martes, 14 de abril de 2020

POETAS 5. Octavio Paz VII ("Sólo a dos voces")





Entre 1959 y 1962, el periodo en que escribe “Salamandra” y “Sólo a dos voces”, Octavio Paz vuelve a residir en París trabajando como diplomático en la embajada mexicana. Había arribado a París por primera vez en diciembre de 1945, en una ciudad donde triunfaba un existencialismo escindido entre la influencia de Jean Paul Sartre y la ascendencia de Albert Camus. En la polémica que enzarzó a ambos escritores, Octavio Paz se va a encontrar mucho más cerca de Camus, con quien le unía “una profunda y espontánea simpatía”. También le unía la fidelidad a España y a su causa, además del enrolamiento en la tradición libertaria y anarquista. “No le debo a Camus –escribió Paz en “Itinerario”- ideas acerca de la política o la historia sino algo más precioso: encontrar en la soledad de aquellos años un amigo atento y escuchar una palabra cálida”. En esta primera estancia en París, además de respirar la atmósfera existencialista, Octavio Paz se siente atraído desde el principio por un surrealismo que por aquel tiempo ya empezaba a declinar. Seducido por la personalidad magnética de Breton, comulga con su exaltada idea de libertad y del amor único, pero desconfía desde un principio de la creencia ingenua en la escritura automática. Invitado por Breton, entra a colaborar en el Almanaque Surrealista de Medio Siglo y asiste a las reuniones del grupo, en el Café de la Place Blanche, donde traba contacto con Benjamin Péret, Max Ernst, Miró, Julien Gracq. Peret, quien a juicio de Paz era el más genuino poeta surrealista, se convertirá desde entonces en su mejor amigo parisino. Cuando después de un largo intervalo vivido en México, Octavio Paz regresa a Paris en 1959, su obra poética y ensayística ya le han convertido en un escritor influyente y la traducción del Poema “Piedra de Sol” por parte de Benjamin Peret le abre las puertas del mundo literario parisino. En esta época entra en relación con Roger Callois y con Cioran. También con Yves Bonnefoy, Kostas Axelos y Cornelius Castoriadis. En París, Octavio Paz se dedica a explorar una ciudad que va reconstruyendo con la memoria y la imaginación, caminando por pasajes y barrios que le dejan una sensación de “déjà vu” provocada por anteriores lecturas de novelas y poemas. Unido a unos pocos amigos por afinidades intelectuales y literarias, frecuenta alguna de sus casas, pero es en los cafés y los bares de París donde tienen lugar alguno de sus encuentros más felices, que luego aparecerán trasladados a sus poemas de aquella época. “Vivía inmerso en la vida literaria de aquellos días -rememorará Paz más tarde-, mezclada de ruidosos debates filosóficos y políticos. Pero mi secreta idea era la poesía: escribirla, pensarla, vivirla. Agitado por muchos pensamientos, emociones y sentimientos contrarios, vivía tan intensamente cada momento que nunca se me ocurrió que aquel género de vida pudiera cambiar.” Pero en 1962 le llega el nombramiento como embajador de México en la india y tiene que cambiar París por Nueva Delhi. Atrás deja tres años de intensa vida parisina y un libro de poemas en el que recogerá parte de estas vivencias, y donde es palpable tanto la huella de la ciudad parisina como la influencia del surrealismo.  Se trata de “Salamandra”, libro que tiene como colofón un largo poema que adquiere entidad independiente: “Sólo a dos voces”. El mismo título ya nos sitúa en esa encrucijada que es la creación poética. Un texto escrito por un escritor (el “solo”) se canta “a dos voces”. El intercambio en la página entre dos voces o discursos ya venía siendo una constante en la poesía de Octavio Paz. El poema refleja visualmente su temática: los versos están desigualmente sangrados y alternan la letra en cursiva con la tipografía regular. Las estrofas en cursiva remiten a los momentos de la creación del poema. Se establece un contrapunto entre la conciencia del proceso creativo del poeta y los frutos que resultan de ésta. Así, el texto que va urdiendo el poema es una tentativa por hacer visible el proceso creativo de escribir poesía. Para Octavio Paz todo decir poético es esencialmente múltiple, se pronuncia –como mínimo- a dos voces. El yo poético del poema trata de establecer un diálogo con el lenguaje, con los textos, consigo mismo y con otros lectores futuros de su propio poema.
 
 

SÓLO A DOS VOCES

 

   En ninguna otra lengua occidental son

   Tantas las palabras fantasmas…

         J. COROMINES, Diccionario crítico-

         Etimológico de la lengua castellana.

 

Si decir No

Al mundo al presente

Hoy (solsticio de invierno)

No es decir

                   

Decir es solsticio de invierno

Hoy en el mundo

                               No

Es decir

              Si

Decir mundo presente

No es decir

                    ¿qué es

Mundo Solsticio Invierno?

¿Qué es decir?

 

                           Desde hace horas

Oigo caer, en el patio negro,

Una gota de agua.

Ella cae y yo escribo.

 

Solsticio de invierno:

Sol parado,

                    Mundo errante.

Sol desterrado,

                           Fijeza al rojo blanco.

La tierra blanca negra,

Dormida,

Sobre sí misma echada,

En una piedra caída.

Ánima en pena

                           El mundo,

Peña de pena

                         El alma,

Pena entrañas de piedra.

 

   Cae la gota invisible

Sobre el cemento húmedo,

Cae también en mi cuarto.

A la mitad del pensamiento

Me quedo, como el sol,

Parado

En la mitad de mí,

Separado.

 


                  Mundo mondo,

Sonaja de semillas semánticas:

Vírgenes móndigas

                                  (múndicas,

Las que llevan el mundum

El día de la procesión),

Muchachas cereales

Ofrendan a Ceres panes y ceras;

Muchachas trigueñas,

Entre el pecho y los ojos

Alzan la monda,

Pascua de Resurrección:

Señora del Prado,

                                Sobre tu cabeza,

Como una corona cándida,

La canasta del pan.

 

Incandescencias del candeal,

Muchachas, cestas de panes,

Pan de centeno y pan de cebada,

Pan de abejas, pan de flor,

Altar vivo los pechos,

Sobre mesa de tierra vasos de sol:

Como y bebo, hombre soy.

 

   Sonaja de simientes, poema:

Enterrar la palabra,

El grano de fuego,

En el cuerpo de Ceres

Tres veces arado;

Enterrarla en el patio,

Horadar el cemento

Con la gota tenaz,

Con la gota de tinta.

Para la diosa negra,

Piedra dormida en la nieve,

Dibujar un caballo de agua,

Dibujar en la página

Un caballo de yerba.

 

Hoy es solsticio de invierno:

Canta el gallo,

                         El sol despierta.

Voces y risas, baile y panderos,

Sobre el suelo entumido

Rumor de faldas de muchachas

Como el viento corriendo entre espadañas,

Como el agua que brota de la peña.

Muchachas,

                     Cántaros penantes,

El agua se derrama,

El vino se derrama,

El fuego se derrama,

Penetra las entrañas,

La piedra se despierta:

Lleva un sol en el vientre.

Como el pan en el horno

El hijo de la piedra incandescente

Es el hijo de nadie.

 

El mundo

No es tortas y pan pintado.

El diccionario

Es un mundo no dicho:

De solsticio de invierno

A Pascua de Resurrección,

En dirección inversa

A las aguas del cuadrante,

Hay: “sofisma, símil, selacio, salmo,

Rupestre, rosca, ripio, réprobo,

Rana, Quito, quejido,

Pulque, ponzoña, picotín, peluca…”.

Desandar el camino,

Volver a la primera letra

En dirección inversa

Al sol,

          Hacia la piedra:

Simiente,

                 Gota de energía,

Joya verde

Entre los pechos negros de la diosa.

 

   Escribo contra la corriente,

Contra la aguja hipnotizada

Y los sofismas del cuadrante:

Como la sombra, la aguja

Sigue al sol,

                    Sol ido,

Desvanecido, sol de sombra.

 

No el movimiento del círculo,

Maestro de espejismos:

                                           La quietud

En el centro del movimiento.

No predecir: decir.

Mundo suspendido en la sombra,

Mundo mondo, pulido como hueso,

Decir es mondadura,

Poda del árbol de los muertos.

Decir es penitencia de palabras,

La zona negra y blanca,

El húmedo cemento, el patio,

El no saber qué digo

Entre la ausencia y la presencia

De este mundo, echado

Sobre su propio abandono,

Caído como gota de tinta.

 

   La letra no reposa en la página:

Memoria la levanta,

Monumento de viento.

¿Y quién recuerda a la memoria,

Quien la levanta, dónde se implanta?

Fuente de claridad, alumbramiento,

La memoria es raíz en la tiniebla.

 

Come tiniebla,

                          Come olvido:

No lo que dices, lo que olvidas,

Es lo que dices:

                            Hoy es solsticio de invierno

En el mundo

                       Hoy estás separado

En el mundo

                       Hoy es el mundo

Ánima en pena en el mundo.

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