinges en el desierto.
Murió de repente, no era en absoluto viejo,
Y tantas cosas que han quedado no esclarecidas,
Y que todavía dan vueltas encima de nosotros,
De día y de noche.






















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