Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2019

AFORISMOS Y CAVILACIONES 25 (Sobre el amor II)

Si, por hipótesis, alguien pudiera abordar a Dios para preguntarle por el secreto de su obra, probablemente  respondería que ese secreto reside en el amor. Es el descubrimiento de este secreto lo que empuja a Dante a inscribir en la puerta de su infierno “TAMBIÉN A MI ME CREO EL ETERNO AMOR”. Lo que le hace exclamar a Wilde en su infierno de la cárcel de Reading que el amor es la única explicación plausible para todo el dolor que encierra el mundo. Pero el hombre lo ignora y se extravía buscando el secreto de la vida. Haga lo que haga el hombre, todo lo hace por amor; incluso bajo la máscara del odio, no hay ningún hombre que no ame algún modesto ámbito de la creación. Pero el hombre se confunde de ámbito. Quisiera amarlo todo, pero tanto se ama a sí mismo, que odia tener que retirar de si y repartir entre otros seres el amor con que se ama. Mas uno no puede amarse sino en la medida en que ama todo lo otro. Cuanto más vastas regiones del mundo abarque y comprenda con su amor,...

LA ARRUGA

18 de octubre. Esta mañana al afeitarme he detectado una arruga en el entrecejo. Y no podía creérmelo. Mi piel tan tersa aparecía surcada por una arruga. Al principio creí que era una espinilla; pero no, encendí el foco del espejo y allí estaba: larvada, pero abriéndose paso. Me he pasado toda la jornada espiando a mis compañeros de trabajo mientras buscaba en su rostro alguna arruga sospechosa. Los he visto más viejos a todos. Es una cosa que me resulta horrible. Horrible.   20 de octubre. ¿Me estaré yo también volviendo viejo? Nunca he observado tanto a los viejos como ahora. Se les ve por todas partes, en los parques, en los centros comerciales: dando de comer a las palomas o leyendo los periódicos que nos entregan en las bocas del metro. Deberían taparse la cara, colocarse una máscara. Debería ser obligatorio que todos nos hiciéramos un molde de nuestra cara a los veinte años para poder encasquetarnos una máscara a los cuarenta. La cara de los viejos es repugnante. Si no hu...