1 Tengo que hacer una confesión: no me gustan las confesiones. Prefiero no escarbar en mi vida privada. Sin embargo, sí me gusta escarbar en las vidas ajenas. A veces leo biografías sobre gente célebre y, si me resulta interesante su vida, sigo hurgando en ella hasta desentrañar algunas cosas desagradables. Agradables no se suelen encontrar muchas. Tengo que hacer otra confesión. Soy un escritor, pero no escribo. Esta paradoja tiene fácil explicación, pero no la daré aquí, o sólo diré que escribir significa desenterrar todas las desvergüenzas y lanzarlas al aire, propalarlas, que se entere todo el mundo de quién es uno o quién se esconde detrás de uno. Y de momento sólo diré que yo no soy nadie, si acaso un escritor, un escritor de tesis. Elaboro tesis sobre la realidad o sobre la vida de los otros, luego esbozo un plan para escribir una novela que las contenga. Finalmente me conformo con ese esbozo, pues una novela podría llevarme demasiado tiempo concluirla, y a mí lo qu...
Bitácora de Poesía y Pensamiento