Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos un objeto: es allí adonde voy. En la punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy. En la punta del pie el salto. Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy ¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágica. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí adonde voy. En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realildad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un ...
Estaba yo al sol tendido sobre una roca al final del verano, cuando me dio por cerrar los ojos y me quemé la lengua. Estaba yo tendido al sol, tan inocente, casi puro de estar medio desnudo, sintiendo el mar azul por el rabillo del ojo mientras contemplaba el cielo con algúnos filamentos de nube flotando como peces de luz , oyendo a los niños que reían y gritaban mientras se tiraban desde el puente de cabeza desafiando las órdenes de los socorristas, y estaba a gusto, con el cuerpo caliente, con los poros de la piel respirando un anticipo del paraíso robado, cuando me dio por cerrar los ojos. Y entonce me quemé la lengua y mucho. Aprendí que no se debe cerrar los ojos cuando uno se tiende al sol. Hay que vivir con los ojos abiertos o te puedes quemar. Quizas hay que vivir despierto y nunca quedarse dormido, porque ¿quien vela por nosotros cuando nos quedamos dormidos? Poco antes de cerrar los ojos había pensado en levantarme y darme un baño, pero como las olas cogían un impulso c...