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POETAS 136. Alejandra Pizarnik (I)

 



Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes ucranios de origen judío que padeció los horrores de la segunda guerra mundial. Su infancia y adolescencia estuvo marcada por la constante comparación con la hermana mayor propiciada por su madre y una tendencia al sobrepeso que, a la postre, la llevaría a sobremedicarse con anfetaminas. Un acné pertinaz y una acusada tartamudez contribuyeron más aún a su baja autoestima, que intentó equilibrar con su exploración en el campo de la literatura. Es en esta época de adolescencia cuando comienza a perfilar su personalidad altamente divergente -incluso en discordancia consigo misma-, caótica y anticonvencional. Su comportamiento estrafalario y rebelde hizo que pasase por "la chica rara" del colegio. De ahí que en literatura sintonizase con poetas como Artaud, Rimbaud y Baudelaire, además de con el surrealismo y el existencialismo, a la sazón de moda. Después de acabar el bachillerato se matriculó en Filosofía y Letras, para pasarse más tarde a Periodismo y acabar en el taller del pintor Juan Batlle Planas, pero sin llegar a concluir ninguno de los estudios. Durante esta temporada lee frenéticamente: Proust, Gide, Claudel, Kierkegaard, Joyce, Leopardi, escritores con los que se identifica. También data de esta época el comienzo de su terapia con el psicoanalista León Ostrov y su interés por los vínculos entre la literatura y el inconsciente. En 1960 Alejandra emprende un viaje a París para una estancia que iba a durar cuatro años. Allí conoce a Cortázar y a Octavio Paz y entra a trabajar en la revista Cuadernos, tal vez por mediación de éste último, que además le prologó su libro de poemas "El árbol de Diana", 1962. También publicó poemas y críticas en varios diarios y tradujo a escritores como Antonin Artaud, Henri Michaux o Margarite Duras. En 1964 regresó a Buenos Aires ya como una poeta madura a la que le bastaba con hacer crecer la semilla plantada durante su aprendizaje en Francia. Tres años después muere su padre de un infarto y la entradas en sus diarios -que serían censurados por su familia debido a su lesbianismo manifiesto en ellos- toma tintes fúnebres: "La muerte de mi padre hizo mi muerte más real", llega a escribir. Sobre muerte y locura empiezan a girar buena parte de sus poemas y entre estas dos vertientes comienza a bascular su vida. En 1968 se muda junto a su pareja fotógrafa y comienza a  aficionarse a las anfetaminas, con las que trata de atravesar la noche y sus bloqueos literarios. Tras una breve y fracasada vuelta a Francia, comienza a atenazarle la depresión y se registra su primer intento de suicidio. A pesar de que sigue manteniendo sus vínculos con amigos del mundo literario -Alberto Manguel, Mario Satz o César Aira- cada vez se encierra más en su propia casa. Se suceden más intentos de suicidio e ingresos en un hospital psiquiátrico de Buenos Aires. Durante un permiso de fin de semana, acaba quitándose la vida con una sobredosis de Seconal, el 25 de septiembre de 1972. Contaba 36 años. (Se selecciona aquí poemas de su primer periodo, pertenecientes a sus libros "La tarea más ajena", 1955; "La última inocencia", 1956" y "Las aventuras perdidas", 1958.)


DÍAS CONTRA EL ENSUEÑO

No querer blancos rodando

en planta movible.

No querer voces robando

semillosas arqueada aéreas.

No querer vivir mil oxígenos

nimias cruzadas al cielo.

No querer trasladar mi curva

sin encerar la hoja actual.

No querer vencer al imán

al final la alpargata se deshilacha.

No querer tocar abstractos

llegar a mi último pelo marrón.

No querer vencer colas blandas

los árboles sitúan las hojas.

No querer traer sin caos

portátiles vocablos.



REMINISCENCIAS

y el tiempo estranguló mi estrella

cuatro números giran insidiosos

ennegreciendo las configuras

y el tiempo estranguló mi estrella

caminaba traillada sobre pozo oscuro

los brillos lloraban a mis verdores 

y yo miraba y yo miraba

y el tiempo estranguló mi estrella

recordar tres rugidos de

tiernas montañas y radios oscuras

dos copas amarillas

dos gargantas raspadas

dos besos comunicantes de la visión de

      una existencia a otra existencia

dos promesas gimientes de

      tremendas locuacidades lejanas

dos promesas de no ser de sí ser de no ser

dos sueños jugando la ronda del sino en 

      derredor de un cosmos de

      champagne amarillo blanquecino

dos miradas cerciorando la avidez de una

      estrella chiquita

y el tiempo estranguló mi estrella

cuatro números ríen en volteretas desabridas

muere uno

nace uno

y el tiempo estranguló mi estrella

sones de nenúfares ardientes

desconectan mis futuras sombras

un vaho desconcertante rellena

     mi soleado rincón

la sombra del sol tritura la

     esfinge de mi estrella

las promesas se coagulan

frente al signo de estrellas estranguladas

y el tiempo estranguló mi estrella

pero su esencia existirá

en mi intemporal interior

brilla esencia de mi estrella!



NEMO

No llegará lejos el día raro de verdor

en que cantaré a la luna odiada que da luz a mi espesa cabeza cortada a la navaja

que da luz a los vientos brutales

a las flores agudas que arden en los dedos bajo las cuitas benignas

a la estrella que se oculta cuando se la llama

a la lluvia húmeda contoneándose en su desnudez repulsiva

al sol amarillo que traspasa las pieles marcando oscuras huellas

al relojito enviado desde el infierno interruptor de los bellos sueños

a los mares helados arrastrando basuras olas cintillos dorados ardores en los ojos



VAGAR EN LO OPACO

Mis pupilas negras sin ineluctables chispitas

mis pupilas grandes polen lleno de abejas

mis pupilas redondas disco rayado

mis pupilas graves sin quiebro absoluto

mis pupilas rectas sin gesto innato

mis pupilas llenas pozo bien oliente

mis pupilas coloreadas agua definida

mis pupilas sensibles rigidez de lo desconocido

mis pupilas salientes callejón preciso

mis pupilas terrestres remedos cielinos

mis pupilas oscuras piedras caídas



MI BOSQUE

Acumular deseos en plantas ingratas

referir lo tuyo

en verdor solemne

y entonces vendrán diez caballos

a tirar la cola al viento negro

moverán las hojas

sus crines mojadas

y vendrá la escuadra

redondeando versos



SEGUIRÉ

Roto marco centra este todo

de árbol castrado llorando

medir cada paso a lo largo

si no se perturba la luna

la luz redondea blancuras

de nabos rallados

tirar cada envoltura

si no se distorsiona lo negro

la música enrojece la ruta

de cada pequeño húmedo

girar girar girar

percibir junto al marco roto

sentires de tacos y muelas

querer agarrarlo todo



YO SOY...

mis alas?

dos pétalos podridos 


mi razón?

copitas de vino agrio


mi vida?

vacío bien pensado


mi cuerpo?

un tajo en la silla


mi vaivén?

un gong infantil


mi rostro?

n cero disimulado


mis ojos?

ah! trozos de infinito



IRME EN UN BARCO NEGRO

Las sombras escudan al humo veloz que

                                danza en la trama de

                                este festival silencioso

las sombras esconden varios puntos oscuros que

giran y giran entre tus ojos

mi pluma retarde el TÚ anhelante

mi sien late mil veces TU nombre

si tus ojos pudieran venir! acá si amor acá

entre las sombra el humo y la danza

entre las sombras lo negro y yo.



CIELO

mirando el cielo


Me digo que es celeste desteñido (témpera

azul puro después de una ducha helada)


Las nubes se mueven


pienso en tu rostro y en ti y en tus manos

en el ruido de tu pluma y en ti

pero tu rostro no aparece en ninguna nube!

yo esperaba verlo adherido a ella como un

trozo de algodón enyodado dentro de tela adhesiva

sigo caminando


un cocktail mental embaldosa mi frente

no sé si pensar en el cielo o en ti

y si tirara una moneda? (cara tú seca cielo)

no! tu ser no se arriesga y 

yo te deseo te de-seo-o!

cielo trozo de cosmos cielo murciélago infinito

inmutable como los ojos de mi amor


pensemos en los dos


los dos tú + cielo = mis galopantes sensaciones

biformes bicoloreadas bitremendas bilejanas

lejanas lejanas


lejos


sí amor estás lejos como el mosquito

sí! ese que persigue a una mosquita junto

al farol amarillosucio que vigila bajo el

cielo negrolimpio esta noche angustiosa

                                   llena de dualismos



VOY CAYENDO

I

El vino es como un llanto desolado que

humedece mi juventud frente a tus besos que

                                                    otra deglute

el vino es el elixir que pulveriza los

                                                pestilentes deseos de

                                                mi cuerpo que

aletea gimiendo frente a tu efigie de

                                                    sombra amodorrada


2

El vino se aclara mezclado a mis

                                                   lágrimas tan mudas

tu rostro de gitano enharinado aparece en

                                                    cada burbuja

mi garganta es un archipiélago maldito

mi sien la tapa de un pozo inmundo

desearte amor y enfrentar tu altura con

                                                    cursis angustias!



MAS ALLÁ DEL OLVIDO

Alguna vez de un costado de la luna

verás caer los besos que brillan en mí

las sombras sonreirán altivas

luciendo el secreto que gime vagando

vendrán las hojas impávidas que

algún día fueron lo que mis ojos

vendrán las mustias fragancias que

innatas descendieron del alado son

vendrán las rojas alegrías que 

burbujean intensas en el sol que

redondea las armonías equidistantes en

el humo danzante de la pipa de mi amor.



LA ENAMORADA

esta lúgubre manía de vivir

esta recóndita humorada de vivir

te arrastra alejandra no lo niegues.


hoy te miraste en el espejo

y te fue triste estabas sola

la luz rugía el aire cantaba

pero tu amado no volvió


enviarás mensajes sonreirás

tremolarás tus manos así volverá

tu amado tan amado


oyes la demente sirena que lo robó

el barco con barbas de espuma

donde murieron las risas

recuerdas el último abrazo

oh nada de angustias

ríe en el pañuelo llora a carcajadas 

pero cierra las puertas de tu rostro

para que no digan luego

que aquella mujer enamorada fuiste tú


te remuerden los días

te culpan las noches

te duele la vida tanto tanto

desesperada, ¿adónde vas?

desesperada !nada más!



CANTO

El tiempo tiene miedo

el miedo tiene tiempo

el miedo


pasea por mi sangre

arranca mis mejores frutos

devasta mi lastimosa muralla


destrucción de destrucciones

sólo destrucción 


y miedo

mucho miedo

miedo.



NOCHE

Tal vez esta noche no es noche,

debe ser un sol horrendo, o

lo otro, o cualquier cosa...

!Qué sé yo! !Faltan palabras,

falta candor, falta poesía

cuando la sangre llora y llora!


!Pudiera ser tan feliz esta noche!

Si sólo me fuera dado palpar

las sombras, oír pasos,

decir "buenas noches" a cualquiera 

que pasease a su perro,

miraría la luna, dijera su

extraña latescencia, tropezaría

con piedras al azar, como se hace.


Pero hay algo que rompe la piel,

una ciega furia

que corre por mis venas.

!Quiero salir! Cancerbero del alma:

!Deja, déjame traspasar tu sonrisa!


!Pudiera ser tan feliz esta noche!

Aún quedan ensueños rezagados.

!Y tantos libros! !Y tantas luces!

!Y mis pocos años! ¿Por qué no?

La muerte está lejana. NO me mira.

!Tanta vida Señor!

¿Para qué tanta vida?



LA ÚLTIMA INOCENCIA

Partir

en cuerpo y alma

partir.


Partir

deshacerse de las miradas

piedras opresoras

que duermen en la garganta.


He de partir

no más inercia bajo el sol

no más sagre anonadada

no más formar fila para morir.


He de partir


Pero arremete, !viajera!



BALADA DE LA PIEDRA QUE LLORA

La muerte se muere de risa pero la vida

se muere de llanto pero la muerte pero la vida

pero nada nada nada



SIEMPRE

Cansada del estruendo mágico de las vocales

Cansada de inquirir con los ojos elevados

Canda de la espera del yo de paso

Cansada de aquel amor que no sucedió

Casada de mis pies que sólo saben caminar

Casada de la insidiosa fuga de preguntas

Cansada de dormir y de no poder mirarme

Cansada de abrir la boca y de beber el viento

Cansada de sostener las mismas vísceras

Cansada del mar indiferente a mis angustias

!Cansada por fin de las muertes de turno

a la espera de la hermana mayor

la otra la gran muerte

dulce morada para tanto cansancio.



POEMA PARA EMILY DICKINSON

Del otro lado de la noche

la espera su nombre,

su subrepticio anhelo de vivir,

!del otro lado de la noche!


Algo llora en el aire,

los sonidos diseñan el alba.


Ella piensa en la eternidad.



SÓLO UN NOMBRE


alejandra alejandra

  debajo estoy yo

        alejandra



LA JAULA

Afuera hay sol. 

No es más que un sol

pero los hombres lo miran

y después cantan.


Yo no sé del sol.

Yo sé la melodía del ángel

y el sermón caliente

del último viento.

Sé gritar hasta el alba

cuando la muerte se posa desnuda

en mi sombra.


Yo lloro debajo de mi nombre.

Yo agito pañuelos en la noche

y barcos sedientos de realidad

bailan conmigo.

Yo oculto clavos

para escarnecer a mis sueños enfermos.


Afuera hay sol.

Yo me visto de cenizas.



TIEMPO

                                       A Olga Orozco

Yo no sé de la infancia

más que un miedo luminoso

y una mano que me arrastra

a mi otra orilla.


Mi infancia y su perfume

a pájaro acariciado.



LA ÚNICA HERIDA

¿Qué bestia caída de pasmo

se arrastra por mi sangre

y quiere salvarse?


He aquí lo difícil:

caminar por las calles

y señalar el cielo o la tierra.



EXILIO

                           a Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,

sin edad,

sin muerte en que vivirme,

sin piedad por mi nombre

ni por mis huesos que lloran vagando.


¿Y quien no tiene un amor?

¿Y quién no goza entre amapolas?

¿Y quien no posee un fuego, una muerte,

un miedo, algo horrible,

aunque fuere con plumas,

aunque fuere con sonrisas?



ARTES INVISIBLES

Tú que cantas todas mis muertes.

Tú que cantas lo que no confías

al sueño del tiempo,

descríbeme la casa del vacío,

háblame de esas palabras vestidas de féretros,

que habitan mi inocencia.


Con todas mis muertes

yo me entrego a mi muerte

con puñados de infancia,

con deseos ebrios

que no anduvieron bajo el sol,

y no hay una palabra madrugadora

que le dé la razón a la muerte,

y no hay un dios donde morir sin muecas.



LA CAÍDA

Música jamás oída,

amada en antiguas fiestas.

¿Ya nunca volveré a abrazar

al que vendrá después del final?


Pero esta inocente necesidad de viajar

entre plegarias y aullidos.

Yo no sé. No sé sino del rostro

de cien ojos de piedra

que llora junto al silencio

y que me espera.


Jardín recorrido en lágrimas,

habitantes que besé

cuando mi muerte aún no había nacido.

En el viento sagrado

tejían mi destino.



CENIZAS

Hemos dicho palabras,

palabras para despertar muertos,

palabras para hacer un fuego,

palabras donde poder sentarnos

y sonreír.


Hemos creado el sermón

del pájaro y del mar,

el sermón del agua,

el sermón del amor.


Nos hemos arrodillado

y adorado frases extensas 

como el suspiro de la estrella,

frases como olas,

frases con alas.


Hemos inventado nuevos nombres 

para el vino y para la risa,

para las miradas y sus terribles

caminos.


Yo ahora estoy sola

-como la avara delirante

sobre su montaña de oro-

arrojando palabras hacia el cielo,

pero yo estoy sola

y no puedo decirle a mi amado

aquellas palabras por las que vivo.



LA NOCHE

Poco sé de la noche

pero la noche parece saber de mí,

y más aún, me asiste como si me quisiera,

me cubre la conciencia con sus estrellas.


Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte.

Tal vez la noche es nada

y las conjeturas sobre ella nada

y los seres que la viven nada.

Tal vez las palabras sean lo único que existe

en el enorme vacío de los siglos

que nos arañan el alma con sus recuerdos.


Pero la noche ha de conocer la miseria

que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas.

Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas

sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros.


Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos.

Su lágrima inmensa delira

y grita que algo se fue para siempre.


Alguna vez volveremos a ser.



NADA

El viento muere en mi herida,

la noche mendiga mi sangre.



EL MIEDO

En el eco de mis muertes

aún hay miedo.

¿Sabes tú del miedo?

Sé del miedo cuando digo mi nombre.

Es el miedo,

el miedo con sombrero negro

escondiendo ratas en mi sangre,

o el miedo con labios muertos

bebiendo mis deseos.

Sí. En el eco de mis muertes

aún hay miedo.



ORIGEN

La luz es demasiado grande

para mi infancia.

Pero ¿quién me dará la respuesta jamás usada? Alguna palabra que me ampare del viento,

alguna verdad pequeña en que sentarme

y desde la cual vivirme,

alguna frase solamente mía

que yo abrace cada noche,

en la que me reconozca,

en la que me exista.


Pero no. Mi infancia sólo comprende al viento feroz

que me aventó al frío

cuando campanas muertas

me anunciaron.


Sólo una melodía vieja,

algo con niños de oro, con alas de piel verde,

caliente, sabio como el mar,

que tirita desde mi sangre,

que renueva mi cansancio de otras edades.


Sólo la decisión de ser dios hasta en el llanto.



LA CARENCIA

Yo no sé de pájaros,

no conozco la historia del fuego.

Pero creo que mi soledad debería tener alas.



EL DESPERTAR

                                                       A León Ostrov


Señor

La jaula se ha vuelto pájaro

y se ha volado

y mi corazón está loco

porque aulla a la muerte

y sonríe detrás del viento

a mis delirios.


Qué haré con el miedo

Qué haré con el miedo


Ya no baila la luz en mi sonrisa

ni las estaciones queman palomas en mis ideas

Mis manos se han desnudado

y se han ido donde la muerte

enseña a vivir a los muertos


Señor

El aire me castiga el ser

Detrás del aire hay monstruos

que beben de mi sangre


En el desastre

Es la hora del vacío no vacío

Es el instante de poner cerrojo a los labios

oír a los condenados gritar

contemplar a cada uno de mis nombres

ahorcados en la nada


Señor

Tengo veinte años

también mis ojos tienen veinte años

y sin embargo no dicen nada


Señor

He consumado mi vida en un instante

La última inocencia estalló

Ahora es nunca o jamás

o simplemente fue


¿Cómo no me suicido frente a un espejo

y desaparezco para reaparecer en el mar

donde un gran barco me esperaría

con las luces encendidas?


¿Cómo no me extraigo las venas

y hago con ellas una escala

para huir al otro lado de la noche?


El principio ha dado a luz el final

Todo continuará igual

Las sonrisas gastadas

El interés interesado

Las preguntas de piedra en piedra

Las gesticulaciones que remedan amor

Todo continuará igual


Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo

porque aún no les enseñaron

que ya es demasiado tarde


Señor

arroja los féretros de mi sangre


Recuerdo mi niñez

cuando yo era una anciana

Las flores morían en mis manos

porque la danza salvaje de la alegría

les destruía el corazón


Recuerdo las negras mañanas de sol

cuando era niña

es decir ayer

es decir hace siglos


Señor

La jaula se ha vuelto pájaro

y ha devorado mis esperanzas


Señor

La jaula se ha vuelto pájaro

y ha devorado mis esperanzas


Señor

La jaula se ha vuelto pájaro

Qué haré con el miedo.



MUCHO MÁS ALLÁ

¿Y qué si nos vamos anticipando

de sonrisa en sonrisa

hasta la última esperanza?


¿Y qué?

¿Y qué me da a mí,

a mí que he perdido mi nombre,

el nombre que era dulce sustancia

en épocas remotas, cuando yo no era yo

sino una niña engañada por su sangre?


¿A qué, a qué

este deshacerme, este desangrarme,

este desplumarme, este desequilibrarme

si mi realidad retrocede

como empujada por una ametralladora

y de pronto se lanza a correr,

aunque igual la alcanzan,

hasta que cae a mis pies como un ave muerta?

Quisiera hablar de la vida.

Pues esto es la vida,

este aullido, este clavarse las uñas,

en el pecho, este arrancarse

la cabellera a puñados, este escupirse

a los propios ojos, sólo por decir,

sólo por ver s se puede decir:

"¿es que yo soy? ¿verdad que sí?

¿no es verdad que yo existo

y no soy la pesadilla de una bestia?"


Y con las manos embarradas

golpeamos a las puertas del amor.

Y con la conciencia cubierta

de sucios y hermosos velos,

pedimos por Dios.

Y con las sienes restallantes

de imbécil soberbia

tomamos de la cintura a la vida

y pateamos de soslayo a la muerte.


Pues eso es lo que hacemos.

Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa

hasta la última esperanza. 



EL AUSENTE

I

La sangre quiere sentarse.

Le han robado su razón de amor.

Ausencia desnuda.

Me deliro, me desplumo

¿Qué diría el mundo si dios

lo hubiera abandonado así?


II

Sin ti

el sol cae como un muerto abandonado.


Sin ti

me torno en mis brazos

y me llevo a la vida

a mendigar fervor.



DESDE ESTA ORILLA

                                           Soy pura

                                           porque la noche que me encerraba

                                           en su negror mortal

                                           ha huido.

                                                          W. BLAKE


Aun cuando el amado

brille en mi sangre

como una estrella colérica,

me levanto de mi cadáver

y cuidando de no hollar mi sonrisa muerta

voy al encuentro del sol.


Desde esta orilla de nostalgia

todo es ángel.

La música es amiga del viento

amigo de las flores

amigas de la lluvia

amiga de la muerte.













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(Roma, 26 de abril de 121 – Vindobona, o actual Viena,17 de marzo de 180). Descendiente de una familia noble, de origen hispano por la rama paterna, el padre murió cuando Marco tenía 10 años, siendo criado por su abuelo Anio Vero, que fue prefecto de Roma y cónsul durante tres ocasiones. Su madre, Domicia Lucila, fue dama de gran cultura y en su palacio del monte Celio -donde se crió Marco- hospedó a las principales personalidades de la época. Su bisabuelo, Catilio Severo, también prefecto y cónsul, llegó a intimar con el emperador Adriano y se introdujo en el círculo de Plinio. El complejo nexo de parentescos y de relaciones que rodeaba la persona de Marco permitió finalmente que pudiera ascender al trono del imperio, para el que fue educado desde muy temprana edad. Una vez que Adriano adoptó a Antonino, y después de ser Marco adoptado a su vez por el segundo –cuando éste contaba 16 años-, no tuvo más que esperar a que llegara su turno en el orden sucesorio, lo que se produj...

POETAS 100. Rûmi (El alma es como un espejo)

    Yalal Ad-Din Muhammad Rûmi, también conocido como Mevalâna, que en árabe significa “nuestro señor”, fue un poeta místico musulman persa y erudito religioso que nació el 30 de septiembre de 1207 en Balj, actual Afganistán, y murió en Konia, en 1273. Hijo de un notable académico en Teología, fue educado en los valores islámicos tradicionales. Rûmi se casó a los 21 años, enviudó, se volvió a casar, y tuvo de ambos matrimonios cuatro hijos. Cuando con 24 años Rûmi sucedió a su padre en el cargo, ya era un afamado experto en jurisprudencia, ley islámica y teología. La inciación en los primeros misterios del sufismo se  debe al interés mostrado por uno de los amigos de su padre, Sayyid Burjanedín, que regresó a Konia  para tutelar su aprendizaje, que incluyó  una serie de peregrinajes a los centros sufís más conocidos. (A modo de aclaración, se podría sintetizar el sufismo  como una forma mística de espiritualidad dentro del islam que afirma...