jueves, 5 de octubre de 2017

POETAS 117. Adam Zagajewski (I). "Deseo"


 
Adam Zagajewski es un poeta, novelista y ensayista polaco que nació en Lwów, el 21 de junio de 1945, población que actualmente pertenece a Ucrania. Descendiente de una familia de la antigua nobleza rural de Polonia, es hijo de un profesor de ingeniería que heredó de sus padres el amor por la lectura. Su familia fue expulsada por los ucranianos y se instaló en 1946, tras la Segunda guerra mundial, en Gliwice (Silesia), una pequeña población alemana que Polonia acaba de anexionarse. Cursa en esta población sus estudios secundarios y allí experimenta, durante la adolescencia, sus primeras sensaciones de lo que luego llamará mística para principiantes: “la combinación de felicidad inesperada y de una comprensión muy intensa de lo que nos rodea”. Esta experiencia de felicidad intensa la va a relacionar con la común experiencia de gran parte de los artistas, aquello que fundamenta la base psicológica del arte. Precisamente fue psicología la carrera en la que se matriculará en la Universidad de Cracovia. Más tarde cursará Filosofía e impartirá clases de esta disciplina en la Universidad de Ciencia y Tecnología. Mientras inicia la publicación de sus primeros poemas, se adhiere al movimiento “nueva ola”, que eclosiona a finales de los años sesenta, formando, junto con otros poetas, el grupo generacional del 68,  muy comprometido políticamente contra el gobierno totalitarista y que tenía como altavoz para difundir su disidencia la revista “Teraz” (Ahora). Tras una etapa de fuerte activismo político en la década de los 70, y tras la prohibición por parte de las autoridades de su país de la publicación de sus obras, en 1982 decide dejar todo aquello que lo arraigaba a Polonia para vivir una historia de amor con una mujer a la que sigue hasta París, ciudad en la que residirá por unos años. En 1988 se exilia a Estados Unidos para trabajar como profesor en el Creative Writing Program de la Universidad de Houston. Allí publica su poemario Plótno (1990), en el que ya se hace patente el abandono de una poesía de compromiso político para transitar hacia otras preocupaciones más íntimas. Tras una larga estancia de exilio en Estados Unidos, por fin regresa a su país en 2002 para instalarse en Cracovia con su mujer. Además de los libros ya señalados, pueden destacarse sus libros de poemas “Deseo” y “Mano invisible”, además de su libro de ensayos “En defensa del fervor”. Entre los numerosos galardones recibidos a lo largo de su carrera, se encuentra el premio “Princesa de Asturias de las letras”, en 2017. Las manifestaciones sobre su concepción de la poesía han sido numerosas y también puede leerse entre líneas repasando alguno de sus poemas. Para Zagajewski, la poesía es la búsqueda de resplandor, ese algo que hay más allá de las palabras: “Se transmite alguna experiencia que está antes de las palabras, ¿cómo?..., a través de los agujeros que hay en las palabras”. Para Zagajewski la poesía es el sentimiento de que hay en el mundo algo mucho más profundo y contradictorio. Y este sentimiento se transmite al poeta como un estado de enamoramiento por lo dramático de la vida.  Los poetas, según su concepción un tanto irracional de la poesía, escriben sin saber lo que dicen: “Escribir poesía es un espacio angosto entre el decir algo y no decirlo”. Forma también parte de su concepción de la poesía el parentesco del poeta con el místico, como se puede apreciar en su poema “Mística para principiantes”: “El poeta –ha declarado en una entrevista- es un místico imperfecto porque lo que le caracteriza es la locuacidad”. Los poetas necesitan publicar sus obras y por eso rompen ese silencio en el que madura una buena parte de su creatividad. En un encuentro con el escritor John Burnside, en la residencia de Estudiantes de Madrid –se deja enlace-, Adam  dejó ver cuál es a su juicio la naturaleza del  proceso creativo que se genera en los poetas cuando componen un poema. “A veces escribir un poema implica inspiración y la existencia de obstáculos. Tienes un momento de inspiración, que en sí mismo es como el aire, y en él hay metáforas, espíritus… Y todo aquello que tiene un elemento de aire es transparente, sin substancia, de modo que debe encontrarse con un obstáculo para poder materializarse. Todo lo que odiamos de la vida, la rutina, el aburrimiento, el sufrimiento o la crueldad de la historia, forma parte de estos obstáculos. La energía pura con que sentimos esos espíritus proviene de no se sabe dónde; es un inicio misterioso. Luego esa energía se topa con una red enorme y banal de obstáculos y circunstancias.”
Los poemas que se selecciona aquí proceden de su libro de poemas "Deseo"
 
 
 

MÍSTICA PAR PRINCIPIANTES

El día era apacible, la luz agradable.
Un alemán en la terraza de la cafetería
Tenía un pequeño libro en sus rodillas.
Conseguí ver el título:
Mística para principiantes
Al acto entendí que las golondrinas,
Patrullando las calles de Montepulciano,
Con unos silbidos muy penetrantes,
Y las apagadas charlas de los tímidos
Viajeros de Europa del Este, llamada Central,
Y las garcetas que estaban (¿ayer? ¿anteayer?)
Como monjas en los campos de arroz,
Y el ocaso, lento y sistemático,
Borrando los contornos de las casas medievales,
Y los olivos en las pequeñas colinas,
A merced de los vientos y los incendios,
Y la cabeza de la Princesa desconocida
Que vi y admiré en el Louvre,
Y los vitrales de las iglesias como alas
De mariposa embadurnadas de polen,
El pequeño ruiseñor que ensayaba su recital
Justo al lado de la autopista,
Y los viajes, todos los viajes,
Eran sólo mística para principiantes
Un curso inicial, una introducción
Para el examen que quedó aplazado
Para más adelante.


 *****
 MI ESTUDIO
El estudio donde trabajo tiene seis
Caras como un dado.
Hay una mesa de madera de tercas
Formas rústicas, un sillón
Perezoso y una tetera con el labio
Prominente de los Habsburgo.
Desde la ventana veo árboles escuálidos,
Finas nubes y niños de la guardería,
Gritando, siempre contentos.
A veces, a lo lejos, brilla la luna de un coche
O, arriba, la cáscara plateada de un avión.
Es evidente que otros no pierden el tiempo
Cuando yo trabajo, buscan aventuras
En la tierra y en los grandes espacios.
El estudio donde trabajo es una camera obscura
Pero ¿en qué consiste realmente mi trabajo?
En una larga espera inmóvil,
En remover folios, en una paciente meditación,
En la pasividad que no convencería
A un juez de ansiosa mirada. Lentamente
Escribo, como si tuviera que vivir doscientos
Años. Busco imágenes inexistentes,
Y si existen están enrolladas y guardadas
Como la ropa de verano durante el invierno,
Cuando el frío corta los labios.
Sueño con lograr una concentración absoluta,
Si la encontrase tal vez dejaría de respirar.
Quizá mejor que consiga tan poco.
Aunque oigo silbar la primera nieve,
Oigo la delicada melodía de la luz del día
Y el amenazante gruñido de la gran ciudad.
Bebo de una fuente pequeña,
Mi sed es mayor que el océano.
 
*****
 
 
1969

Murió Gombrowicz; los americanos andaban por la luna,
Saltando con cuidado, como temiendo que se hiciera añicos
Erbarme dich, mein Gott, cantaba una mujer negra en una iglesia.
Fue un tórrido verano, el agua de los lagos dulce y caliente.
Seguía la guerra fría, los rusos ocuparon Praga.
Nos encontramos por primera vez ese año.
Sólo la hierba, amarilla y cansada, era inmortal.
Murió Gombrowicz. Los americanos andaban por la luna.
Tiempo, ten piedad. Destrucción, ten piedad.
 
NADAR
Los ríos de este país son dulces
Como una canción trovadoresca,
El pesado sol se dirige hacia occidente
En amarillas carretas circenses.
En las pequeñas iglesias rurales
Aparece el tejido del silencio, tan fino
Y antiguo que una sola respiración
Podría romperlo.
Me gusta nadar en el mar que siempre
Está hablando solo
Con la voz monótona de un  viajero
Que ya ni siquiera recuerda
Cuánto tiempo lleva de viaje.
Nadar es como una oración:
Las manos se unen y se separan
Casi sin fin.
 
*****
 
HOUSTON, A LAS SEIS DE LA TARDE
Europa ya duerme bajo la áspera manta de sus
Fronteras y viejas hostilidades; Francia arrimada
A Alemania, Bosnia en los brazos de Serbia,
La solitaria Sicilia en el azul del mar.
 
Aquí anochece, se enciende una lámpara
Y al instante se apaga el oscuro sol
Estoy solo, leo un poco, pienso un poco,
Escucho un poco de música.
 
Estoy allí dode hay la amistad
Sin que haya amigos, donde crece
El encantamiento, sin que haya magia,
Allí donde ríen los muertos.
 
Estoy solo porque Europa duerme. Mi amor
Duerme en un piso alto cerca de París.
En Cracovia y en París mis amigos
Se abren paso en el mismo río del olvido.
 
Leo y reflexiono; en un poema he encontrado
¡hay golpes en la vida, ta fuerte!...!No preguntes!
No pregunto. En el silencio de la tarde
Irrumpe un helicóptero de la policía.
 
La poesía invoca una vida sublime,
Pero lo que es bajo también es elocuente,
Más audible que la lengua indoeuropea,
Más fuerte que mis libros y mis discos.
 
Aquí no hay mirlos ni ruiseñores
De cantilena triste y dulce,
Tan sólo un pájaro burlón, que imita
Y remeda todas las otras voces.
 
La poesía invoca la vida, el valor
Frente a la sombra que se agranda.
Sabrías mirar tranquilamente a la Tierra,
Como un astronauta perfecto?-
 
 
De la inocente indolencia, de la Grecia de las lecturas
Y de la Jerusalén de la memoria emerge de pronto
La isla del poema, una isla deshabitada
Que algún día descubrirá un nuevo Cook.
 
*****
 
“SENZA FLASH”

"Senza flash!" (Sin Flash)

(prohibición que se oye con fercuencia

en las galerías de Italia)



 
Sin llamas, sin noches de insomnio, sin brasas,
Sin lágrimas, sin una gran pasión, sin convicción
Así viviremos; senza flash.
 
Tranquila y regularmente, soñolientos y obedientes,
Manchadas las manos con la tinta negra de los periódicos,
Caras grasientas de crema; senza flash.
 
Turistas sonrientes con sus impecables camisas,
Herr Lange y Miss Fee; y Monsieur et madame Rien
Entrarán en el museo; senza flash.
 
Se situarán ante el cuadro de Piero della Francesca
En el que Cristo, casi enajenado, emerge de la tumba,
Resucitado, libre; senza flash.
 
Y quizá entonces ocurra algo imprevisible,
Oculto en suave algodón, el corazón se conmueva,
Se haga el silencio, brille un flash.
 
SEPARACIÓN
Casi con envidia leo las obras de mis contemporáneos
Sobre divorcios, abandonos, el dolor de la separación;
El sufrimiento, un nuevo inicio, una pequeña muerte;
Leer y quemar las cartas, quemar y leer, cultura y juego,
Ira y desesperanza, excelente material para un buen poema;
Un duro juicio, a veces la risa sardónica de la superioridad
Moral, y también el triunfo final de seguir siendo el mismo.
 
¿Y nosotros? No habrá elegías, sonetos de separación,
No nos dividirá la pantalla del poema,
No se alzará entre nosotros una metáfora lograda,
Y la única separación que ahora nos amenaza es
El sueño, la profunda cueva del sueño, adonde bajamos
Por separado (y siempre debo recordar que tu mano,
Entonces entre las mías, está hecha de sueños).
 
*****
 
REY
                            A la memoria de Józef Czapski
Era ya muy viejo. Pero una mente aún prodigiosa.
Sobre una amiga (mayor, como él) dijo:
Es una famosa belleza de San Petersburgo, mira
Su cara. Seguía pintando. Vivía. Escribía. Y pensaba.
 
Conoció a Anna Ajmátova. Habló con De Gaulle,
André Malraux también se fijó en él.
Gide lo decepcionó (por su aire parisino).
Ayudó a los pobres, siendo él un conde pobre.
 
Era tan alto (y bueno) como si la naturaleza,
Orgullosa de sí misma, lo exhibiese como modelo.
Mary McCarthy lo percibió entre la multitud
En un museo y escribió: “he aquí el justo”
 
La belleza lo fascinaba. Pero la fealdad y el dolor
Estaban incluso más presentes en la conversación,
Aunque al parecer él no los conoció muy de cerca
(¿pero podemos estar completamente seguros?)
 
¿Qué es el instante cuando se revela la divinidad?
¿Cómo podemos saberlo, si hablamos de él
Sólo en pasado o en futuro (¡con esperanza!)?
Hablamos de él,  y ya estamos en otros país
 
Como si el exprés que nos lleva no quisiera
Pararse en una pequeña y tranquila
Estación llamada Belleza, pues para él
Es un lugar demasiado humilde.
 
En cambio podemos discutir sobre la fealdad
Hasta saciarnos, y sobre el dolor aún escribiremos
Muchos volúmenes; nuestro vehículo veloz al verlo
Se transformará en un humilde-tortuga tranvía urbano.
 
Agonizó larga y pacientemente; quizá aquellos
Que reinan la tierra y juegan al ajedrez dudaron
De si derribar, convertir en una línea horizontal,
En una grafía, una figura tan perfecta, vertical, de rey.
 
*****
 
LARGAS TARDES
Eran las largas tardes cuando me abandonaba la poesía.
El río fluía paciente, empujando al mar barcas ociosas.
Eran largas tardes, una costa de marfil. Sombras
En las calles, escaparates con altivos maniquíes
Que miraban a los ojos, osados y hostiles.
 
De los institutos salían los profesores con caras vacías,
Como si Homero los hubiese vencido, humillado, matado.
Los periódicos de la tarde traían noticias inquietantes,
Pero nada cambiaba, nadie aceleraba el paso.
En las ventanas no había nadie, tú no estabas,
Incluso las monjas parecían avergonzarse de la vida.
 
 
Eran las largas tardes cuando la poesía se desvanecía
Y me quedaba solo con el monstruo opaco de la ciudad,
Como un pobre viajero delante de la Gare du Nord
Con una maleta demasiado pesada, atada con un  cordel,
En la que cae una negra lluvia, una negra lluvia de septiembre.
 
Oh, dime cómo curarse de la ironía, de la mirada
Que ve pero que no penetra; dime cómo curarse del silencio.
 
*****
 
HERMANAS DE LA CARIDAD
                                            A mi padre
Así era la infancia que ya no volverá,
Unas moras tan negras que eran envidia de la noche,
Delgados álamos como hermanas de la caridad
Junto al estrecho río sin temer a los extraños.
Desde el balcón veía una calle pequeña y dos árboles,
También yo pude ser un césar y escuchar embriagado
Cómo resuenan las múltiples tropas de mi ejército
Y chasquean al viento las banderas quitadas a los turcos.
 
Me gustaba el sabor de la hierba en los dientes,
Las amargas hojas del arce y la dulzura ácida
De la primera fresa de junio en la boca.
Los domingos por la mañana mamá hacía café,
Y en la iglesia un viejo cura llamaba a la humildad.
Viendo a los pobres se me encogía el corazón.
Países amarillos y azules vivían en el atlas; los grandes
Estados se tragaban a los pequeños, pero en los sellos
Sólo se veían águilas inmóviles, cebras,
Jirafas y herrerillos de indescriptible encanto.
En los polvorientos estantes de una tienda oscura
Se amontonaban botes llenos de caramelos pegajosos.
Después salían de allí mariposas escarlatas.
Era un escultista y conocí la soledad en el bosque
Al caer la noche, cuando llora el antillo
Y las ramas de los robles crujen inquietantes.
 
Leí novelas de caballerías cuentos rusos
Y la inacabable trilogía de Henryk Sienkiewicz.
Mi padre me construyó un molino en miniatura,
Daba rápidas vueltas en un riachuelo de montaña.
Mi bicicleta competía con una exhausta locomotora,
En agosto el calor fundía la ciudad gris como un helado.
Unas moras tan negras… Amargas hojas del arce…
Así fue la infancia, sangre y días festivos.
 
******
 
LA MUERTE DEL PIANISTA
Mientras otros se sumían en guerras
 O en negociaciones, o yacían
En camas estrechas de hospitales
O en campos forzados, él día tras día
 
Ensayaba las sonatas de Beethoven;
Y sus escuálidos dedos, como los de un avaro,
Tocaban grandes riquezas
Que no eran suyas.
 
*****
 
VAPORETTO
En el bolsillo del anorak encuentras
Un billete azul para el vaporetto
(il biglietto, no cedibile).
Un billete azul, apenas más grande
Que un sello de la república de Togo,
Te promete un cambio, un viaje.
 
Se derrite el lacre en el recuerdo,
Se funde la almendra de nieve alpina.
Ahora puede empezar la expedición.
 
Estás en Texas, una tierra llana,
Rodeado de robles siempre verdes
Que no recuerdan nada.
 
Por los canales estrechos navegarás
Contra corriente, con un fuerte viento;
Topando con glaciares y tonos grises.
 
El billete dice: corsa semplice,
Pero no menciona el desierto,
Ni la monotonía de un mar pesado
 
Ni el deseo, ni al aduanero malicioso
Que no te espera tan sólo a ti,
Ni las islas de indiferencia y de ceniza.
 
Navegarás largo tiempo. Quizá hasta
Donde descansa el erizo de Venecia,
Agua, encajes y oro.
 
Quizá llegue allí donde se levantan
Las torres rojas de Venecia, torres fieles,
Agujas de una brújula en el fondo del mar.
 
*****
 
LÍNEA NÚMERO 4
Escribo sólo sobre los muertos,
Me dijo un clochard.
Pronto llegará el verano.
En la línea Porte de Clignancourt-
Porte d’Orléans siempre se propaga el olor
A papel quemado; en la parada Saint-Michel
Una rata fisgona parece preguntar:
He ido abriéndome paso por este día.
Se me ha vuelto a escapar lo esencial.
 
*****
 
EUROPA YA SE ESTÁ DURMIENDO
Europa ya se está durmiendo; en Lisboa todavía
Arrugan la frente viejos jugadores de ajedrez.
 
Sobre Cracovia se levanta una niebla gris
Y borra los contornos de las venerables velas.
 
El Mediterráneo se balancea ligeramente
Y pronto se convertirá en una canción de cuna.
 
Cuando Europa por fin duerma profundamente,
América velará
 
Sobre el pobre y callado mundo,
Con recelo, como una hermana pequeña.
 
*****
 
HUMO
Hay un exceso de elegías, de memoria.
Huele a heno, una garceta
Vuela indecisa sobre el prado.
Sabemos sepultar a los muertos.
No queremos matar.
Pero los intensos momentos de resplandor
se escapan a nuestros encantos.
En mi habitación se apilan sueños
Apretujados como alfombras
En una tienda oriental, sofocante,
Y ya no hay sitio para nuevos poemas.
El corzo no corre,
Intenta adivinar el futuro.
Nadie sabe venerar a los dioses.
Una oración enfurecida es más poderosa.
Las flores de los tilos, una herida abierta.
El humo se eleva sobre las ciudades planas
Y el silencio irrumpe en nuestras casas;
En nuestras casas irrumpe la luna llena.
 
*****
 
MIS TÍAS
Siempre ajetreadas con lo que llamaban
La cara práctica de la vida
(Platón ya se ocupó de la teoría),
Hasta los codos en los muebles, las sábanas,
En los jardines de la cocina y la despensa,
Sin olvidarse de la bolsita de lavanda
Que volvía el armario de las sábanas en un prado.
 
La cara práctica de  la vida,
Igual que la cara de la luna sin alumbrar,
No estaba exenta de secretos.
Cuando se acercaban las Navidades
La vida se convertía en pura praxis
Instalándose por un tiempo en los pasillos,
Refugiándose en las maletas, en los bolsos.
 
Y cuando alguien moría (por desgracia
También ocurría en nuestra familia)
Mis tías se entregaban por completo
A la cara práctica de la muerte
Olvidándose entonces de cambiar la lavanda
Que olía con frenesí, despreocupada,
Bajo la pesada nieve de las sábanas.
 
*****
 
GEORGES SEURAT: LA FÁBRICA
(dibujo en la Menil Gallery, Houston)

 
En las montañas, en las lindes del mapa, allí donde la hierba se vuelve insolente y afilada como bayonetas de desertores, se erige una fábrica olvidada.
No sabemos si es el amanecer o el ocaso. Sólo sabemos una cosa: aquí, en este tétrico edificio, nace la luz.
Los esclavos silenciosos de transparentes y angostos rostros de monjes bizantinos hacen girar una enorme dinamo y encienden chispas doradas del amanecer en la partes más remotas del globo. Algunos lloran, otros fuman cigarrillos selectos, ligeros como el respirar de un gorrión. No responderán a ninguna pregunta: les han cortado la lengua.
Justo al lado del muro, allí donde crecen negros hierbajos, se ha escondido la oscuridad. Hay un silencio absoluto. Crece el pelo del mundo.
 
*****
 
LA PROSA DEL MUNDO
                               Die Prosa der Welt
                          Hegel, evidentemente
 
Imagínate empezar un día en Le Bon Café;
Revistas en las mesas y canciones de Aznavour
En los altavoces. Un breve instante de entusiasmo:
La coqueta “r” francesa gira como un juguete infantil
En una imponente ciudad, la capital del imperio
Y al parecer enseguida derretirá a la reina del invierno.
Funcionarios nerviosos en finos trajes
Engullen un café ardiendo, la bebida del olvido.
Cuatro aviones solitarios sobrevuelan la ciudad.
 
Estoy ante el cuadro sobre el que escribió Rilke:
Una familia de acróbatas se encontró en el desierto.
Nadie los mira, y sus distintas artes y músicas,
Escondidas en sus músculos ágiles y en su tambor,
Sus saltos y bromas aquí no pueden servir a nadie.
Miran inseguros, escrutan a su alrededor;
La mujer joven a la derecha del cuadro desearía
Salir de esta tela (se ha apartado de sus semejantes).
Miran a su alrededor, pero ¿qué pueden ver?
 
Nieve en torno nuestro. Cubrió la arquitectura del poder.
La nieve como una funda envolvió edificios monumentales
Y hasta las estrechas cabezas de los obeliscos están blancas.
Bajo la nieve respiran en silencio árboles de provincia y duermen
Tranquilos los brotes de las nuevas hojas, esperando una señal.
Pagas con la vida por cada momento de nieve, por lo que
Es blanco y por lo que es negro, por la felicidad, la mirada.
A nuestro alrededor se extiende la prosa del mundo,
Y la poesía acecha en los ventrículos del corazón.
  
*****
 
VEINTICINCO AÑOS
                       A mi hermana, Ewa
 
En las profundidades del tiempo latía tu sueño,
Un respirar ligero y tranquilo; así duermen los viajeros
Cuando en la estación les sorprende una breve tormenta,
En la Toscana, en una pequeña ciudad de polvo y avispas.
 
Ahora tendrías veinticinco años,
Escucharías esas canciones que aborrezco
Y tal vez ya abráis dejado atrás
Desengaños amorosos, y me reiría de ti.
 
En las profundidades del tiempo late tu sueño tranquilo;
Así duermen los niños que ha olvidado la niñera,
Y nunca se despiertan, y no salen
De sus casas submarinas donde lloran los delfines.
 
 
PANADERÍA
Un joven y orgulloso panadero con su camiseta sin mangas (en los brazos tiene marcas de harina, como polvos en la cara de un actor) observa con amabilidad a los clientes. Sonríe sutilmente. Él, que conoce el secreto del pan…
 
*****
 
UN GORRIÓN MUERTO
De entre todos los objetos
El menos insólito es un gorrión muerto
En el capote gris de sus plumas.
Incluso la piedra del camino parece
Un príncipe de la vida en comparación
Con el gorrión muerto.
Voltean las moscas a su alrededor,
Atentas como sabios.
 
*****
 
HABLA SUAVEMENTE
Habla suavemente, eres mayor que el
Que fuiste durante tanto tiempo; eres mayor
Que tú mismo (y sigues sin saber aún
Qué son la ausencia, la poesía y el oro).
Un agua parda inundó la calle; una tormenta
Fugaz sacudió la ciudad lisa y soñolienta. Cada
Tormenta es una despedida, cientos de fotógrafos
Parecen voltear encima nuestro, con el flash
Inmortalizan los segundos de temor y pánico.
 
Sabes qué es el luto, una desesperanza tan súbita
Que ahoga el ritmo del corazón y el futuro.
Lloraste entre extraños, en una tienda moderna
Donde no paraba de circular el ágil dinero.
 
Viste Venecia y siena, y en las telas, en la calle,
Madonnas tristes y jóvenes que querían ser
chicas normales y bailar en los carnavales.
 
Viste también pequeñas ciudades que no eran bellas,
Viejas personas hartas del sufrimiento y del tiempo.
En iconos medievales brillaban los ojos de santos
Morenos, ojos ardientes de animales salvajes.
 
Cogiste guijarros de la playa, la Galére,
Y a vece sentías una gran ternura
(hacia ellos y el pino esbelto, hacia aquellos
Que estaban contigo y hacia el mar
Que siendo tan fuerte está muy solo),
 
Tan grande como si todos fueran huérfanos
Del mismo hogar, separados para siempre
Y entregados a los breves instantes de visión
En las frías prisiones de la contemporaneidad.
 
Habla suavemente: ya no eres joven,
La revelación debe negociar con semanas de ayuno,
Tienes que elegir y renunciar, tomarlo con tiempo
 
Y hablar muchas horas con enviados de secos
Países y labios agrietados, tienes que esperar,
Escribir cartas, leer libros de quinientas páginas.
Habla con más calma. No renuncies a la poesía.
 
*****
 
“DICCIONARIO BIOGRÁFICO POLACO” EN LA BIBLIOTECA DE HOUSTON
El príncipe Roman Sanguszko atraviesa Siberia
(Joseph Conrad le dedicará un relato).
Al final de su larga vida fundará una biblioteca;
Morirá como un ciudadano respetable.
 
Maria kalergis (ver: Muchanow, Maria);
Una relación no demostrada con Ochrana;
su corazón mitad polaco, la otra mitad
no lo sabemos. Amiga de Liszt y Wagner,
 
alumna de Chopin. Mecenas de los teatros de Varsovia,
alternaba de patriota a renegada, de renegada a patriota.
Se enamoró de ella el pobre Norwid (ver:Norwid).
La amó con todo su corazón.
 
Julian Klaczko: era bajo, más bien obeso
…con tendencia a la exaltación. Tenía mucho
Amor propio (Stanislaw Tarnowski). Quizá
Un hijo ilegítimo del tristemente famoso Pelikan.
 
Brillante prosis, orgullo de la Revue des Deux Mondes.
Colaborador de los Chartoryski, después funcionario
Del ministerio austriaco (el polaco no existía).
Muerto ya en vida, paralítico, expirará en Cracovia.
 
Y tantos otros: Antoni Czapski, estudió
Pintura en Inglaterra y Francia, masón de la logia
“El Sármata virtuoso”,, la moral personificada.
Joachim namysl, pedagogo (ya en el siglo veinte).
 
Y otras sombras, de la A a la S;
Nunca se podrá terminar este diccionario.
Éste es tu país y tu laconismo.
Tu indiferencia y tu emoción.
 
Tanta vida para una patria.
Tanta muerte para un diccionario.
 
*****
 
AUTORRETRATO
Entre el ordenador, el lápiz y la máquina de escribir
Se me escapa medio día. Algún sumará medio siglo.
Vivo en ciudades extranjeras y a veces con personas
Extranjeras hablo sobre cosas que me son extrañas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En ella encuentro tres elementos, fuerza, debilidad y dolor.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas, vivos y muertos, de ellos aprendo
Perseverancia, fe y orgullo. Intento entender
A los grandes filósofos (la mayoría de las veces consigo
Captar sólo retazos de sus valiosos pensamientos).
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
Y mirar a mis semejantes, vivos de envidia,
De deseo o de ira; observar una moneda plateada
Que pasa de mano en mano y lentamente pierde
Su forma esférica (se borra el perfil del césar).
A mi lado crecen los árboles que nada expresan,
Si exceptuamos la verde e indiferente perfección.
Por los campos andan negros pájaros
Esperando pacientes como una viuda española.
Ya no soy joven, pero siempre habrá alguien mayor.
Me gusta el profundo sueño cuando dejo, de existir,
Correr en bicicleta por un sendero cuando los álamos
Y las casas se deshilachan como cúmulos en un cielo claro.
A veces los cuadros en los museos me hablan
Y de repente desaparece la ironía.
Me encanta contemplar la cara de mi mujer.
Cada domingo llamo a mi padre.
Cada dos semanas quedo con los amigos,
De esta manera nos somos fieles.
Mi país se ha liberado de un mal. Me gustaría
Que después de aquella liberación siguiera otra.
¿Puedo contribuir en algo? No lo sé.
A decir verdad, no soy un hijo de la mar,
Como escribió de sí mismo Antonio Machado,
Sino un hijo del aire, de la menta y del violonchelo,
Y no todas las sendas del elevado mundo
Se cruzan con los caminos de la vida que, por ahora,

Me pertenece a mí 
 
 
 

 

 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario