Amigos, con buen vino alimentadme, para
que se cambie en rubí el ámbar de mi rostro.
Haced que cuando muera se me lave con vino
y sea mi ataúd de madera de cepa.
Entonces mis cenizas, aunque estén bajo tierra,
el aire llenarán de embriagador aroma;
y el creyente, al pasar al lado de mi tumba,
sin poder remediarlo ha de sentirse ebrio.
OMAR KHAYYÁN
OMAR KHAYYÁN
Omar tenía una personalidad; yo, afortunada o desgraciadamente, no tengo ninguna. De lo que soy a una hora, a la hora siguiente me separo; de lo que he sido un día, al día siguiente me he olvidado. Quien, como Omar, es quien es, vive en un solo mundo, que es el exterior; quien, como yo, no es quien es, vive no sólo en el mundo exterior, sino en un sucesivo y diverso mundo interior. Su filosofía, aunque quiera ser la misma que la de Omar, forzosamente no podrá serlo. Así, sin que de verdad lo quiera, tengo en mí, como si fuesen almas, las filosofías que critique; Omar podía rechazarlas todas, pues eran exteriores a él; no las puedo rechazar yo, porque son yo.
PESSOA ("El libro del desasosiego")


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