No poseyendo más
Entre cielo y tierra
Que mi memoria, que este tiempo;
Decido hacer mi testamento.
Es
Este: les dejo
El tiempo, todo el tiempo.
Eliseo Diego
En sus últimos
años, Marcel Proust iba pregonando por todas partes que se asfixiaba en su
apartamento a causa del humo invisible que debía infiltrarse por las fisuras de
su chimenea cuando encendía el fuego. Para tomar aire y despejar su neurosis,
necesitaría salir de aquella casa que le sofocaba y le provocaba ataques de
asma, que era lo que más temía en el mundo, porque le dejaban sin aliento y
desorientado en mitad de una de aquellas largas y sinuosas frases por las que
deslizaba su pluma -y entonces, se le extinguía la inspiración cuando se
ahogaba, lo que hacía que se ahogase aún más-, pero para salir de aquella casa,
antes debía alcanzar el ascensor, y antes aún tenía que vestirse con toda la
infinidad de prendas y capas con las que se protegía de una eventual pulmonía,
aunque, para inaugurar el interminable ritual de vestirse, antes tenía que
agitar una campanilla a fin de que acudiese la criada con una de las quince
tazas de café que se tomaba al día para poder levantarse, pero ¿cómo iba a lograr
incorporarse de la cama cuando ni siquiera tenía fuerzas para coger la pluma
-ni la campanilla- que se le caía al suelo en mitad de una frase?, ¿y cómo,
además, iba a levantarse, si apenas le quedaba energía para despertarse?,
así que, prefiriendo aspirar el sueño de su obra a la sórdida pesadilla de
tener que arrastrarse hasta alcanzar el ascensor, optaba siempre, en aquellos poquísimos
años de vida que le quedaban- precisamente a él, que siempre quiso hacer todo a
lo grande- , por recuperar en la cama el tiempo que hubiera dilapidado
descendiendo los cinco pisos hasta la calle, y se aferraba con todo el alma a la
pluma para que no se le cayese al suelo, pues entonces ya no le quedaría
aliento para recogerla, ni poder concluir su obra, ni rescatar el tiempo, todo
aquel barullo de tiempo que se pasó coqueteando entre madamas, barones y
duquesas sin tocar la pluma.
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