lunes, 6 de diciembre de 2021

POETAS 134. Cesare Pavese ("Trabajar Cansa" / "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos")

 


Cuando Pavese se suicida en el verano de 1950, contaba 42 años y era el escritor italiano más conocido de su generación. Había publicado un solo libro de poemas y un puñado de novelas. También era en ese momento un influyente editor. Después de su muerte, su fama no paró de crecer. A diferencia de la mayoría de los escritores que al morir pasan por un purgatorio que los borra de la memoria, Pavese subió directamente al Olimpo de los autores que perduran. Y es que después de muerto, Pavese continuó siendo un escritor prolífico. Su amigo Italo Calvino -que le sustituyó al frente de la Editorial Einaudi- le hizo revivir después de su muerte con la sucesiva impresión de los tres manuscritos que se encontraron en su casa: un libro de ensayos sobre literatura americana, un libro de poemas que luego llevará el título de su poema más famoso, (“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”) y un diario que abarca sus últimos quince años de vida y que se conocerá con el título “El oficio de vivir”. Hay que decir que este libro de poemas es extrañamente hermoso; también muy triste, al igual que lo es su diario, recorrido de cabo a rabo por la idea del dolor y la muerte voluntaria. El libro de poemas tiene un tono elegíaco que ya anuncia la desesperación del poeta hacia su gesto final. Puede tomarse como un poemario de amor, pero se masca el desamor. Parece ensalzar la presencia de la mujer que en aquel momento amaba –Constance Dowling- pero el dolor que resuena es el que siente por su ausencia. Lejos de la tirada de versos largos y narrativos de su primer poemario –“Laborare stanca”-, su métrica corta y asonante recuerda a veces la estructura y el tono de “Cancionero y Romancero de Ausencias”, de Miguel Hernández. El mundo que se dibuja en sus últimos poemas es un mundo desolado porque acoge casi con veneración la presencia de la mujer que ama, pero a la vez le desaloja de su lado. Se vuelve un mundo inhabitable para el poeta. La mujer es la vida, pero también la muerte. La mujer es quicio y luz de ese mundo, pero para Pavese ya representa la noche que le desquicia. En pocos libros de poemas se adivina el destino trágico del autor como en “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. Eran unos ojos metafóricos, pero también eran los ojos del desdén con los que en los últimos meses le miraba Constance Dowling. Constance era en Italia la actriz americana del momento y con ella había mantenido un idilio con altibajos que se acabó rompiendo poco antes de su muerte. No obstante, esta ruptura sólo fue el detonante que acabó con una vida continuamente asediada por la idea de la muerte voluntaria. Su diario está plagado de reflexiones filosóficas sobre este asunto. Cinco años antes confiesa haber estado al borde del suicido dos veces. Sufría por amor no correspondido, tenía miedo a la soledad, miedo al dolor, “esa cosa bestial y feroz, trivial y gratuita”. “La gran y terrible verdad es esta –dice al principio de su diario: sufrir no sirve para nada”. Quiere encontrar compañeras para toda la vida, pero cuando cree encontrarlas, éstas le abandonan. Se dice que Pavese pasó su última noche en la pensión turinesa donde murió llamando por teléfono a varias amigas y que ninguna acudió a sus llamadas de socorro. Quería que su muerte tuviera un significado, que fuera una suprema elección que le librara de la indignidad de una muerte natural o por accidente. Pero acabó siendo un gesto de desesperación que buscaba librarle del desamor y la soledad. “La dificultad de cometer suicidio está en esto: es un acto ambicioso que se puede cometer solamente cuando haya sido superada toda ambición”. Había una disonancia muy grande entre el Pavese que en su oficio había llegado a lo más alto y el Pavese vital que desfila en su diario transido de angustia y desafortunado en amores. “Te dicen: tienes 40 años –escribió poco antes de su muerte- y ya lo has logrado, eres el mejor de tu generación, pasarás a la historia, eres extraño y auténtico. Querías continuar, ir más allá, comerte a otra generación, ser perenne como una colina”. También escribió “en mi oficio soy rey. En 10 años lo he hecho todo” ¿Qué más le quedaba por hacer a un escritor al que le sonreía el éxito y le carcomía una desgracia íntima? Su diario registra el 18 de agosto una última entrada que ya se ha hecho célebre: “Todo esto da asco. No más palabras. Un gesto. No escribiré más”. Alguna vez escribió que la muerte era una cuestión de valor y pensaba que nunca lo tendría. El 27 de agosto de 1950 Pavese dejó de tener valor para seguir viviendo y ya no escribió más. Sólo dejó una escueta nota a lo Maiakovski que decía: “Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿De acuerdo? No murmuren demasiados chismes”.

(Se deja a continuación una introducción a su vida y obra que José Augustín Goytisolo escribió en 1971 para una antología poética publicada en Plaza & Janés. La traducción también es del mismo poeta. También se deja una gran parte de los poemas de sus dos libros de poesía,  “Laborare Stanca” y “Verrà la morte e avrà i tuoi occhi”.)

 

“Cesare Pavese nació el 9 de septiembre de 1908, en San Stafano Belbo, un pequeño pueblo de Piamonte. Pasó gran parte de su vida en Tuurín: como escolar, primero, luego en el “Liceo D’Azeglio” y en la Universidad, en la que se doctoró en Letras, con una tesis sobre Walt Whitman. Al terminar sus estudios, y muerta su madre poco después, Pavese trabajó como traductor de literatura aanglosajona. Su primera traducción fue “Nuestro señor Wrenn”, obra de Sinclair Lewis. Redacta ensayos sobre escritores norteamericanos: Theodore Dreiser, Sinclair Lewis, O’Henry, herman Melville, William Faulner, autores, además, de los que tradujo y dio a conocer en Italia varias obras publicas por los editores Frassinelli, Bemporad, Mondadori y Einaudi. Se ganaba la vida alternando su trabajo de traductor con el de dar clases en una escuela y lecciones particulares. Su profesor en el “Liceo D’Azeglio”, el escritor Augusto Monti, tuvo gran influencia en las ideas literarias y políticas de Pavese. En 1933 colabora en la revista La cultura y trabaja para el editor Eiinaudi, revista y editor conocidos como antifascistas y vigilados por la Policía. El 13 de mayo de 1935 es detenido Pavese, juntamente con un grupo de intelectuales turineses, entre los que se encuentran Augusto Monti, Norberto Bobbio y Giulio Einaudi. Antes de ser   procesado, pasó unos meses en la cárcel. Durante el juicio, y para no delatar a una mujer con la que tenía relaciones (la donna della voce rauca), se encerró en un mutismo que le valió la condena de tres años de confinamiento en el pueblo calabrés de Brancaleone, condena que luego le fue reducida a un año. En 1936 aparece su primer libro, Lavorare Stanca (Trabajar cansa), editado por Solaria, en Florencia, y que se reeditaría, aumentado, por Einaudi, en 1943. De regreso en Turín desde su destierro, se entera de que la mujer a la que él ama, la donna della voce rauca, se ha casado con otro hombre, pocos días antes. Pavese se vuelve taciturno y solitario, y no frecuenta ya ni a su familia. Vuelve a sus lecciones y a su trabajo en la casa Einaudi. Su libro de poemas Lavorare Stanca no fue tomado en consideración por la crítica y la Prensa dirigida de la Italia fascista de aquellos tiempos. Entonces, y mientras escribía su Diario Il Mestiere de Vivere, que no se había de publicar hasta después de su muerte, Pavese comienza a redactar relatos y novelas. En 1941 aparece su primera novela, Paesi Tuoi, publicada por Einaudi, editor que debía publicar luego todas sus obras. A partir de esta fecha, desarrolló una gran actividad como escritor y como colaborador del equipo Einaudi. Durante la guerra, en Turín, se mantuvo, además, en contacto con los grupos clandestinos del movimiento antifascistas, que empezaban entonces  a cobrar nuevos bríos. Paesi Tuoi obtuvo un gran éxito de público y crítica. En 1942 es enviado a Roma por Einaudi, para trabajar como delegado suyo en la capital. Pavese, que se había librado anteriormente del servicio militar, por ser hijo de viuda, es llamado a filas en marzo e 1943 y destinado  a Rívoli, al 30º Regimiento de Infantería “Assietta”. A causa de su asma, se libró de partir al frente, estuvo en observación en un hospital, y luego le fueron  concedidos seis meses de convalecencia. Regresa a Roma, que en esas fechas está bajo las bombas de los aliados, a reanudar su antiguo trabajo. Cuando éste se hace imposible, vuelve a Turín. La ciudad está semidestruida por los bombardeos, sus amigos se han escapado a las guerrillas, en los montes. Pavese se refugia en un pequeño pueblo, Serralunga. En esta época tiene, seguramente, debido a los horrores de la guerra que tan de cerca ha visto, una crisis religiosa, superada después de casi un año de lucha interior. Se refugia en el santuario de Crea, asiste a los oficios, lee la Biblia y los Evangelios, medita, se tortura. Terminada la guerra y resuelta la crisis religiosa, regresa otra vez a Turín, a su trabajo en la casa Einaudi. El recuerdo de sus amigos, muertos en la resistencia, en las guerrillas de la ciudad y en los montes, le atormenta siempre. Sufre manía de soledad, y se le vuelve a ocurrir con frecuencia la idea del suicidio, idea que ya le había asaltado tiempo antes.

Durante los años siguientes, su actividad literaria se multiplica: La Spiaggia, 1942; Fería d’Agosto, 1946; Il Compagno, 1947, Dialoghi con Leucó, 1947; Prima che el gallo canti, 1949 (que agrupa las narraciones Il Carcere y la Casa in collina); la Bella Estate, 1949 (que contiene tres novelas cortas: La Bella Estate, Il Diavolo Sulle Colline y Tra Donne Sole); y finalmente, La Luna e i Faló, 1950.

Toma parte activa también en estos años, en la política, afiliándose al partido de sus amigos. Alterna su estancia habitual en Turín con viajes a Milán, Roma y San Stefano Belbo. El éxito literario que obtienen sus obras no le compensa de su fracaso como hombre, de sus desengaños amorosos, de su melancolía. Los últimos días de su vida los pasa en su domicilio de Turín, en plena depresión física y moral, acompañado, o más bien vigilado, por su hermano. Apenas come.

El sábado, 26 de agosto de 1950, sale por última vez de su casa, para pasar, dice, unos días fuera, en el campo. Aquella tarde se despide de muchos de sus amigos, escribe a otros. En vez de dirigirse a la estación, alquila una habitación con teléfono en el “Albergo Roma”, en la misma ciudad de Turín. Desde allí, hace, durante la noche, muchas llamadas telefónicas. Busca todavía un asidero. Ninguna de las mujeres a las que llama acepta ir con él. Es el final. La decisión está tomada.

Al día siguiente, un camarero del “Albergo”, al no obtener respuesta a sus llamadas en la puerta de la habitación que ocupa Pavese, fuerza la entrada y encuentra su cadáver tendido en la cama, vestido y compuesto, pero descalzo. A su lado, en la mesilla, están los dieciséis tubos de somnífero que ingirió para quitarse la vida. Su mejor biógrafo, Davide Lajolo, cuenta que se halló también a su lado un ejemplar de sus Dialoghi con Leucó, abierto en la primera página, y en la que Pavese había escrito: “Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿Está bien? No hagáis demasiados comentarios”.

En la última página de su  “Diario”, y con fecha de dieciocho de agosto, había escrito: “Basta de palabras. Un gesto. No escribiré más”.

Después de su muerte, la fama de Pavese como prosista y como poeta ha ido en aumento. Se han publicado, póstumamente, Verrá la Morte e avrà i tuoi occhi, su segundo libro de poemas, 1951 (volumen que contiene, además de los poemas agrupados bajo este título, otro grupo de poemas titulado La terra e la Morte, (escrito este último en 1945); un libro de ensayos La letteratura Americana e Altri Saggi, 1951; su “Diario” de 1935 y 1950, Il mistiere de Vivere, 1952; Fuoco Grande (en colaboración con Bianca Garufi), 1959; y Racconti, 1960. Todas sus obras han sido editadas por Einaudi.

Los poemas pertenecientes al libro Lavorare stanca, son poemas de metro largo, descriptivos, de fuerte realismo, y sus fechas oscilan entre los años 1931 a 1940. Los temas que predominan en estos poemas son la vida en el campo, en contraste con la vida ciudadana, el paisaje piamontés, las viñas, las colinas, el amor, el sexo y las preocupaciones políticas y sociales de Pavese. La importancia de estos poemas y su influencia en la poesía italiana, no fueron reconocidos, como ya queda dicho, sino años después de su primera publicación. Gran parte de los nuevos poetas italianos, desde Pier Paolo Pasolini hasta Carlo della Corte, y los “novísimos” no serían explicables hoy sin la anterior presencia purificadora de la poesía de Pavese.

Su realismo crítico y civil, y el regreso a una poesía de sabor popular, fue un estallido en los años en que, durante el fascismo, se glorificaba como única poesía válida el escapismo y la patriotería.

De su segundo libro Verrà la Morte e abrà i tuoi Occhi, de ellos, los primeros pertenecen a La terra e la Morte y fueron escritos en Roma en el año 1945, y publicados por primera vez en la revista Le Tre Venecia, en 1947, la pasión amorosa de Pavese por la donna della voce rauca, se hace patente en ellos. La compara a las viñas y a las colinas de su país natal, la busca, la llama desesperadamente. Es, para él, principio y fin de toda su vida, y por tanto no nos puede extrañar que la compare con la muerte. El tiempo de guerra, la lucha de los partighiani en las montañas, son tema de dos de los poemas Tu non sai le colline y E allora noi vili. El recuerdo de esta lucha, en la que murieron tantos amigos suyos y en la que Pavese no participó activamente, sino como emboscado, le persigue y atormenta. Intenta una justificación de lo que él cree que fue una cobardía.

Era incapaz de matar, más no de matarse, y jamás comprendió la crueldad humana y los horrores de la lucha.

De los poemas de la propiamente llamada Verrà la Morte a Avrà i Tuoi Occhi, compuesta por diez poemas, todos ellos , salvo La casa, están escritos en 1950, del 11 de marzo al 11 de abril, es decir, exactamente en un mes. En dichos poemas se mezclan, junto al sentimiento amoroso, momentos de esperanza y de desesperación, que culminan en el poema que da título al libro. Son los últimos versos escritos por Pavese, cuatro meses antes de su muerte. La obsesión de esta muerte cercana es patente en todos ellos, incluso en los que parecen más esperanzadores. Todos estos poemas se encontraron entre los papeles de Pavese, después de su muerte, en doble copia mecanografiada.

El juicio que a Pavese le merece la creación poética, y su propio valor como poeta, podría resumirse en esta frase, extraída de su Diario: Il Mestiere de Vivere, correspondiente al 15 de setiembre de 1936: “Aún no sé si soy un poeta o un sentimental, pero lo cierto es que estos meses atroces constituyen una prueba decisiva. Si, como lo espero, hasta los más grandes descubridores han tenido meses semejantes, digamos que la alegría de componer se hace pagar cara.

La vida se venga –y está bien- si uno le roba el oficio. No es nada la preocupación de componer –el famoso tormento- frente a la de haber creado algo, y no saber luego qué hacer”.

 

VERRA LA MORTE E AVRÁ I TUOI OCCHI

Verrà la norte e avrà i tuoi occhi-

Questa norte che ci accompagna

Dal mattino alla será, insomne,

Sorda, come un vecchio rimorso

O un vizio assurdo. Y tuoi occhi

Saranno una vana parola,

Un grido taciuto, un silenzio.

Cosí li vedi ogni mattina

Quando su te sola ti pieghi

Nello specchio. O cara speranza,

Quel giorno sapremo anche noi

Che sei la vita e sei il nulla.

 

Per tutti la norte ha uno sguardo.

Verrà la norte e avrà i tuoi occhi.

Sará come smettere un vizio,

Come vedere nello specchio

Riemergere un viso morto,

Come ascoltare un labbro chiuso.

Scenderemo nel gorgo muti.

 

 

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-

Esta muerte que nos acompaña

Desde el alba a la noche, insomne,

Sorda, como un viejo remordimiento

O un absurdo defecto. Tus ojos

Serán una palabra inútil,

Un grito callado, un silencio.

Así los ves cada mañana

Cuando sola te inclinas

Ante el espejo. Oh, cara esperanza,

Aquel día sabremos, también,

Que eres la vida y eres la nada.

 

Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Será como dejar un vicio,

Como ver en el espejo

Asomar un rostro muerto,

Como escuchar un labio ya cerrado.

Mudos, descenderemos al abismo.

                                               (1950)

 

 

 

LAVORARE STANCA

Traversare una strada  per scappare di casa

Lo fa solo un ragazzo, ma quest’uomo che gira

Tutto il giorno le strade, non è più un ragazzo

E non scappa di casa.

                                       Ci sono d’estate

Pomeriggi che fino le piazze son vuote, distese

Sotto il sole che sta per calare, e quest’uomo, che giunge

Per un viale d’inutili piante, si ferma,

Val la pena esser solo, per essere sempre piú solo?

Solamente girarle, le piazze e le strade

Sono vuote. Bisogna fermare una donna

E parlarle e deciderla a vivere insieme.

Altrimenti, uno parla da solo. É per questo che a volte

C’è lo sbronzo notturno che attacca discorsi

E racconta i progetti di tutta la vita.

 

Non ´è certo attendendo nella Piazza deserta

Che s’incontra qualcuno, ma chi gira le strade

Si sofferma ogni tanto. Se fosssero in due,

Anche andando per strada, la casa sarebbe

Dove c’è quella donna e varrebbe la pena.

 

Nella notte la Piazza ritorna deserta,

E quest’uomo, che passa, non vede le case

Tra le inutili luci, non leva piú occhi:

Sente solo is selciato, che han farto altri uomini

Dalle mani indurite, como sono le sue.

Non è giusto restare sulla Piazza deserta.

Ci sarà certamente quella donna per strada

Che, pregata, vorrebbe dar mano alla casa.

 

 

TRABAJAR CANSA

Atravesar una calle para escapar de casa

Lo hace sólo un muchacho, pero este hombre que anda

Todo el día las calles, ya no es un muchacho

Y no huye de casa.

                                 Hay en el verano

Tardes en que las plazas se quedan vacías, tendidas

Bajo el sol que ya empieza a ponerse, y este hombre que llega

Por una avenida de inútiles plantas, se detiene.

¿Vale la pena estar solo para quedarse solo siempre más?

Callejear únicamente, las plazas y las calles

Están vacías. Es preciso detener a una mujer

Y hablarle y decidirle a que viva con uno.

Si no, uno habla solo. Por eso algunas veces

El borracho nocturno comienza a parlotear

Y explica los proyectos de toda su vida.

 

   No es cierto que esperando en la plaza desierta

Te encuentres con alguno, pero el que anda las calles

A ratos se detiene. Pero si fueran dos,

Aun andando las calles, la casa ya estaría

Donde aquella mujer, y valdría la pena.

Por la noche la plaza vuelve a quedar desierta

Y este hombre que la cruza no ve los edificios

Tras las luces inútiles, pues ya no alza los ojos:

Sólo ve el empedrado, que hicieron otros hombres

De endurecidas manos, como lo están las suyas.

No es correcto quedarse en la plaza desierta.

Seguro que está en la calle aquella mujer

Que, al pedírselo, quiera ayudar en la casa.

                              “Trabajar cansa”      (1934)

 

 

GENTE SPAESATA

Troppo mare. No abbiamo veduto abastanza di mare.

Alla será, che l’acqua si stende salvata

E sfumata nel nulla, lámico la fissa

E io fisso l’amico e non parla nessuno.

Nottetempo finiamo a rinchiuderci in fondo a una tampa,

Isolati nei fumo, e beviamo. L’amico ha i suoi sogni

(sono un poco monotoni i sogni allo scroscio del mare)

Dove l’acqua non è che lo specchio, tra un’isola e l’altra,

Di colline, screziate di fiori selvaggi e cascate.

Il suo vino è cosí. Si contempla, guardando il bicchiere,

A innalzare colline di verde sul piano del mare.

Le colline mi vanno; e lo lascio parlare del mare

Perché è un’acqua ben chiara, che mostra persino le pietre.

 

Vedo solo colline e mi riempiono il cielo e la terra

Con le linee sicure dei fianchi, lontane o vicine.

Solamente, le mie sono scabre, e striate di vigne

Faticose sul suolo bruciato. L’amico le acetta

E le vuole vestiré di fiori e di frutti selvaggi

Per scoprirvi, ridendo, regazze piú nude del frutti.

Non occorre: ai miei sogni piú scabri non manca un sorriso.

Se domani sul presto saremo in camino

Verso quelle colline, potremo encontrar per le vigne

Qualche scura ragazza, annerita si sole,

E, attaccando discorso, mangiarle un po’ d’uva.

 

 

HOMBRES DESARRAIGADOS

Demasiado mar. Ya hemos visto bastante el mar.

Por la tarde, cuando el agua se extiende, incolora

Y difusa en la nada, el amigo la observa

Y yo observo al amigo, y mientras no habla nadie.

Ya en la noche, acabamos en el rincón de una taberna,

Aislados entre el humo, y bebemos. Mi amigo tiene sueños

(son un poco monótonos los sueños junto al rumor del mar)

Donde el agua es tan sólo el espejo, entre una isla y otra,

De colinas, salpicadas por cascadas y flores salvajes.

Su vino es así. Se contempla en el vaso,

Alzando verdes colinas sobre el llano del mar.

Me agrandan las colinas; y dejo que me hable del mar

Porque su agua es tan clara que muestra hasta las piedras.

 

Sólo veo colinas y me llenan la tierra y el cielo

Con las líneas seguras de sus perfiles, cercanas o distantes.

Tan sólo que las mías son abruptas, con estrías de viñas

Fatigando el suelo abrasado. El amigo las acepta

Y las quiere vestir de flores y frutas salvajes

Para descubrir, riendo, muchachas más desnudas que los frutos.

No es necesario: a mis ásperos sueños les sobra una sonrisa.

Si mañana temprano nos ponemos en camino

Hacia aquellas colinas, podremos hallar en las viñas

A una muchacha bruna, tostada por el sol,

Y, comenzando a hablar, comerle un poco de uva.

                                       “Trabajar cansa”     (1933)

 

 

 

IL DIO CAPRONE

La campagna é un paese di verdi misteri

Al ragazzo, che viene d’estate. La capra, che morde

Certi fiori, le gonfia la pancia e bisogna che corra.

Quando l’uomo ha goduto con qualche regazza

-hanno peli là sotto-, il bambino le gonfia la pancia.

Pascolando le capre, si fanno bravate e sogghigni,

Ma al crepuscolo ognuno comincia a guardarsi alle spalle.

I ragazzi conoscono quando è passata la biscia

Dalla striscia sinuosa che resta per terra.

Ma nessuno conosce se passa la biscia

Dentro l’erba. Ci sono le capre che vanno a fermarsi

Sulla biscia, nell’erba, e che guodono a farse suchiare.

Le ragazze anche godono, a farse toccare.

 

Al levar della luna, le capre non stanno piú chete,

Ma bisogna raccolgilierle e spingerle a casa,

Altrimenti si dirzza il caprone. Saltando nei prato

Sventra tutte le capre e scompare. Ragazze in calore

Dentro i boschi ci gengono sole, di notte,

E il caprone, se belano stese nell’erba, le corre a trovare.

Ma, che spunti la luna: si driza e le sventra.

E le cagne, che abbaiano sotto la luna,è perché hanno sentito il caprone che salta

Sulle cime dei colli e annusato l’odore del sangue

E le bestie si scuotono dentro le stalle.

Solamente i cganacci piú forti dan morsi alla corda

E qualcuno si libera e corre a seguire il caprone,

Che li spruzza e ubriaca si un sangue piú rosso del fuoco,

E poi ballano tutti, tenendosi ritti e ululando allla luna.

 

Quando, a giorno, il cagnaccio ritorna spelato e ringhioso,

I villani gli dànno la cagna a pedat di dietro.

E alla figila, che gira di será, e ai ragazzi, che tornato

Quand’è buio, smarrita una capra, gli fiaccano il collo.

Riempion donne, i villani, e faticano senza rispetto.

Vanno in giro di giorno e di notte e non hanno paura

Di zappare anche sotto la luna o di accendere un fuoco

Di gramigne nel buio. Per questo, la terra

È cosí bella verde e, zappata, ha il colore,

Sotto l’alba, dei volti bruciati. Si va alla vendemmia

E si mangia e si canta; si va a spannocchiare

E si balla e si beve. Si sente ragazze che ridono,

Ché qualcuno ricorda il caprone. Su, in cima, nei boschi,

Tra le ripe sassose, i villani l’han visto

Che cercava la capra e pricchiava zuccate nei tronchi.

Perché, cuando una bestia non sa lavorare

E si tiene soltanto da monta, gli piace distruggere.

 

 

EL DIOS CABRÍO

El campo es un lugar de verdes misterios

Para el muchacho que llega en verano. A la cabra, que muerde

Ciertas flores, se le hincha el vientre y es preciso que corra.

Cuando el hombre ha gozado con alguna muchacha

-tienen pelo allí abajo- el niño le hincha el vientre.

Pastando cabras, se hacen bravatas y burlas,

Pero al crepúsculo cada uno comienza a mirar tras de sí.

Los muchachos saben cuándo pasó la culebra

Por el rastro sinuoso que queda en la tierra.

Pero ninguno sabe si pasa la culebra

Entre la hierba. Hay cabras que van a ponerse

Sobre la culebra, en la hierba, y que gozan haciéndose sorber.

Las muchachas también gozan, dejándose tocar.

 

Al alzarse la luna, las cabras ya no se están quietas,

 Pero es preciso recogerlas y empujarlas a casa

De otro modo se excita el cabrón. Saltando en el prado

Destripa a todas las cabras y desaparece. Muchachas en celo

Dentro de los bosques van solas, de noche,

Y el cabrón, si gritan tendidas en la hierba, acude a encontrarlas.

Pero, en cuanto despunta la luna, se alza y las destripa.

Y los perros que ladran bajo la luna,

Es porque han oído al cabrón que salta

En las cumbres de los cerros, y olfatea el olor de la sangre.

Y las bestias se agitan dentro de los corrales.

Solamente los perros más fuertes mordisquean la cuerda

Y algunos se liberan y corren a seguir al cabrón,

Que los salpica y embriaga con sangre más roja que el fuego,

Y después bailan todos de pie y ladran a la luna.

 

Cuando, de día, el gran perro vuelve pelado y arisco,

Los aldeanos, patada al trasero, le entregan la perra.

Y a la hija, que sale de noche, y a los chicos que vuelven

Ya oscuro, perdida una cabra, les dan pescozones.

Preñan mujeres los aldeanos y estorban sin respeto.

Pasean de día y de noche y no tienen miedo

De cavar hasta bajo la luna o de encender un fuego

De rastrojos en lo oscuro. Por eso, la tierra

Es tan bella y tan verde y, labrada, presenta el color,

Bajo el alba, de rostros quemados. Se va a la vendimia

Y se come y se canta; se va a desgranar el maíz

Y se baila y se bebe. Se oyen muchachas que ríen,

Y alguna recuerda al cabrón. Arriba, en la cima, en los bosques,

Entres escarpas rocosas, los aldeanos lo han visto,

Buscaba a la cabra y golpeaba con la cabeza en los troncos.

Porque, cuando una bestia no sabe trabajar

Y se tiene tan sólo para la remonta, le place destruir.

                                               “Trabajar cansa”, 1933

 

 

GENTE CHE C’E STATA

Luna tenera e brina sui campi nell’alba

Assassinano il grano.

                                      Sul piano deserto,

Que e là putrafatto (ci vuole del tempo

perché il sole e la pioggia soterrino i morti)

era ancora un piacere svegliarsi e guardare

se la brina popriva anche quelli. La luna

inondava, e qualcuno pensaba al mattino

quando l’erba sarebbe spuntata piú verde.

 

Ai villani che guardano piangono gli occhi.

Per quest’anno al ritorno del sole, se torna,

Foglioline bruciate saran tutto il grano.

Trista luna –no sa che mangiare le nebbie,

E le brine al sereno hanno un morso di serpe

Che del verde fa tanto letame. Ne han dato letame

Alla terra; ora torna in letame anche il grano,

E non serve guardare, e sarè tutto arso,

Putrefatto. È un mattino che toglie ogni forza

Solamente svegliarsi e girare da vivi

Lungo i campi.

 

                          Vedranno piú tardi spuntare

Qualche timido verde sul piano deserto,

Sulla tomba del grano, e dovranno lottare

A ridurre anche quello in letame, bruciando,

Peche il sole e la pioggia proteggono solo le erbace,

E la brina, toccato che ha il grano, non torna.

 

 

GENTE QUE FUE

Luna tierna y escarcha sobre los campos del alba

Asesinan el trigo.

                               Sobre el llanto desierto,

Aquí y allá podrido (se necesita tiempo

Para que el sol y la lluvia entierren a los muertos),

Era aún un placer despertarse y mirar

Si la escarcha cubría incluso aquellos campos. La luna

Invadía, y alguno pensaba en la mañana

Cuando la hierba hubiera despuntado más verde.

 

A los aldeanos que miran les lloran los ojos.

Cuando regrese el sol este año, si vuelve,

Todo el trigo será hierba quemada.

Triste luna –sólo sabe comerse las nieblas-,

Pues del verde tanto estiércol consigue. Abonaron

La tierra; ahora hasta el trigo se convierte en estiércol,

Y de nada sirve mirar, todo estará quemado,

Putrefacto. Es un día que quita las fuerzas

Despertar solamente y correr de prisa

A través de los campos.

 

Más tarde verán despuntar

Algunas tímidas hierbas sobre el llano desierto,

Sobre la tumba de trigo, y deberán luchar

Para convertirlas también en abono, prendiéndoles fuego.

Porque el sol y la lluvia protegen tan sólo hierbajos,

Y la escarcha, una vez que ha destruido el trigo, no vuelve.

                                               “Trabajar cansa”   (1933)

 

 

 

LA NOTTE

Ma la notte ventosa, la límpida notte

Che il ricordo sfioraba soltanto, è remota,

È un ricordo. Perdura una calma stupita

Fatta anch’essa di foglie e di nulla, Non resta,

Di quel tempo di là dai ricordi, che un vago

Ricordare.

 

                   Talvolta ritorna nel giorno

Nell’immobile luce del giorno d’estate,

Quel remoto stupore.

 

                                         Per la vuota finestra

Il bambino guarddava la notte sui colli

Freschi e Neri, e stupiva di trovarli ammassati;

Vaga e límpida immobilitá. Fra le foglie

Che stormivano al buio, apparivano i colli

Dove tutte le cose del giorno, le coste

E le piante e le vigne, eran nitide e norte

E la vita era un’altra, di vento, di cielo,

E di foglie e di nulla.

 

                                    Talvolta ritorn

Nell’immobile calma del giorno il ricordo

di quel vivere assorto, enlla luce stupita.

 

 

LA NOCHE

Mas la noche ventosa, la noche limpia

Que rozaban tan sólo al recuerdo, está lejos,

Es un recuerdo. Perdura una calma asombrada

Hecha también de hojas y de nada. No resta

De aquel tiempo, más allá de los recuerdo, más que un vago

Recordar.

 

                 A veces, vuelve, en el día

En la luz inmóvil del día de verano,

Aquel lejano asombro.

 

                                         Por la vacía ventana

Miraba el niño la noche sobre las colinas

Frescas y oscuras, y se asombraba al encontrarlas tan juntas;

Vaga y limpia inmovilidad. Entre las hojas

Que susurraban en la oscuridad, aparecían las colinas

Donde todas las cosas del día, los márgenes

Y las plantas y las viñas, estaban limpias y muertas,

Y la vida era otra, de viento, de cielo,

De hojas, de nada.

                                  Algunas veces vuelve,

En la calma inmóvil del día, el recuerdo

De aquel vivir absorto, en la luz asombrada.

                                     “Trabajar cansa”   (1938)

 

 

 

INCONTRO

Queste dure colline che han fatto il mio corpo

E lo scuotono a tanti ricordi, mi han schiuso il prodigio

Di costei, che non sa che la vivo e non Riesco a comprenderla.

 

L’ho incontrata, una será: una macchia piú chiara

Sotto le stelle ambigue, nella foschía d’estate.

Era intorno il sentore di queste colline

Piú profondo dell’ombra, e d’un tratto suonò

Come uscisse da queste colline, una voce piú netta

E aspra insieme, una voce di tempi perduti.

 

Qualche volta la vedo, e mi vive dinanzi

Definita, immutabile, come un ricordo.

Io non ho mai potuto afferrarla, la sua realtà

Ogni volta mi sfugge e mi porta lontano.

Se sia bella, non so. Tra le donne è ben giovane:4mi corprende, a pensarla, un ricordo remoto

Dell’infanzia vissuta tra queste colline,

Tanto è giovane. È come il mattino. Mi accenna negli occhi

Tutti I cieli lontani di quei mattini remoti.

E ha negli occhi un proposito fermo: la luce piú netta

Che abbia avuto mai l’alba su queste colline.

 

L’ho creata dal fondo di tutte le cose

Che mi sono piú care, e non riesco a comprenderla.

 

 

ENCUENTRO

Estas colinas duras que han formado mi cuerpo

Y lo sacuden con tantos recuerdos, me han abierto el prodigio

De aquella que no sabe que la vivo y no llego a entenderla.

 

Me la encontré una noche: una mancha más clara

Bajo las inciertas estrellas, en la oscuridad del verano.

Percibíase en torno la fragancia de estas colinas

Más profunda que la sombra, y de repente sonó,

Como si saliera de estas colinas, una voz más limpia

Y áspera, a la vez, una voz de tiempos perdidos.

 

Alguna vez la veo, y se pone ante mí

Definida, inmutable, como un recuerdo.

Nunca he podido asirla: su realidad

Cada vez se me escapa y me lleva más lejos.

Si es bella, no lo sé. Es joven entre las otras:

Me sorprende, al imaginarla, un lejano recuerdo

De mi infancia vivida entre estas colinas,

Tan joven es. Semeja la mañana. Me muestra en los ojos

Todos los cielos lejanos de aquellas mañanas remotas.

Y tiene en los ojos un firme propósito: la luz más limpia

Que jamás tuvo el alba sobre estas colinas.

 

Lo he creado del fondo de todas las cosas

Que me son más queridas, y no llego a entenderla.

                                            “Trabajar cansa” (1932)  

 

 

 

MANIA DI SOLITUDINE

Mangio un poco di cena alla chiara finestra.

Nella stanza è già buio e si vede nel cielo.

A uscir fuori, le vie tranquille conducono

Dopo un poco, in aperta campagna.

Mangio e guardo nel cielo –chi sa quante donne

Stan mangiando a quest’ora- il mio corpo è ogni donna.

 

Fuori, dopo la cena, verranno le stelle a toccare

Sulla larga pinaura la terra. Le stelle son vive,

Ma non valgono queste cliege, che mangio da solo.

Vedo il cielo, ma so che tra i tetti di ruggine

Qualche lume già brilla e che, sotto, si fanno rumori.

Un gran sorso e il mio corpo assapora la vita

Delle plante e dei fiumi, e si sente staccato de tutto.

Basta un po’di silenzio e ogni cosa si ferma

Nel suo luogo reale, cosí com’è fermo il mio corpo.

 

Ogni cosa e isolata davanti ai miel sensi,

Che l’accettano senza acomporsi: un brusio di silenzio.

Ogni cosa nel buio la posso sapere

Come so che il mio sangue trascorre le vene.

La pianura è un gran scorrere d’acque tra l’erbe,

Una cena di tutte le cose. Ogni planta e ogni sasso

Vive immobile. Ascolto i miei cibi nutrirmi le vene

Di ogni cosa che vive su questa pianura.

 

Non importa la notte. Il quadrato di cielo

Mi susurra di tutti i fragori, e una stella minuta

Si dibatte nel vuoto, lontana dai cibi,

Dalle case, diversa. Non basta a se stessa,

E ha bisogno di troppe compagne. Que al bulo da solo,

Il mio corpo è tranquillo e si sente padrone.

 

 

MANÍA DE SOLEDAD

Junto a la clara ventana tomo algo de cenar.

La estancia está oscura y puede verse el cielo.

Al salir afuera, las calles tranquilas conducen,

Después de algún trecho, a la abierta campiña.

Como y observo el cielo –quién sabe cuántas mujeres

Están comiendo a esta hora- mi cuerpo está tranquilo;

El trabajo y cualquier mujer aturden mi cuerpo.

 

Fuera, después de la cena, las estrellas vendrán a tocar

La tierra, en la amplia llanura. Las estrellas están vivas,

Pero no valen lo que estas cerezas, que yo como solo.

Veo el cielo, pero sé que entre los tejados de moho

Alguna luz ya brilla y que, abajo, comienzan los ruidos.

Un gran sorbo, y mi cuerpo saborea la vida

De las plantas y ríos, y se siente apartado de todo.

Basta algo de silencio y todo se detiene

En su lugar real, igual que está mi cuerpo.

 

Todas las cosas están aisladas frente a mis sentidos

Que las aceptan sin descomponerse: un rumor de silencio.

En la oscuridad puedo conocer todas las cosas

Como sé que la sangre recorre mis venas.

La llanura es un gran fluir de agua entre las hierbas,

Una cena de todas las cosas. Todas las plantas y piedras

Viven inmóviles. Oigo a mis alimentos nutrirme las venas

En todas las cosas que viven sobre esta llanura.

 

No importa la noche. El cuadrado de cielo

Me susurra todos los ruidos, y una estrella pequeña

Se debate en el vacío, alejada de los alimentos,

De las casas, distinta. No se basta a sí misma,

Y precisa demasiadas compañeras. Aquí en lo oscuro, solo,

Mi cuerpo está tranquilo y se siente señor.

                                              “Trabajar cansa”, 1933

 

 

DONNE APPASSIONATE

Le ragazze al crepuscolo scendono in acqua,

Quando il mare svanisce, disteso. Nel bosco

Ogni foglia trasale, mentre emegono caute

Sulla sabbia si siedono a riva. La schiuma

Fa i suoi giochi inquieti, lungo l’acqua remota.

 

Le ragazze han paura delle alghe sepolte

Sotto le onde, che afferrano le gambe e le spalle:

Quant’è nudo, del corpo. Rimontano rapide a riva

E si chiamano a nome, guardandosi intorno.

Anche le ombre sul fondo del mare, nel buio,

Sono enorme e si vedono muovere incerte,

È un rifugio tranquilo, enl sole calante,

Piú che il greto, ma piace alle scure ragazze

Star sedute all’aperto, nel lenzuolo raccolto.

 

Stanno tutte accosciate, serrando i lenzuolo

Alle gambe, e contemplano il mare disteso

Come un prato al crepuscolo. Oserebbe qualcuna

Ora stendersi nuda in un prato? Dal mare

Balzerebbero le alghe, che sfiorano i piedi,

A ghermire e ravvolgere il corpo tramante.

Ci son occhi nel mare, che traspaiono a volte.

 

Quell’ignota straniera, che nuotava di notte

Sola e nuda, nel buio quando muta la luna,

È scomparsa una notte e non torna mai piú.

Era grande e doveva esser blianca abbagliante

Perché gli occhi, dal fondo del mare, giungessero a lei.

 

 

MUJERES APASIONADAS

En el crepúsculo las mujeres bajan hasta el agua

Cuando el mar se desvanece, extendido. En el bosque

Cada hoja se estremece, mientras emergen cautas

Sobre la arena y en la orilla se sientan. La espuma

Compone sus juegos inquietos a lo largo del agua remota.

 

Las muchachas temen a las algas enterradas

Bajo las ondas, que aferran las piernas y espaldas:

Lo desnudo del cuerpo. Suben raudas a la orilla

Y se llaman por sus nombres, mirándose en torno.

También las sombras sobre el fondo del mar, en lo oscuro,

Son enormes y se ven agitarse imprecisas,

Como atraídas por los cuerpos que pasan. El bosque

Es refugio tranquilo, bajo el sol poniente,

Más que el arenal, pero les gusta a las oscuras muchachas

Estar sentadas al raso, sobre la sábana recogida.

 

Están acurrucadas, apretando la sábana

Contra sus piernas, y contemplan el mar extendido

Como un prado al crepúsculo. ¿Se atrevería alguna

Ahora a tenderse desnuda en el prado? Del mar

Saltarían las algas que rozan los pies,

Para asir y envolver el cuerpo tembloroso.

Hay ojos en el mar que a veces se vislumbran.

 

La ignorada extranjera, que nadaba de noche

Sola y desnuda en lo oscuro, cuando cambia la luna,

Desapareció una noche y nunca volverá.

Era alta y debía de ser blanca deslumbrante

Porque los ojos, desde el fondo del mar, llegaron hasta ella.

                                         “Trabajar cansa”  (1935)                  

 

 

 

TOLERANZA

Piove senza rumore sul prato del mare.

Per le luride stade non passa nessuno.

E discesa del treno una femmina sola:

Tra il cappotto si è vista la chiara sotana

E le gambe sparire nella porta annerita.

 

Si direbbe un paese sommerso. La será

Stilla fredda su tutte le soglie, e le case

Spandon fumo azzurrino nell’ombra. Rossastre

Le finestre s’accendono. S’accede una luce

Tra le imposte accostate nella casa annerita.

 

L’indomani fra freddo e è il sole sul mare.

Una donna in sotana si strofina la bocca

Alla fonte, e la schiuma è rosata. Ha Capelli

Biondo-ruvido, simili alle bucce d’arancia

Sparse in terra. Protesta alla fonte, sogguarda

Un monello nerastro che la fissa incantato.

Donne fosche spalancano imposte alla Piazza

-i mariti sonnecchiano ancora, nel buio.

 

Quando torna la será, riprende la pioggia

Scoppietante sui molti bracieri. Se spose,

Ventilando i carboni, dànno occhiate alla casa

Annerita e alla fonte deserta. La casa

Ha le imposte accecate, ma dentro c’è un letto

E sui letto una biona si guadagna la vita.

Tutto quanto il paese riposa la notte,

Tutto, tranne la bionda, che si lava al mattino.

 

 

TOLERANCIA

Llueve sin ruido sobre el prado del mar.

Nadie transita por las sucias calles.

Una mujer sola descendió del tren:

Bajo el abrigo se vio la blanca enagua

Y las piernas desaparecieron el portal oscuro.

 

Se diría una aldea sumergida. La noche

Gotea fría los umbrales, y las casas

Esparcen humo azul entre la sombra. Rojizas,

Las ventanas se encienden. También brilla una luz

Tras los entornados postigos de la casa oscura.

 

Al día siguiente hace frío, y está el sol sobre el mar.

La mujer, en enaguas, se lava la boca

En la fuente, y la espuma es rosada. Tiene el cabello

Negro y rubio, semejante a las pieles de naranja

Esparcidas por el suelo. Protegida por la fuente, espía

A un chiquillo moreno que la mira embobado.

Negras mujeres abren de par en par postigos sobre la plaza

-los maridos dormitan, todavía, en la sombra.

 

Cuando vuelve la noche, sigue la lluvia,

Crepitando en las brasas. Las esposas,

Aventando el carbón, dirigen sus miradas

Hacia la casa oscura y a la fuente desierta. La casa

Tiene cerrados los postigos, pero dentro hay un lecho,

Y en el lecho una rubia que se gana la vida.

Todos los de la aldea reposan, por la noche,

Todos, menos la rubia que se lava en el alba.

                               “Trabajar cansa” (1935)

 

 

 

LA PUTTANA CONTADINA

La muraglia di fronte che accieca il cortile

Ha sovente un riflesso si sole bambino

Che ricorda la stalla. E la camera sfatta

E desierta al mattino quando il corpo si sveglia,

Sal’odore del primo profumo inesperto.

Fino il corpo, intrecciato oal lenzuolo, è lo stesso

Del primi anni, che il cuore balzaba scoprendo.

 

Ci si sveglia deserte al richiamo inoltrato

Del mattino e riemerge nella greve penombra

L’abbandono di un altro risveglio: la stalla

Dell’infanzia e la greve stanchezza del sole

Caloroso sugli usci indolenti. Un profumo

Impregnava leggero il sudore consueto

Del Capelli, e le bestie annusavano. Il corpo

Si godeva furtivo la carezza del sole

Insunante e pacata come fosse un contatto.

 

L’abbandono del letto attiutisce la membra

Stese giovani e tozze, come ancora bambine.

La bambina inesperta annusava il sentore

Fugggitivo dell’uomo: le piaceva GIOCARE.

Qualche volta giocava distesa con l’uomo

Dentro il fieno, ma l’uomo non fiutava i capelli:

Le cercava nel fieno le membra contratte,

Le fiaccava, schiacciandole como fosse suo padre.

Il profumo eran fiori pestati sui sassi.

 

Molte volte ritorna nel lento risveglio

Quel disfatto sapore di fiori lontani

E di stalla e di sole. Non c’è uomo che sappia

La sottile carezza di quell’acre ricordo.

Non c’è uomo che veda oltre il corpo disteso

Quell’infanzia trascorsa nell’ansia inesperta.

 

 

LA RAMERA CAMPESINA

La gran pared de enfrente que da sombra al patio,

Tiene, a veces, reflejos de solo niño

Que recuerda el establo. Y la revuelta habitación

Vacía, por la mañana, cuando el cuerpo despierta,

Sabe el olor del primer inexperto perfume.

Has el cuerpo enlazado a la sábana, es el mismo

De los primeros años, cuando al descubrirlo brincaba el corazón

 

Aquí se despierta sola, al reclamo avanzado

Del día, y recuerda, en la espesa penumbra,

El abandono de otro despertar: el establo

De la infancia, y el pesado cansancio del sol

Calentando las puertas tranquilas. Un perfume

Impregnaba, ligero, el sudor habitual

Del cabello, y las bestias husmeaban. El cuerpo

Gozaba furtivo la caricia del sol,

Insinuante y pacata, como si fuera un roce.

 

El abandono del lecho entontece los miembros,

Entendidos, robustos y jóvenes, todavía infantiles.

La niña inexperta aspiraba el olor

Del tabaco y del heno, y temblaba al contacto

Fugitivo del hombre: le gustaba jugar.

Algunas veces jugaba, tendida con el hombre,

Entre el heno, pero él no olía los cabellos:

Le buscaba, entre el heno, los miembros contraídos,

Los vencía, golpeándolos, cual si fuera su padre.

El perfume eran flores pisadas en las piedras.

 

Muchas veces retorna en el despertar lento

Aquel olor deshecho de flores lejanas,

Y de establo, y de sol. Mas no hay hombre que sepa

La caricia sutil del amargo recuerdo.

No hay hombre que adivine en el cuerpo extendido

La infancia transcurrida en el ansia inexperta.

                                                              “Trabajar cansa” (1937) 

 

 

 

DUE SIGARETTE

Ogni notte e la liberazione. Si guarda i riflessi

Dell’asfalto sui corsi che si aprono lucidi al vento.

Ogni rado passante ha una faccia e una storia.

Ma a quest’ora non c’è piú stanchezza: i lampioni a migliaia

Sono tutti per chi si sofferma a sfregare un cerino.

 

La falmmella si spegne sul volto alla donna

Che mi ha chiesto un cerino. Si spegne nel vento

E la donna delusa ne chiede un secondo,

Che si spegne: la donna ora ride sommessa.

Qui possiamo parlare a voce alta e gridare,

Ché nessuno ci sente. Leviamo gli sguardi

Alle tante finestre –occhi spenti che dormono-

E attendiamo. La donna si stringe le spalle

E si lagna che ha perso la sciarpa a colori

Che la notte faceva da stufa. Ma basta appoggiarci

Contro l’angolo e il vento non è piú che un soffio.

Sull’asfalta consunto c’è già un mozzicone.

Questa sciarpa veniva da Rio, ma dice la donna

Che è contenta d’averla perduta, perché mi ha incontrato.

Se la sciarpa veniva da Rio, è passata di notte

Sull’oceano inondato di luce del gran transatlántico,

Certo, notti di vento. È il regalo di un suo marinaio,

Non c’è piú il marinaio. La donna bisbiglia

Che, se salgo con lei, me ne mostra il ritratto

Ricciolino e abbonzato. Viaggiava su sporchi vapori

E puliva le macchine: io sono piú bello.

Sull’asfalto c’è due mozziconi. Guardiamo nel cielo:

La finestra là in alto –mi addita la donna- è la nostra.

Ma lassú non c’è stufa. La note, I vapori sperdutti

Hanno pochi fanali o soltanto le stele.

Traversiamo l’asfralto a braccetto, gioando a scaldarci.

 

 

DOS CIGARRILLOS

Cada Noche es una liberación. Se ven los reflejos

Del asfalto sobre los paseos que se abren lúcidos al viento.

Cada tipo que pasa tiene un rostro y una historia.

Pero en esta hora no existe el cansancio: los faroles, a miles,

Están a disposición del que se detiene para encender un fósforo.

 

La llamita se apaga sobre el rostro de la mujer

que me ha pedido lumbre. Se apaga por el viento

y la mujer, desilusionada, me pide otra vez fuego

y se vuelve a apagar: la mujer ríe ahora, sumisa.

Aquí podemos hablar en voz alta y gritar,

porque nadie nos oye. Levantamos la vista

A las muchas ventanas –ojos que duermen apagados-

Y esperamos. La mujer encoge los hombros

Y se lamenta por haber perdido el chal de colores

Que le servía de estufa en la noche. Pero basta apoyarse

Contra la esquina y el viento es sólo un soplo.

Sobre el cansado asfalto ya hay una colilla.

Este chal lo trajeron de Río, pero dice la mujer

Que se alegra de haberlo perdido, pues me ha encontrado a mí.

Si el chal llegó de Río, atravesó la noche

Sobre el océano iluminado por la luz del gran trasatlántico.

Noches de viento, claro. Era el regalo de un marinero.

Ya no está el marinero. La mujer me susurra

Que si subo con ella, me enseñará el retrato,

Rizado y bronceado. Navegaba sobre sucios barcos

Y limpiaba las máquinas: pero yo soy más guapo.

 

Sobre el asfalto ya hay ahora dos colillas. Miramos hacia arriba:

La ventana de allí, en lo alto –me dice la mujer-es la nuestra.

Pero arriba no hay estufa. Por la noche, los barcos perdidos

Tienen muy pocas luces o sólo las estrellas.

Cogidos del brazo cruzamos la calle, jugando a calentarnos.

                                                                “Trabajar cansa” (1933)

 

 

 

 PIACERI NOTTURNI

Anche no i ci fermiamo a sentiré la notte

Nell’istante che il vento è piú nudo; le vie

Sono fredde di vento, ogni odore è caduto;

Le raici si levano verso le luci oscillanti.

 

Abbiam tutti una casa che attende nel buio

Che torniamo: una donna ci attende nel buio

Stesa al sonno: la camera è calda di odori.

No sa nulla del vento la donna che dorme

E respira: il tepore del corpo di lei

È lo stesso del sangue che mormora in noi.

 

Questo vento ci lava, che giunge dal fondo

Delle vie spalancate nel buio; le luci

Oscilante e le nostre narici contratte

Si dibattono nude. Ogni odore è un ricordo.

Da lontano nel buio sbucó questo vento

Che s’abbatte in città: giú per prati e colline,

Dove pure c’è un’erba che il sol ha scaldato

E una terra annerita di umori. Il ricordo

Nostro è un aspro sentore, la poca dolcezza

Della terra sventrata che esala all’inverno

Il respiro del fondo. Si è spento ogni odore

Lunto il buio, e in città non ci giunge che il vento.  

 

Torneremo stanotte alla donna che dorme,

Cn le dita gelate a cercare il suo corpo,

E un calore ci scuoterà il sangue, un calore di terra

Annerita di umori: un respiro di vita.

Anche lei si è scaldata nel sole e ora scopre

Nella sua nudità la sua vita piú dolce,

Che nel giorno scompare,e ha sapore di terra.

 

 

PLACERES NOCTURNOS

También nos detenemos para sentir la noche

En el instante en que el viento está más desnudo: las calles

Están frías de viento, todo olor se ha acabado;

Las narices se alzan hacia las luces que oscilan.

 

Tenemos todos una casa que espera en la oscuridad

Nuestro regreso: una mujer nos espera en la sombra,

Echada en el sueño: la habitación está caliente de olores.

Nada sabe del viento la mujer que duerme

Y respira; la tibieza de su cuerpo

Es la misma de la sangre que murmura en nosotros.

 

Este viento nos limpia, pues llega del fondo

De las calles abiertas en la sombra; las luces

Oscilantes y nuestras narices contraídas

Se resuelven desnudas. Cada olor, un recuerdo.

De lejos, de lo oscuro, salió este viento

Que cae sobre la ciudad: allí, por campos y colinas,

Donde también hay hierba que el sol ha requemado

Y una tierra ennegrecida por los humores. El recuerdo

Nuestro es un áspero olor, la escasa dulzura

De la tierra revuelta que exhala en invierno

El aliento del fondo. Terminó todo olor

En la sombra, y a la ciudad sólo nos llega el viento.

 

Esta noche volveremos junto a la mujer que duerme,

A buscar su cuerpo con los dedos helados,

Y un calor nos encenderá la sangre, un calor de tierra

Negra de humus; un aliento de vida.

También ella se calentó al sol, y ahora descubre

En su desnudez una vida más dulce,

Que de día se desvanece, y tiene sabor de tierra.

                                       “Trabajar cansa”, 1933

 

 

LA VOCE

Ogni giorno il silenzio della camera sola

Si richiude sul lieve sciacquio d’ogni gesto

Come l’aria. Ogni giorno la breve finestra

S’apre immobile all’aria che tace. La voce

Rauca a dolce non torna nel fresco silenzio.

 

S’apre come il respiro di chi sia per parlare

L’aria immobile, e tace. Ogni giorno è la stessa.

E la voce è la stessa, che non rompe il silenzio,

Rauca e uguale per sempre nell’immobilità

Del ricordo. La chiara finestra accompagna

Col suo palpito breve la calma d’allora.

 

Ogni gesto percuote la calma d’allora.

Se suonasse la voce, tornerebbe il dolore.

Tornerebbero i gesti nell’aria stupita

E parole parole alla voce sommessa.

Se suonasse la voce anche il palpito breve

Del silenzio che dura, si farebbe dolore.

 

Tornerebbero i gesti del vano dolore,

Percuotendo le cose nel rombo del tempo.

Ma la voce non torna, e il susurro remoto

Non increspa il ricordo. L’immobile luce

Da il suo palpito fresco. Per sempre il silenzio

Tace rauco e sommesso nel ricordo d’allora.

 

 

LA VOZ

Cada día el silencio del cuarto solitario

Se cierra sobre el leve rumor de cada gesto,

Como el aire. Cada día la breve ventana

Se abre, inmóvil, al aire que calla. La voz,

Ronca y dulce, no vuelve en el fresco silencio.

 

Se abre como el respiro de quien va a hablar

Y calla, el aire inmóvil. Cada día es el mismo.

Y la voz es la misma, que no rompe el silencio,

Ronca e igual por siempre en la inmovilidad

Del recuerdo. La clara ventana acompaña,

Con su vibración breve, la calma de entonces.

 

Cada gesto golpea la calma de entonces.

Si sonara la voz, volvería el dolor.

Volverían los gestos en el aire asombrado,

Y palabras, palabras a la voz sometida.

Si sonara la voz, hasta el temblor breve

Del silencio que dura, se haría dolor.

 

Volverían los gestos del inútil dolor,

Golpeando las cosas a lo largo del tiempo.

Pero la voz no vuelve, y el murmullo remoto

No levanta el recuerdo. La luz inmóvil

De su hálito fresco. Para siempre el silencio

Calla, ronco y sumiso, en el recuerdo de entonces.

                                      “Trabajar cansa” (1938)

 

 

 

UNA GENERAZIONE

Un ragazzo veniva a giocare nei prati

Dove adesso s’allungano i corsi. Trovava nei prati

Ragazzotti anche scalzi e salvata di gioia.

Era bello scalzarsi nell’erba con loro.

Una será di luci lontane echeggiavano spari,

In città, e sopra il vento giungeva pauroso

Un clamore interrotto. Tacevano tutti.

Le colline sgranavano punti di luce

 Sulle coste, avvivati dal vento. La notte

Che oscurava finiva per espegnere tutto

En el sonno duravano solo freschezze di vento.

 

(Domattina i ragazzi ritornano in giro

E nessuno ricorda il clamore. In prigione

C’è operai silenziosi e qualcuno è glía morelle strade han coperto le macchie di sangue.

La città di lontano si sveglia nel sole

E la gente esce fuori. Si guardano in faccia.)

I ragazzi  pensavano al buio del prati

E guardavano in faccia le donne. Perfino le donne

Non dicevano nulla e lasciavano fare.

I ragazzi pensavano al buio dei prati

Dove qualche bambina veniva. Era bello far piangere

Nel bambine nel buio. Eravano i ragazzi.

La cita ci piaceva di giorno; la será, tacere

E guardare le luci in distanza e escoltare i clamori.

 

Vanno ancora ragazzi a giocare nei prati

Dove giungono i corsi. E la note è la stessa.

P passarci si sente l’odore dell’erba.

In prigione ci sono gli stessi. E ci sono le donne

Come allora, che fanno bambini e non dicono nulla.

 

 

UNA GENERACIÓN

Un muchacho acudía a jugar a los prados

Donde ahora las calles se alargan. Encontraba en los prados

A otros chicos descalzos, y saltaba de gozo.

Era hermoso ir descalzo por la hierba con ellos.

Una tarde, de luces lejanas, resonaron disparos

En la ciudad, y arriba, el viento pavoroso

Juntó un clamor truncado. Y se callaron todos.

Las colinas desgranaban puntos de luz,

Sobre los márgenes, avivados por el viento. La noche,

Que avanzaba, terminó oscureciéndolo todo,

Y en el sueño quedó sólo un frescor de viento.

 

(Al día siguiente, los chicos acuden de nuevo,

Y ya nadie recuerda el griterío. En la cárcel

Hay obreros callados, y alguno está ya muerto.

En la calle han borrado los regueros de sangre.

La ciudad, a lo lejos, se despereza al sol,

La gente sale a afuera. Se miran a la cara.)

Los muchachos pensaban en la sombra de los prados,

Y miraban la cara a las mujeres. Pero incluso ellas

No decían nada, y dejaban hacer.

Los muchachos pensaban en la sombra de los prados,

Donde alguna muchacha acudía. Era hermoso hacer llorar

A las niñas en lo oscuro. Éramos los muchachos.

La ciudad nos gustaba de día: por la noche callar,

Mirar las luces, lejos, y escuchar los clamores.

 

Van todavía muchachos a jugar a los prados

Donde llegan las calles. Y la noche es la misma.

Al pasear se siente el olor de la hierba.

En la cárcel están los de siempre. Y están las mujeres,

Como entonces, que engendran niños y no dicen nada.

                                      “Trabajar cansa”, 1934

 

 

PAROLE DEL POLÍTICO

Si passava sul presto al mercato dei pesci

A lavarci lo sguardo: ce n’era d’argento,

Di vermigli, di verdi, colore del mare.

Al confronto col mare, tutto scaglie d’argento,

La vincevano i pesci. Si pensaba al ritorno.

 

Belle fino le done dall’anfora in capo,

Ulivigna, foggiata sulla forma dei fianchi

Mollemente: ciascuno pensaba alle donne,

Come parlano, ridono, camminano in strada.

Ridevamo, ciascuno. Pioveva sul mare.

 

Per la vigne nascoste negli anfratti di terra

L’acqua macera foglie e racimoli. Il cielo

Si colora di nuvole scarse, arrossate

Di piacere e di sole. Sulla terra sapori

E colori nel cielo. Nessuno con noi.

 

Si pensaba al ritorno, come dopo una notte

Tutta quanta di veglia, si pensa al mattino.

Si godeva il colore dei pesci e l’umore

Delle frutta, vivaci nel tanfo del mare.

Ubriachi eravamo, nel ritorno inminente.

 

 

PALABRAS DEL POLÍTICO

En seguida pasábamos a la lonja del pescado

 A limpiarnos la vista: los había plateados,

Encarnados y verdes, los colores del mar.

Comparados al mar, todo escamas de plata,

Triunfaban los peces. Se pensaba en la vuelta.

 

Bellas también las chicas, en la cabeza jarras

Aceitunadas, hechas con forma de caderas

Tiernamente: cada uno pensaba en las chicas,

Cómo hablan, cómo ríen, cómo van por la calle.

Reíamos todos. Llovía sobre el mar.

 

Por las viñas ocultas en las breñas de tierra

Macera el agua hojas y racimos. El cielo

Se colora de nubes escasas, enrojecidas

De placer y de sol. Sabores en la tierra,

Y en el cielo colores. Y nadie con nosotros.

 

Se pensaba en la vuelta, como tras de una noche

Pasada toda en vela se piensa en la mañana.

Se gustaba el color de los peces y el humor

De mariscos, vivaces por el vaho del mar.

Embriagados estábamos, esperando el retorno inminente.

                             “Trabajar cansa”,(1935)

 

 

 

IL PARADISO SUI TETTI

Sarà un giorno tranquillo, di luce fredda

Come il sole che masce o che muore, e il vetro

Chiadera l’aria sudicia fuori del cielo.

 

Ci si sveglia un mattino, una volta per sempre,

Nel tepor edell’ultimo sonno: l’ombra

Sarà come  il tepore. Empirà la stanza

Per la grande finestra un cielo piú voci,né visi morti.

 

No sarà necesario  lasciare il letto

Solo l’alba entrerà nella stanza vuota.

Basterà la finestra a vestiré ogni cosa

Di un chiarore tranquillo, quasi una luce.

Poserá un’ombra scarna sul volto supino.

I rocordi saranno dei grumi d’ombra

Appiattati cosí ome vecchia brace

Nel camino. Il ricordo sarà la vampa

Che ancor ieri mordeva negli occhi spenti.

 

 

EL PARAISO SOBRE LOS TEJADOS

Será un día tranquilo, con una luz fría

Como el sol que levanta o que muere, y el cristal

Cerrará el aire sucio del cielo exterior.

 

Nos despertarán un día, de una vez para siempre,

En la tibieza del último sueño: la sombra

Será tal la tibieza. Llenará la habitación,

Por el gran ventanal, un cielo aún más grande.

Desde la escalera que se subió un día para siempre

No llegarán más voces ni más rostros muertos.

 

No será necesario abandonar el lecho.

Sólo el alba entrará en la estancia vacía.

Bastará la ventana para vestirlo todo

De un tranquilo claror, casi como una luz.

Pondrá una sombra pálida sobre el rostro supino.

Los recuerdos serán como grumos de sombra

Aplastados igual que vieja brasa

En el camino. El recuerdo será como una llama

Que aún hasta ayer mordía los apagados ojos.

                            “Trabajar cansa”, 1940

 

 

LA CASA

L’uomo solo escolta la voce calma

Con lo sguardo socchiuso,quasi un respiro

Gil alitasse sul volto, un respiro amico

Che risale, incredibile, dal tempo andato.

 

L’uomo solo escolta la voce antica

Che i soui padri, nei tempi, hanno udito, chiara

E raccolta, una voce che come il verde

Degli stagni e dei colli incupisce a será.

 

L’uomo solo conosce una voce d’ombra,

Carezzante, he sgorga nei toni calmi

Di una polla segreta: la beve intento,

Ochi chiusi, e non pare che l’abbia acanto.

 

È la voce che un giorno ha fermato il padre

Di suo padre, e ciascuno del sangue morto.

Una voce di donna che suona segreta

Sulla soglia di casa, al cadere del buio.

 

 

LA CASA

El solitario escucha la voz calma

Con ojos entreabiertos, igual que si un respiro

lo alentase en el rostro, un respiro amigable

que resurge, increíble, desde el tiempo perdido.

 

El solitario escucha la voz antigua

Que sus padres hace tiempo oyeron, clara

Y allegada, una voz que como el verde

De estanques y colinas, se oscurece en la tarde.

El solitario conoce una voz de sombra,

Acariciante, que brota en los tonos tranquilos

De un manantial secreto: él bebe absorto,

A ojos cerrados, y no parece que esté junto a ella.

 

Es la voz que un día detuvo al padre

De su padre, y a todos los de su sangre muerta.

Una voz de mujer que suena secreta

Bajo el umbral de la casa, cuando la sombra cae.

                            “Trabajar cansa”, (1940)

 

 

 

TERRA ROSSA, TERRA NERA

Terra rossa, terra nera,

Tu vieni dal mare,

Dal verde riarso,

Dove sono parole

Antiche e fática sanguigna

E gerani tra i sassi-

Non sai quanto porti

Di mare parole e fática,

Tu rica come un ricordo,

Come la brulla campagna,

Tu dura e dolcissima

Parola, antica per sangue

Raccolto negli occhi;

Giovane, come un frutto

Che è ricordo e stagione-

Il tuo fiato riposa

Sotto il cielo d’agossto,

Le olive del tuo sguardo

Addolciscono il mare,

E tu vivi rivivi

Sensa stupire, certa

Come la terra, buia

Come la terra, frantoio

Di stagioni e di sogni

Che alla luna si scopre

Antichissimo, come

Le mani de tua madre,

La conca del braciere.

 

 

 

TIERRA ROJA, TIERRA NEGRA

Tierra roja, tierra negra,

Tú llegas desde el mar,

Del ya ardido verde,

En el que existen voces

Viejas, fatiga rojiza

Y entre piedras geranios-

No sabes cuánto traes

Del mar, voces, fatiga,

Tú rica tal recuerdo,

Como el desnudo campo,

Tú, dura y dulcísima

Voz, antigua por sangre

 Recogida en los ojos;

Joven igual que un fruto

Que es recuerdo, estación-

Tu hálito reposa

Bajo el cielo de agosto,

Olivas de tus ojos

Convierten dulce el mar,

Y tú vives revives

Sin sorprender, segura

Como la tierra, oscura

Como tierra, molino

De estaciones y sueños

Que a la luna se muestra

Antiquísimo como

Las manos e tu madre,

El hueco del brasero.

                  “Vendra la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

 

TU SEI COME UNA TERRA

Tu sei come una terra

Che nessuno ha mai detto.

Tu non attendi nulla

Se non la parola

Che sgorgherà dal fondo

Come un frutto tra i rami.

C’è un vento che ti giunge

Cose secche e rimorte

T’ingombrano e vanno nel vento.

Membra e parole antiche.

Tu tremi nell’estate.

 

 

TÚ ERES COMO UNA TIERRA

Tú eres como una tierra

Que jamás nombró nadie.

Tú ya no esperas nada,

Sino aquella palabra

Que brotará del fondo

Como un fruto entre ramas.

Ahora te llega un viento.

Cosas secas y muertas

Te estorban y van en el viento.

Miembros, viejas palabras.

Tú tiemblas en verano.

                   “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”,(1945)

 

 

 

ANCHE TU SEI COLLINA

Anche tu sei collina

E sentiero di sassi

E gioco nei canneti,

E conosci la vigna

Che di notte tace.

Tu non dici parole.

 

C’è una terra che tace

E non è terra tua.

C’è un silenzio che dura

Sulle piante e sui colli.

Ci son acque e champagne.

Sei un chiuso silenzio

Che non cede, sei labbra

E occhi bui. Sei la vigna.

 

È una terra che attende

E non dice parola.

Sono passati giorni

Sotto cielli ardenti.

Tu hai giocato alle nubi.

È una terra cattiva-

La tua fronte lo sa.

Anche questo è la vigna.

 

Rittroverai le nubi

E il canneto, e le voci

Come un’ombra di luna.

Ritttroverai parole

Oltre la vita breve

E notturna dei giochi

Oltre l’infanzia accesa.

Sarà dolce tacere.

Sei la terra e la vigna.

Un acceso silenzio

Brucerà la campagna

Come i falo la será.

 

 

TAMBIÉN ERES COLINA

También eres colina

Y sendero de piedras

Y juego entre las cañas,

Y conoces la viña

Que por la noche calla.

Tú no dices palabras.

 

Hay una tierra muda

Pero ésa no es tu tierra.

Hay un largo silencio

En plantas y colinas.

Hay aguas y praderas.

Eres un silencio cerrado

Que no cede, eres labios

Y oscuros ojos. Eres la viña.

 

Es una tierra ansiosa

Que no dice palabra.

Han pasado los días

Bajo cielos ardientes.

Jugaste con las nubes.

Es una tierra mala-

Y tu frente lo sabe.

También esto es la viña.

 

Reencontrarás las nubes,

Las cañas y las voces

Como sombra de luna.

Reencontrarás palabras

Tras de la vida breve

y nocturna de los juegos

Tras de la ardiente infancia.

Será dulce callar.

Eres la tierra y la viña:

Un ardiente silencio

Abrasará los cmapos

Tal fogatas nocturnas.

                “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

HAI VISO DI PIETRA SCOLPITA

Hai viso di pietra scolpita,

Sangue di terra dura,

Sel venuta dal mare.

Tutto accogli e scruti

E respingi da te

Come il mare. Nel cuore

Hay silenzio, hai parole

Inghiottite. Sei buia.

Per te l’alba è silenzio.

 

E sei come le voci

Della terra –l’urto

Della secchia nel pozo,

La canzone del fuoco,

Il tonfo di una mela;

Le parole rassegnate

E cupa sulle soglie,

Il grido del bimbo- le cose

Che non passano mail

Tu non muti. Sei buia.

 

Sei la cantina chiusa,

Al battuto di terra

Dov’è entrato una volta

Ch’era scalzo il bambino,

E ci ripensa sempre.

Sei la camera buia

Cui si ripensa sempre,

Come al cortile antico

Dove s’apriva l’alba.

 

 

TIENES ROSTRO DE PIEDRA ESCUPILDA

Tienes rostro de piedra esculpida

Sangre de tierra dura,

Has venido del mar.

Todo acoges e indagas

Y rechazas de ti,

Como el mar. En el corazón

Tienes silencio. Tienes palabras

Sumergidas. Eres sombría.

Para ti el alba es silencio.

 

Y eres como las voces

De la tierra –el golpe

Del cubo contra el pozo,

La canción de la hoguera,

La caída de un fruto,

Las palabras resignadas

Y oscuras bajo los pórticos,

El grito del niño- las cosas

Que no se pierden nunca.

Tú no cambias. Eres oscura.

 

Eres la bodega cerrada

Por un montón de tierra,

En donde entró una vez

Un muchacho descalzo,

Y la recuerda siempre.

Eres el cuarto oscuro

Que se recuerda siempre,

Como el antiguo patio

Donde se abría el alba.

            “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

TU NON SAI LE COLLINE

Tu non sai le colline

Ove si è sparso il sangue.

Tutti quanti fuggimmo

Tutti quanti gettammo

L’arma e il nome. Una donna

Ci guardava fuggire.

Uno solo di noi

Si fermò a pugno chiuso,

Vide il cielo vuoto,

Chinò il capo e morí

Sotto il muro, tacendo.

Ora è un cencio di sangue

E il suo nome. Una donna

Ci aspetta alle colline.

                               

 

NO CONOCES LOS MONTES

No conoces los montes

Donde corrió la sangre.

Todos huimos

Todos dejamos allí

El arma y el nombre. Una mujer

Nos miraba escapar.

Solo uno de los nuestros

Se paró, cerró el puño,

Miró al cielo vacío,

Inclino la cabeza y murió

Bajo el muro, en silencio.

Ahora es sólo una mancha de sangre

Y su nombre. Una mujer

Nos espera en los montes.

                “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

 

DI SALMASTRO E DI TERRA

Di salmastro e di terra

È il tuo sguardo. Un giorno

Hai stillato di mare.

Ci sono state piante

Ai tuo fianco, calde,

Sanno ancora di te.

L’agave e l’oleandro.

Tutto chiudi negli occhi.

Di salmastro e di terra

Hai le vene, il fiato.

 

Bava di vento caldo,

Ombre di solleone-

Tutto chiudi in te.

Sei la voce roca

Della campagna, il grido

Della quaglia nascosta,

Il tepore del sasso.

La campagna è fática,

La campagna è dolore.

Con la notte il gesto

Del contadino tace.

Sei la grande fática

E la notte che sazia.

 

Come la roccia e l’erba,

Come terra, sei chiusa;

Ti sabtti come el mare.

La parola non c’è

Che ti può possedere

O fermare. Cogli

Come la terra gli urti,

E ne fai vita, fiato

Che carezza, silenzio.

Sei riarsa come il mare,

Come un frutto di scoglio,

E non dici parole

E nessuno ti parla.

 

 

DE SALOBRE Y DE TIERRA

De salobre y de tierra

Es tu mirada. Un día

Has destilado mar.

Han existido plantas

En tu costado, tibias,

Que saben aún a ti.

La pitahaya y la adelfa.

Todo encierran tus ojos.

De salobre y de tierra

Son tus venas, tu aliento.

 

Hebra de viento tibio,

Sombras de la canícula-

Todo encierras en ti.

Eres la ronca voz

De la campiña, el grito

De codorniz oculta,

Lo tibio de la piedra.

La campiña es fatiga,

La campiña es dolor.

Con la noche, el gesto

Del campesino calla.

Eres la gran fatiga

Y la noche que sacia.

 

Tal la roca y la hierba,

Tal tierra estás cerrada;

Te agitas como el mar.

No existe la palabra

Que pueda poseerte

O detenerte. Tomas,

Tal la tierra, los golpes

Los haces vida, aliento

Que acaricia, silencio.

Como el mar, requemada,

Como un fruto de escollo,

Y no dices palabras

Y ninguno te habla.

                   “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

 

SEMPRE VENI DAL MARE

Sempre vieni dal mare

E ne hai la voce roca,

Sempre hai occhi segreti

D’acqua viva tra i rovi,

E fronte basso di nubi.

Ogni volta rivivi

Come una cosa antica

E selvaggia, che il cuore

Già sapeva e si serra.

 

Ogni volta è uno strappo,

Ogni volta è la norte

Noi sempre combattemmo.

Chi si risolve all’urto.

Ha gustato la norte

E la porta nel sangue.

Come buoni nemici

Che non s’odiano piú

Noi abbiamo una stessa

Voce, una stessa pena

E viviamo affrontati

Sotto povero cielo.

Trai noi non insidie,

Non inutili cose-

Combatteremo sempre.

 

Combatteremo ancora,

Combatteremo sempre,

Perché cerchiamo il sonno

Della norte affiancati,

E abbiamo voce roca

Fronte bassa e selvaggia

E un idéntico cielo.

Fummo fatti per questo.

Se tu odio cede all’urto,

Segue una notte lunga

Che non è pace o tregua

E non è norte vera.

Tu non sei piú. Le braccia

Si dibattono invano.

 

Fin che ci trema il cuore.

Hanno detto un tuo nome.

Ricomincia la norte.

Cosa ignota e selvaggia

Sei rinata dal mare.

 

 

SIEMPRE VIENES DEL MAR

Siempre vienes del mar

Y tienes la voz ronca,

Y siempre ojos secretos

De agua viva entre zarzas,

Y frente baja, como

Cielo bajo de nubes.

Cada vez tú revives

Como una cosa antigua

Y erial, que el corazón

Ya sabía y se cierra.

 

Cada vez un desgarro,

Cada vez es la muerte.

Y siempre combatimos.

Quien se decide al choque

Ha gustado la muerte

Y la lleva en la sangre.

Como enemigos buenos

Que ya no se odian más,

Tenemos una misma

Voz, una misma pena,

Vivimos enfrentados

Nos cubre un pobre cielo.

En nosotros, no insidias,

Y no inútiles cosas-

Combatiremos siempre.

 

Aún combatiremos,

Combatiremos siempre,

Pues buscamos el sueño

Flanqueados por la muerte,

Y tenemos voz ronca,

Frente baja y salvaje

Y un idéntico cielo.

Fuimos hechos para esto.

Si tu odio cede al golpe,

Sigue una noche larga

Que no es paz o tregua,

Si verdadera muerte.

Tú ya no estás. Los brazos

Se debaten en vano.

 

Mientras nos tiemble el pulso.

Han dicho un nombre tuyo.

Recomienza la muerte.

Cosa ignota y salvaje

Renaciste del mar.

             “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

 

E ALORA NOI VILI

E allora noi vili

Che amavamo la será

Bisbigliante, le case,

I sentieri sul fiume,

Le luci rosse e sporche

Di quei luoghi, il dolore

Addolcito e taciuto-

Noi strappammo le mani

Dalla viva catena

E tacemmo, ma il cuore

Ci sussultò si sangue,

E non fu piú abbandonarsi

Al sentiero sul fiume-

Non piú servi, sapemmo

Di essere soli e vivi.

 

 

Y ENTONCES NOSOTROS LOS VILES

Y entonces nosotros, los viles

Que amábamos la noche

Que murmura, las casas,

Los caminos del río,

Las sucias luces rojas

De aquellos lugares, el dolor

Manso y callado-

Arrancamos las manos

De la viva cadena,

Y callamos, mas el corazón

Nos estremeció la sangre,

Y ya no hubo dulzura,

No hubo un abandonarse

Junto al sendero del río-

Ni más siervos, supimos

Estar solos y vivos.

           “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

 

SEI LA TERRA E LA MORTE

Sei la terra e la norte.

La tua stagione è il buio

E il silenzio. Non vive

Cosa che piú di te

Sia remota dall’alba.

 

Quando sembri destarti

Sei soltanto dolore,

L’hai negli occhi en el sangue

Ma tu non sentí. Vivi

Come vive una pietra,

Come la terra dura.

E ti vestono sogni

Movimenti singulti

Che tu ignori. Il dolores

Come l’acqua di un lago

Trepida e ti circonda.

Sono cerchi sull’acqua.

Tu li lasci svanire.

Sei la terra e la morte.

 

 

ERES LA TIERRA Y LA MUERTE

Eres la tierra y la muerte.

Tu estación es la oscuridad

Y el silencio. No existe

Cosa que, más que tú,

Esté tan lejos del alba.

 

Cuando pareces despertar

Eres dolor tan sólo,

Lo tienes en los ojos y en la sangre

Pero no lo sientes. Vives

Como vive una piedra,

Como la tierra dura.

Y te recubren sueños,

Movimientos, sollozos

Que ignoras. El dolor,

Como el agua de un lago,

Tiembla y te rodea.

Hay círculos en el agua.

Tú dejas que se desvanezcan.

Eres la tierra y la muerte.

           “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1945)

 

 

 

IN THE MORNING YOU ALWAYS COME BACK

Lo spiraglio dell’alba

Respire con la tua bocca

In fondo alle vie vuote.

Luce grigia i tuoi occhi,

Dolci gocce dell’alba

Sulle colline scure.

Il tuo passo e il tuo fiato

Come il vento dell’alba

Sommergono le case.

La città abbrividisce,

Odorano le pietre-

Sei la vita, el risveglio.

 

Stella sperduta

Nella luce dell’alba,

Cigolio della brezza,

Tepore, respiro-

È finita la notte.

 

Sei la luce e il mattino.

 

 

IN THE MORNING YOU ALWAYS COME BACK

La tronera del alba

Respire por tu boca

En las calles vacías.

Tus ojos son luz gris,

Dulces gotas del alba

En las negras colinas.

Tu hálito y tu paso

Como el viento del alba

A las casas sumergen.

La ciudad se estremece

Tienen olor las piedras-

Vida y despertar eres.

 

Extraviado lucero

En la luz de la aurora,

Sonido de la brisa

Respiración, tibieza-

La noche ha terminado.

 

Eres luz y mañana.

             “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”

 

 

HAI UN SANGUE, UN RESPIRO

Hai un sangue, un respiro.

Sei fatta di carne

Di Capelli dis guardi

Anche tu. Terra e piante,

Cielo di marzo, luce,

Vibrano e ti somigliano-

Il tuo riso e il tuo passo

Come acque che sussultano-

La tua ruga fra gli occhi

Come nubi raccolte-

Il tuo tenero corpo

Una zolla nel sole.

 

Hai un sangue, un respiro.

Vivi su questa terra.

Ne conosci i sapori

Le stagioni i risvegli,

Hai giocato nel sole,

Hai parlato con noi.

Acqua Chiara, virgulto

Primaverile, terra,

Germogliante silenzio,

Tu hai giocato bambina

Sotto un cielo diverso,

Ne hai negli occhi il silenzio,

Una nube, she sgorga

Come polla dal fondo.

Ora irdi e sussulti

Sopra questo silenzio.

 

Dolce frutto che vivi

Sotto il cielo chiaro,

Che respiri e vivi

Questa nostra stagione,

Nel tuo chiuso silenzio

È la tua forza. Come

Erba viva nell’aria

Rabbrividisci e ridi,

Ma tu, tu sei terra.

Sei radice feroce.

Sei la terra che aspetta.

 

 

TIENES ALIENTO, SANGRE

Tienes aliento, sangre.

Estás hecha de carne

De cabellos, miradas

También tú. Tierra y plantas,

Cielo de marzo, luz,

Vibran, se te parecen-

Tu sonrisa y tu paso

Como aguas que turban-

Tu surco entre unos ojos

Como nubes absortas-

Tu cariñoso cuerpo

Un terrón bajo el sol.

 

Tienes aliento, sangre.

Vives sobre esta tierra.

Y conoces sabores,

Estaciones, desvelos,

Jugaste bajo el sol

Hablabas con nosotros.

Agua clara, retoño

De primavera, tierra,

Silencio germinante,

Tú has jugado de niña

Bajo un cielo distinto,

Hay silencio en tus ojos,

Y una nube, que brota

Como fuente del fondo.

Ahora ríes, te turbas

Sobre este silencio.

 

Dulce fruto que vives

Bajo este cielo claro,

Que respiras y vives

En esta estación nuestra,

En tu ocluso silencio

Está tu fuerza. Como

Hierba viva en el aire

Te estremeces y ríes,

Pero tú, tú eres tierra.

Eres raíz bravía.

Eres tierra que espera.

              “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1950)

 

 

 

YOU, WIND OF MARCH

Sei la vita e la morte.

Sei venuta di marzo

Sulla terra nuda-

Il tuo brivido dura

Sangue di primavera

-anemone o nube-

Il tuo passo leggero

Ha violato la terra.

Ricomincia il dolore.

 

Il tuo passo leggero

Ha riaperto il olore.

Era fredda la terra

Sotto povero cielo,

Era immobile e chiusa

In un torpido sogno,

Come chi piú non soffre.

Anche il gelo era dolce

Dentro il cuore profondo.

Tra la vita e la morte

La esperanza taceva.

 

Ora ha una voce e un sangue

Ogni cosa che vive.

Ora la terra e il cielo

Sono un brivido forte,

La speranza li torce,

Li sconvolge il mattino,

Li sommerge il tuo passo,

Il tuo fiato d’aurora.

Sangue di primavera,

Tutta la terra trema

Di un antico tremore.

 

Hai riaperto il dolore.

Sei la vita e la morte.

Sopra la terra nuda

Sei passata leggera

Come rondine o nube,

E il torrente del cuore

Si è ridestato e irrompe

E si specchia nel cielo

E rispecchia le cose-

E le cose, nel cielo en el cuore

Soffrono e si contorcono

Nell’attesa di te.

E il mattino, è l’aurora,

Sangue di primavera,

Tu hai violato la terra.

 

La speranza si torce,

E ti attende, ti chiama.

Sei la vita e la morte.

Il tuo passo è leggero.

 

 

YOU, WIND OF MARCH

La vida eres, la muerte.

Has llegado de marzo

A la tierra desnuda-

Tu temblor permanece.

Sangre de primavera

-anémonas o nube-

Tu caminar ligero

Ha violado la tierra.

Recomienza el dolor.

 

Tu caminar ligero

Ha reabierto el dolor.

La tierra estaba fría

Bajo un cielo indigente,

Quieta estaba y cerrada

En un pesado sueño,

Como quien ya no sufre.

Hasta el hielo era dulce

Dentro del corazón.

Asi, entre vida y muerte

La esperanza callaba.

 

Tiene ahora voz y sangre

Cada cosa que vive.

Ahora el cielo y la tierra

Son fuerte escalofrío

La esperanza los tuerce,

El alba los trastorna

Los inunda tu paso,

Tu hálito de aurora,

Sangre de primavera,

Tiembla toda la tierra

Con un antiguo temblor.

 

Has reabierto el dolor.

La vida eres, la muerte.

Sobre la tierra nuda

Has pasado ligera

Tal golondrina o nieve,

Y el fluir del corazón

Se ha despertado e irrumpe

Y se mira en el cielo

Y refleja las cosas-

Y las cosas, en cielo y corazón,

Sufren y se retuercen

A la espera de ti.

Es el alba, es la aurora,

Sangre de primavera,

Tú has violado la tierra.

 

La esperanza se tuerce,

Y te espera, te llama.

La vida eres, la muerte.

Es ligero tu paso.

          “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1950)

 

 

 

PASSERO PER PIAZZA DI SPAGNA

Sarà un cielo chiaro.

S’apriranno le strade

Sul colle di pini e di pietra.

Il tumulto delle strade

Non muterà quell’aria ferma.

I fior spruzzati

Di colori alle fontane

Occhieggeranno como donne

Divertite. Le scale

Le terrazze le rondini

Canterano nel sole.

S’aprirà quella strada,

Le pietre canterano,

Il cuore batterà sussultando

Come l’acqua nelle fontane-

Sarà questa la voce

Che salirà le tu escale.

Le finestre sapranno

L’odore della pietra e dell’aria

Mattutina. S’aprirà una porta.

Il tumulto delle strade

Sarà il tumulto del cuore

Nella luce smarrita.

 

Sarai tu –ferma e chiara.

 

 

PASARÉ POR LA PIAZZA DI SPAGNA

Será un Cielo claro.

Se abrirán las calles

Sobre la colina de pinos y piedra.

El tumulto de las calles

No cambiará aquel aire quieto.

Las flores rociadas

De colores, en las fuentes

Harán guiños como mujeres

Divertidas. Las escaleras

Las terrazas las golondrinas

Cantarán al sol.

Se abrirá aquella calle,

Las piedrás cantarán,

Hasta el corazón con sobresalto

Como el agua en las fuentes-

Será ésta la voz

Que subirá tus escaleras.

Las ventanas sabrán el olor de la piedra y del aire

Matutino. Se abrirá una puerta.

El tumulto de las calles,

Será el tumulto del corazón

En la luz perdida.

 

Serás tú –quieta y clara.

              “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1950)

 

 

 

I MATTINI PASSANO CHIARI

I mattini passano chiari

E deserti. Cost I tuoi occhi

S’aprivano un tempo. Il mattino

Trascorreva lento, era un gorgo

D’immobile luce. Taceva.

Tu viva tacevi; le cose

Vivevano sotto i tuoi occhi

(non pena no febbre non ombra)

Come un mare al mattino, chiaro.

 

Dove sei tu, luce, è il mattino.

Tu eri la vita e le cose.

In te desti respiravamo

Sotto il cielo che ancora è in noi.

Non pena non febbre allora,

Non quest’ombra greve del giorno

Affollato e diverso. O luce,

Chiarezza lontana, respiro

Affannoso, rivolgi gli occhi

Immobili e chiari su noi.

E buio il mattino che passa

Senza la luce dei tuoi occhi.

 

 

LAS MAÑANAS TRANSCURREN CLARAS

Las mañanas transcurren claras

Y vacías. Así tus ojos

Se abrían otro tiempo. La mañana

Pasaba lenta., era un remanso

De luz inmóvil. Callaba.

Tú, viva, callabas; las cosas

Vivían en tus ojos

(Sin pena, sin fiebre, sin sombra)

Como en un mar de claridad temprana.

                  “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1950)

 

 

 

THE NIGHT YOU SLEPT

Anche la notte ti somiglia,

La note remota che piange

Muta, dentro il cuore profundo,

E le stelle passano stanche.

Una guancia tocca una guancia-

È un brivido freddo, qualcuno

Si dibatte e tìmplora, solo,

Sperduto in te, nella tua febbre.

 

La notte soffre e ancla l’alba,

Povero cuore che sussulti.

O viso chiuso, buia angoscia,

Febbre che rattristi le stelle,

C’è chi come te attende l’alba

Scrutando il tuo viso in silenzio.

Sei distesa sotto la notte

Come un chiuso orizzonte morto.

Overo cuore che sussulti,

Un giorno lontano eri l’alba.

 

 

THE NIGHT YOU SLEPT

También la noche se te parece,

La noche lejana que llora

Muda, dentro del hondo corazón,

Y las estrellas pasan cansadas.

Una mejilla toca a otra-

Es un frío temblor, alguien

Se agita y te suplica, solo,

Perdido en ti, en tu fiebre.

 

La noche sufre y espera el alba,

Pobre corazón que te sobresaltas.

Oh, rostro secreto, negra angustia,

Fiebre que aflige a las estrellas,

Hay quien, como tú, espera el alba,

Mirando tu rostro en silencio.

Estás tendida bajo la noche

Como un cerrado horizonte muerto.

Pobre corazón que te sobresaltas,

Un día lejano fuiste el alba.

                   “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, (1950)

 

 

 

THE CATS WILL KNOW

Ancora cadrà la pioggia

Sui tuoi dolci selciati,

Una pioggia leggera

Come un alito o un passo.

Ancora la brezza e l’alba

Fiorianno leggere

Come sotto il tuo passo,

Quando tu rientrerai.

Tra fiori e davanzali

I Gatti lo sapranno.

 

Ci saranno altri giorni

Ci saranno altre voci.

Sorriderai da sola.

I Gatti lo sapranno.

Udrai parole antiche,

Parole stanche e vane

Come i costumi smessi

Delle feste di ieri.

 

Farai gesti anche tu.

Risponderai parole-

Viso di primavera,

Farai gesti anche tu.

 

I Gatti lo sapranno,

Viso di primavera;

E la pioggia leggera,

L’alba color giacinto,

Che dilaniano il cuore

Di chi piú non ti spera,

Sono il triste sorriso

Che sorridi da sola.

Ci saranno altri giorni

Altre voce e risvegli.

Soffriremos nell’alba,

Viso di primavera.

 

 

THE CATS WILL KNOW

La lluvia caerá aún

Sobre tus dulces suelos,

Una lluvia ligera

Como un aliento paso.

Aún la brisa y el alba

Florecerán ligeras

Como bajo tu paso,

Cuando tú volverás.

Entre flores y alfeizares

Los gatos lo sabrán.

 

Seguirán otros días,

Seguirán otras voces.

Sonreirás a solas.

Los gatos lo sabrán.

Oirás viejas palabras,

Voces cansadas, vanas,

Tal trajes arrumbados

De las fiestas de ayer.

 

Tú también harás gestos.

Responderás palabras-

Rostro de primavera,

Tú también harás gestos.

 

Los gatos lo sabrán,

Rostro de primavera;

Y la lluvia ligera,

Y el alba de jacinto,

Que el corazón laceran

De aquel que no te aguarda,

Son la triste sonrisa

Que te ilumina a solas.

Seguirán otros días,

Voces y despertares.

Sufriremos al alba,

Rostro de primavera.

            Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, (1950)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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