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AUTORETRATO DE MEDIO CUERPO CON CABEZA SESGADA

Aquí estoy yo de medio cuerpo para arriba
la cabeza a los pies por la pendiente rodando
con las manos vacias atadas a la espalda
como el reo que espera a ser ejecutado
sin más tributo que el palmo de terreno
que las plantas abarcan sobre el cieno
abierto bajo mis trémulos pies colgando
frente a la vista el horizonte propicio
para que algún verdugo me haga un estropicio
y ordene algún disparen fuego inesperado
muerdo la tierra y caigo con todo mi dentado
nada tengo que mostrar nada tendré ni tuve
contuve toda mi dinamita verbal sentimental
como podridas granadas me estalló el arsenal
de las palabras mentidas con que no tire a dar
-yermo dejan el espacio por dentro
su negación dice no con todo su silencio-
y así jugué con el mundo al escondite
y escondido de los hombres sin entrar en el envite
ningún puesto en propiedad de venta ambulante
tuve -me llévé todos mis productos por delante
fui terrible y colmilludo elefante
herido dentro de mi cacharrería-
ni oficio de vivir ni de poeta tenía
ni fui buhonero de mis propias hazañas
dije muchas mentiras pero no conté patrañas
ni fatuo coleccionista de condecoraciones fuí
no hinché el pecho ni desprendí ninguna pluma de mí
ni mutilado de la paz ni martir de la guerra
ni títulos ni nobleza me obligan o me encierran
porque nada tuve que mostrar ni vender
ni esquilmé a nadie con tristes imposturas
fuí más bien esa impresentable figura
que nadie quiere mostrar a sus visitas
el pariente pobre que no se muestra en las citas
como el hombre del saco al que hay que dar por saco
fui ese desconocido mendigo de la calle de al lado
la de la mala nota el del callejón atascado
el pordiosero al que se mira un instante piadoso
sin lanzar calderilla ni algún gesto bondadoso
por no mostrar el numerario miembro que le sobra
la pata de palo que le falta, su rostro de lepra
sin nariz o su boca postiza y desdentada
su visión perdida o el muñón de costra ganada
o ese cartel del hambre humana que dijera
“solar vacío aquí yace un hombre sin mollera
de medio cuerpo con cabeza sesgada
de testamento os dejo esta escudilla
esta cabeza con serrín y alguna astilla”

y ahora ocupo este lugar que no puedo mostrar
porque indemostrable resulta lo que es inhabitable
en este veintiocho de abril de algún año del siglo veintiuno
y en este café de algún mal vecindario inoportuno
donde escribo versos impares dispares y dispersos
dejo libre la pluma y me salen rimados versos
como dispersos y rimados andan los que en las mesas
se juntan y se gustan y se disgustan
quiméricas visiones se dan citan y me disputan
en este cafe de sosegado mobiliario urbano
desocupado y desconcertado café lleno
de humanidad a la que me arrimo y me caliento
no dejan de salir y de entrar en todo momento
hombres y mujeres que en el mostrador se apiñan
y toman aliento como el que absorbe absenta
y me van mostrando sus vidas sin huellas
las que no queremos dejar y no vamos sin ellas
y por no haber querido manchar mi índice acusador
con la tinta visible de cualquier falsa identidad
fui también el mismo clon que te clonaron a ti
alguien original que fue haciéndose mostrenco
el mundo deshabitó y se hizo habitante zopenco
y al fin al cabo ni mis labores tengo ni mi mansión
habito ni tengo ningún hábito ejemplar ni duradero
me espantan los hombres que a deshoras laboran
las sirenas de las fábricas los pilotos automáticos
los traidores al hombre y los que con ellos colaboran
los papeles que se hacen dueños de los oficinistas
su humana colmena de obreras abejas estajanovistas
destronados reyes y reinas sin trono y sin cetro
porque tienen miedo a contestar "preferiría no hacerlo"
y al fin y al cabo he sido poco agradecido
pues os lo debo todo porque habéis sido los fragmentos
con que mi cara se hizo refleja en los espejos
y así todo os lo debo y todo os lo perdono
las multas los castigos las burlas os condono
lo que no hace ni el dios apátrida sin cielo
ni las patrias con sus dioses ni sus amos sin patria
porque ahora me siento ligero de pluma
sin más equipaje que este bolsillo desplomado
sin dinero y un llavero que tiene sus llaves
olvidadas y clavadas en algún clavero
del que perdió su cofre su tesoro y su joyero
todavía andan por algún lado agrupándose
y anda persiguiéndome más allá de la muerte
un séquito de avaros acreedores que reclaman
las póstumas facturas de mis platos rotos
dilapidé mi vida inagotable de un plumazo
hice borrón y nuevas cuentas hice
el cuento de la lechera hice y luego deshice
de una patada toda la leche derradamada
así que no fui bueno porque fui de la camada
de los que beben aguardientes como metales fundientes
así libé la sidra de la manzana y su gusano
y fuí expulsado y fuí caín y desprecié al hermano
y lejos del padre y de la madre al este del edén eché a correr
-para hablar en bíblico lenguaje adoctrinado-
y fui malo por haberme pervertido y porque eché a perder
el recto y buen sentido de la palabra bueno
y a la belleza sumiso me asomé por dentro
para quedar tuerto y con el ojo que pude salvar
por fuera eché un vistazo a la fealdad del mundo
y mis entrañas hicieron la guerra al mundo
el mundo clavo su garra y ganó su guerra
y me quedé luego apaciguando mis entrañas
no moví las tripas no armé ruido ni batallas
ni escribí en los periódicos ni alcé la voz
en las tribunas ni puse alza a los zapatos
más bien afelpé los pasos achaté los gestos
me hice paisaje sin figura para acallar mis ecos
en silencio consumí mis instantes de gloria
que oculté como si fueran mis escorias
mis blasones arranqué de las paredes
para quedar desnudo igual que vine al mundo
con la resaca de alguna hoja de parra
alcé el vuelo y fuí soltando todas las amarras
y así dejé deshojarse en silencio fatal
las partituras de mi marcha triunfal
y no pinté ningún cuadro ni dejé nada grabado
ni engrafité mamarrachos ni emborroné paredes
tampoco planté ningún encopetado árbol
del que pudiera sentirme satisfecho
para hacer una buena caja de pino de cedro
o de caoba lustrada con que vestirme de yedra
o del que pudiera colgarme cuando llegara el invierno
sin miedo a infringir la sacrosanta propiedad privada
ni blasfemar u ofender la pudorosa impúdica mirada
de quien cree que de un arbol sólo han de colgarse
los vagos pervertidos descarriados maleantes
o las manzanas prohibidas en un edén de pacotilla
sólo impúdicas posturas puedo mostrar de pesadilla
-las púdicas impúdicas me parecen si las muestro-
no mostraré foto de algún hijo que no tengo
ningún anillo de alguna mujer que borré
del libro del que no quiere familia ni apellidos
como también borré mis anotaciones nefandas
mis huellas criminales mis llamadas sin mensaje
en el contestador de algunas paginas amarillas
o mi cuerpo indeciso en el umbral de las visitas
con que me fui ausentado de todos los recuerdos
y fuí retirando de vuestros álbumes las fotografías
fuí espaciando mis apariciones en público
en privado fuí despoblándome hasta quedarme
en el hueso medular con el que no quise tallar
ninguna choza palacio o monumento funerario
ningún pedastal para mi huyente figura
así que no podré ahora mostrar por dentro
el fruto que derramé impregnando de membrillo
algunas dulces lenguas que aprendieron mis nidos
y aquí ahora ya sólo dejo el puro hueso
no puedo ya mostrar la guarida de la fiera
el solar del delito mis entrañables aposentos
más bien os diré que en cualquier lugar
bueno o malo o regular tuvo mi culo asiento
fui culo de buen aposentar y no hice aspavientos
no hice ascos a los sórdidos infames aposentos
me enamoré de los mendigos de los harapientos
de las putas de los colgados y de los hambrientos
y en sus cocinas económicas y en sus módicos lechos
halló mi bajo vientre asiento y cociné mis alimentos
nada me cocinaron los burgueses por el forro me paso sus sacramentos
me quedó un resquemor a su vida reglamentada y sin fundamento
y aquí os dejo con estas mis palabras que se las lleve el viento
en el mundo de los infelices fui feliz y viví mi momento
-vi a muchos felices que me dieron su contento-
aquí mi crudo retrato de medio cuerpo os dejo
el otro medio como un iceberg en alguna fosa lo sumerjo
soy en la foto el que esconde la cara tras la pútrida masa
y sale despavorido y se fuga en silencio y disperso
el que pudo ser poeta y se quedó en apuntador de versos
el que no paseó con vosotros por su jardín encantado
ni os embriagó ni os dió veneno con sus flores sembradas
el que no tuvo tiempo de pronunciar su nombre
soy el innombrable el que aún no fue llamado
el último de la lista que siempre grita ausente
el que no podrá mostraros su firma a los pies
de algún cheque abrumado por un tropel de ceros
el que hace balance y cotiza por los suelos
soy ese que cada breve periodo de tiempo
a veces dos o tres veces por día o por semana
ensayaba rúbricas diversas disonantes
por si mudaba de rumbo y remontaba el vuelo
así que no puedo mostraros mi retrato
ni foto ni voz grabada ni rastro donde se salden
mis codiciados escombros escorias y retales
no dejaré ver siquiera el nicho que deshabito
no tuve familia ni clan ni patria ni cementerio
fui un irónico epitafio dejado a los pies del mundo
el que cayó y se encontró en el lugar del tópico
y quiso mudar de lugar y se abrasó en el trópico
y fue a su renacimiento y se estrelló en su ocaso
soy el dilapidado erario en el que todos metieron mano
soy la alargada mano que agarró cuanto halló a su paso
que tropezaba en sus piernas y se cerraba el paso
soy el que de niño se cayó antes de dar el primer paso
el que no quiso lavarse el pelo en la pila de los bautizos
el que no quiso hacer cola en la cola de las comuniones
el que rompió a llorar en el medio de las bodas
el que en los entierros ahogaba las carcajadas
soy el que en su propio funeral se despierta fastidiado
echa andar su alma con algún paso de baile sin comparsa
y se marcha aliviado por no formar ya parte de la farsa
soy el que deja un borroso retrato movido y sin posado
no hubo nunca reposo para quien buscó mi retrato
ni caí en las mazmorras de los fotomatones
ni autografié ningún libro ni tuve fortuna ni testamento
ni escribí ningún diario ni dejé valiosos documentos
también en mi vida escrita encendí una pira en secreto
un fuego de tinta me fue consumiendo por dentro
por fuera envuelto en humo el mundo entreví
el bello mundo en llamas ascuas y cenizas
y si por aquí asomo ahora rasgando
el papel echando sangre por la pluma
como un poseso que por la boca lanza espuma
o me apropio de vuestro lugar en el ciberespacio
no quiero que sea con gritos abriéndome paso
agarrando al desganado al hipócrita
lector sin ganas de leer por la pechera
las silenciosas huellas de mi tinta os dejo
un poco de ruido acompasado del teclado
os dejo mis jeroglíficas letras expuestas
a la avalancha del viento que nos lleva
de la arena que entierra los desiertos
del agua que ablanda los mármoles
y deshace hasta los más insignes epitafios
del fuego que devora incluso el corazón de los dioses
de la tierra que ha de rotar alrededor de los soles
de los soles que se apagan cuando el último
grano de arena se precipita encendido
y se apaga junto a la música latida de los corazones
danzan ebrios y confundidos en la luminaria penumbra
donde las órbitas cósmicas bailan las danzas de maya
y se precipitan los ciclos en palpitación extinción y silencio
arrastrando también el olvido y el desprecio de los hombres
que descienden de los dioses descendiendo hacia el gusano
monos sabios borrándose inclinados sobre su propio cataclismo
el ónfalos ántropos sobre el que gira su desquiciado cosmos
y se desmorona y se va haciéndose nada como nada
son las cosas son los seres son las vidas que vivimos
también yo vine a llevarme la vida por delante
todo lo quise y lo dejé y fue haciéndose nada
como en nada se deshace este poema que se lanza al voleo
se precipita cae en tierra y se siembra en el olvido
y que muestro como algún despojo terminal que al fin nos queda
a los pies de algún cuerpo desnudo y sin cabeza
ese hombre me dijeron que nunca tuvo cabeza
y que escuchó los latidos de su claroscuro corazón
con vocación de hidra o fenix siempre llameante
que desea el agua bendita que apague sus cenizas
con vocación de animal invisible o imposible proteo
que se sabe inmutable y revolado por el tiempo
que sabe que fue polvo que luego fue materia desgajada
que más tarde será depósito de deleznable ceniza
que sólo en besos de fuego fue capaz de arder
escurridizo proteo que nada sabe y que se sabe nada
que fue en un tiempo niño adulto anciano
al mismo tiempo lo fue todo y no fue nada
fue mudo pez de fuego que encendio la Nada
y que en la Nada naufragó y se apagó en sus aguas

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