Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes ucranios de origen judio que padeció los horrores de la segunda guerra mundial. Su infancia y adolescencia estuvo marcada por la constante comparación con la hermana mayor propiciada por su madre y una tendencia al sobrepeso que, a la postre, la llevaría a sobremedicarse con anfetaminas. Un acné pertinaz y una acusada tartamudez contribuyeron más aún a su baja autoestima. que intentó equilibrar con su exploración en el campo de la literatura. Es en esta época de su vida cuando comienza a perfilar su personalidad altamente divergente -incluso en discordancia consigo misma-, caótica y anticonvencional. Su comportamiento estrafalario y rebelde hizo que pasase por "la chica rara" del colegio. De ahí que en literatura sintonizase con poetas como Artaud, Rimbaud y Baudelaire, además de con el surrealismo y el existencialismo, a la sazón de moda. Después de acabar el bachillerato se matriculó en Filosofía y Letras, para pasarse más tarde a Periodismo y más tarde al taller del pintor Juan Batlle Planas, pero sin llegar a concluir ninguno de los estudios. Durante esta temporada lee frenéticamente: Proust, Gide, Claudel, Kierkegaard, Joyce, Leopardi, escritores con los que se identifica. También data de esta época el comienzo de su terapia con el psicoanalista León Ostrov y su interés por los vínculos entre la literatura y el inconsciente. En 1960 Alejandra emprende un viaje a París para una estancia que iba a durar cuatro años. Allí conoce a Cortázar y a Octavio Paz y entrar a trabajar en la revista Cuadernos, tal vez por mediación de éste último, que además le prologó su libro de poemas "El árbol de Diana", 1962. También publicó poemas y críticas en varios diarios y tradujo a escritores como Antonin Artaud, Henri Michaux o Margarite Duras. En 1964 regresó a Buenos Aires ya como una poeta madura que ya sólo tenía que hacer crecer la semilla plantada tras su aprendizaje en Francia. Tres años después muere su padre de un infarto y la entradas en sus diarios -que serían censurados por su familia debido a su bisexualidad manifiesta en ellos- toma tintes fúnebres: "La muerte de mi padre hizo mi muerte más real", llega a escribir. En 1968 se muda junto a su pareja fotógrafa y comienza a aficionarse a las anfetaminas con las que trata de atravesar la noche y sus bloqueos literarios. Tras una breve y fracasada vuelta a Francia, comienza a atenazarle la depresión y se registra su primer intento de suicidio. A pesar de que sigue manteniendo sus vínculos con amigos del mundo literario -Alberto Manguel, Mario Satz o César Aira- cada vez se encierra más en su propia casa. Se suceden más intentos de suicidio e ingresos en un hospital psiquiátrico de Buenos Aires. Durante un permiso de fin de semana, acaba quitándose la vida con una sobredosis de Seconal, el 25 de septiembre de 1972. Contaba 36 años. (Se dejan aquí todos los poemas que componen el libro Los trabajos y las noches, publicado en 1966)
POEMA
Tú eliges el lugar de la herida
En donde hablamos nuestro
silencio.
Tú haces de mi vida
Esta ceremonia demasiado pura.
REVELACIONES
En la noche a tu lado
Las palabras son claves, son
llaves.
El deseo de morir es rey.
Que tu cuerpo sea siempre
Un amado espacio de revelaciones.
EN TU ANIVERSARIO
Recibe este rostro mío, mudo,
mendigo.
Recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres
tú.
DESTRUCCIONES
Del combate con las palabras
ocúltame
Y apaga el furor de mi cuerpo
elemental.
AMANTES
una flor
no
lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocío
QUIEN ALUMBRA
Cuando me miras
Mis ojos son llaves,
El muro tiene secretos,
Mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
Una viajera fascinada,
Un fuego incesante.
RECONOCIMIENTO
Tú haces el silencio de las lilas
que aletean
En mi tragedia del viento en el
corazón.
Tú hiciste de mi vida un cuenta
para niños
En donde naufragios y muertes
Son pretextos de ceremonias
adorables.
tu voz
en este no poder salirse las
cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río
de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de
fiebres
tu me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre
ENCUENTRO
Alguien entra en el silencio y me
abandona.
Ahora la soledad no está sola.
Tú hablas como la noche.
Tu anuncias como la sed.
DURACIÓN
De aquí partió en la negra noche
Y su cuerpo hubo de morar en este
cuarto
En donde sollozos, pasos
peligrosos
De quien no viene, pero hay su
presencia
Amarrada a este lecho en donde
sollozos
Porque un rostro llama
Engarzado en lo oscuro,
Piedra preciosa.
TU VOZ
Emboscado en mi escritura
Cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
Petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
Para que nunca despierte.
EL OLVIDO
en la otra orilla de la noche
el amor es posible
-llévame-
llévame entre las dulces
sustancias
que mueren cada día en tu memoria
LOS PASOS PERDIDOS
Antes fue una luz
En mi lenguaje nacido
A pocos pasos del amor.
Noche abierta. Noche presencia.
DONDE CIRCUNDA LO ÁVIDO
Cuando sí venga mis ojos
brillarán
De la luz de quien yo lloro
Mas ahora lienta un rumor de fuga
En el corazón de toda cosa.
NOMBRARTE
No el poema de tu ausencia,
Sólo un dibujo, una grieta en un
muro,
Algo en el viento, un sabor amargo.
DESPEDIDA
Mata su luz un fuego abandonado.
Sube su canto un pájaro
enamorado.
Tantas criaturas ávidas en mi
silencio
Y esta pequeña luvia que me
acompaña.
LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES
para reconocer en la sed mi
emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de
nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente
SENTIDO DE SU AUSENCIA
si yo me atrevo
a mirar y a decir
es por su sombra
unida tan suave
a mi nombre
allá lejos
en la lluvia
en mi memoria
por su rostro
que ardiendo en mi poema
dispersa hermosamente
un perfume
a amado rostro desaparecido
II
VERDE PARAÍSO
extraña que fui
cuando vecina de lejanas luces
atesoraba palabras muy puras
para crear nuevos silencios
INFANCIA
Hora en que la yerba crece
En la memoria del caballo.
El viento pronuncia discursos
ingenuos
En honor de las lilas
Y alguien entra en la muerte
Con los ojos abiertos
Como Alicia en el país de lo ya
visto.
ANTES
A Eva Durrell
bosque musical
los pájaros dibujaban en mis ojos
pequeñas jaulas
III
ANILLOS DE CENIZA
A Cristina Campo
Son mis voces cantando
Para que no canten ellos,
Los amordazados grismente en el
alba,
Los vestidos de pájaro desolado
en la lluvia.
Hay, en la espera,
Un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
Una partición del sol en pequeños
soles negros.
Y cuando es de noche, siempre
Una tribu de palabras mutiladas
Busca asilo en mi garganta,
Para que no canten ellos,
Los funestos, los dueños del
silencio.
MADRUGADA
Desnudo soñando una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
Como a un fuego, como a un poema
Escrito en un muro.
RELOJ
Dama pequeñísima
Moradora en el corazón de un
pájaro
Sale al alba a pronunciar una
sílaba
NO
EN UN LUGAR PARA HUIRSE
Espacio. Gran espera.
Nada viene. Esta sombra.
Darle lo que todos:
Significaciones sombrías,
No asombradas.
Espacio. Silencio ardiente.
¿Qué se dan entre sí las sombras?
FRONTERAS INÚTILES
un lugar
no digo un espacio
hablo de
qué
hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco
no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no
sí
no
un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión
EL CORAZÓN DE LO QUE EXISTE
no me entregues,
tristísima medianoche
al impuro mediodía blanco
LAS GRANDES PALABRAS
A Antonio Porchia
aún no es ahora
ahora es nunca
aún no es ahora
ahora y siempre
es nunca
SILENCIOS
La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Sólo me oigo.
PIDO EL SILENCIO
Aunque es tarde, es noche,
Y tú no puedes.
Canta como si no pasara nada.
Nada pasa.
CAER
Nunca de nuevo la esperanza
N un ir y venir
De nombres, de figuras.
Alguien soñó muy mal,
Alguien consumió por error
Las distancias olvidadas.
FIESTA
He desplegado mi orfandad
Sobre la mesa, como un mapa.
Dibujé el itinerario
Hacia mi lugar al viento.
Los que llegan no me encuentran.
Los que espero no existen.
Y he bebido licores furiosos
Para transmutar los rostros
En un ángel, en vasos vacíos.
LOS OJOS ABIERTOS
Alguien mide sollozando
La extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
En busca de su imposible
Lugar de reposo.
CUARTO SOLO
Si te atreves a sorprender
La verdad de esta vieja pared:
Y sus fisuras, desgarraduras,
Formando rostros, esfinges,
Manos, clepsidras,
Seguramente vendrá
Una presencia para tu sed,
Probablemente partirá
Esta ausencia que te bebe.
LA VERDAD DE ESTA VIEJA PARED
que es frío es verde que también
se mueve
llama jadea grazna es halo es
hielo
hilos vibran tiemblan
hilos
es verde estoy muriendo
es muro es mero muro es mudo mira
muere
HITORIA ANTIGUA
En la medianoche
Vienen los vigías infantiles
Y vienen las sombras que ya
tienen nombre
Y vienen los perdonadores
De lo que cometieron mil rostros
míos
En la ínfima desgarradura de cada
jornada.
INVOCACIONES
Insiste en tu abrazo,
Redobla tu furia,
Era un espacio de injurias
Entre yo y el espejo,
Crea un canto de leprosa
Entre yo y la que me creo.
DESMEMORIA
Aunque la voz (su olvido
Volcándome náufragas que son yo)
Oficia en un jardín petrificado
Recuerdo con todas mis vidas
Por qué olvido.
UN ABANDONO
Un abandono en suspenso.
Nadie es visible sobre la tierra.
Sólo la música de la sangre
Asegura residencia
En un lugar tan abierto.
FORMAS
no sé si pájaro o jaula
mano asesina
o joven muerta entre cirios
o amazona jadeando en la gran
garganta oscura
o silenciosa
pero tal vez oral como una fuente
tal vez juglar
o princesa en la torre más alta
COMUNICACIONES
El viento me había comido
Parte de la cara y las manos.
Me llamaban ángel harapiento.
Yo esperaba.
MEMORIA
Arpa de silencio
En donde anida el miedo.
Gemido lunar de las cosas
Significando ausencia.
Espacio de color cerrado.
Alguien golpea y arma
Un ataúd para la hora,
Otro ataúd para la luz.
SOMBRA DE LOS DÍAS A VENIR
Mañana
Me vestirán con cenizas al alba,
Me llenarán la boca de flores.
Aprenderé a dormir
En la memoria de un muro,
En la respiración
De un animal que sueña.
DEL OTRO LADO
Años mi minutos hacen el amor.
Máscaras verdes bajo la lluvia.
Iglesia de vitrales obscenos.
Huella azul en la pared.
No conozco.
No reconozco.
Oscuro. Silencio.
CREPÚSCULO
La sombra cubre pétalos mirados
El viento se lleve el último
gesto de una hoja
El mar ajeno y doblemente mudo
En el verano que apiada por sus
luces
Un deseo de aquí
Una memoria de allá
MORADAS
En la mano crispada de un muerto,
En la memoria de un loco,
En la tristeza de un niño,
En la mano que busca el vaso,
En el vaso inalcanzable,
En la sed de siempre.
MENDIGA VOZ
Y aún me atrevo a amar
El sonido de la luz en una hora
muerta,
El color del tiempo en un muro
abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca
saber que no hay.
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