(Se pueden ver otras entradas de "Aforismos y cavilaciones" sobre el deseo en:
https://umbralygozne.blogspot.com/2017/07/aforismos-y-cavilaciones-2-sobre-el.html
https://umbralygozne.blogspot.com/2017/07/aforismos-y-cavilaciones-4-sobre-el.html
El desarrollo del hombre depende, para acercarse a su meta ideal, precisamente de la transposición de todo el cúmulo de deseos que se le va presentando, algunos de los cuales arraigan en etapas infantiles y nos están impidiendo poner en práctica los medios para ejecutar los deseos de aparición más tardía, es decir, nuestros deseos más maduros.
*****
Tan importante es para nuestra vida ejecutar
ciertos deseos como abstenerse de otros.
Para nuestra vida pilotada por el deseo, la abstención de aquellos que nos son perjudiciales determina la estructura saludable de nuestra vida apetitiva.
Para nuestra vida pilotada por el deseo, la abstención de aquellos que nos son perjudiciales determina la estructura saludable de nuestra vida apetitiva.
*****
Por medio de nuestra intervención en el mundo podemos
decretar cómo queremos que sea la realidad del mundo. Nuestro desear no sólo
amolda nuestra realidad personal sino también nuestro mundo entorno.
*****
La clave para entender la naturaleza del deseo se deduce de la pugna entre lo que deseamos y lo que no
deseamos, es decir, que, a menudo, para
poner en obra lo que deseamos, debemos salvar obstáculos indeseables y colocar medios que
nos quitan el deseo de acceder a nuestra meta. Todo deseo comienza a mermar en proporción inversa al número de obstáculos sobre los que debe saltar para ser alcanzado.
*****
Porque tenemos que hacer nuestro ser en medio del
universo, llevamos el universo dentro de nuestro ser. Nosotros nos enhebramos
en el universo, pero a la vez que este se va enhebrando en nosotros.
Cada hombre es una puerta al universo que ha ido torneando a base de acciones, palabras y pensamientos
Cada hombre es una puerta al universo que ha ido torneando a base de acciones, palabras y pensamientos
*****
Cuantos más deseos padecemos incitados por las cosas que nos rodean menos intensos son estos deseos o con menos intensidad se nos presentan nuestros deseos más capitales, pues todo deseo que nos asalta produce una captura de nuestra atención que no podemos colocar en aquellas otras tareas necesarias para cumplir con nuestros deseos capitales.
Todo deseo que nos asalte, por minúsculo que sea, requiere una energía para ser secretado –mirar aquello que nos gusta, ir hacia ello, dejarse reclamar, etc.- y esa energía queda sustraída para la realización de nuestros más grandes deseos.
*****
Puesto que gran parte de nuestros ensueños están
conducidos o son suscitados por nuestros deseos, en la medida en que nos hacemos
conscientes de cómo nos tiene agarrados la urdimbre de nuestros deseos, también
nos hacemos conscientes de todo ese laberinto de ensueños despertados por
aquellos deseos que nos perjudican o infantilizan y que nos obstaculizan
nuestros más recientes y transpersonales deseos; así no tenemos más recurso para
desarrollarnos que el de impedirnos estos deseos y violentar nuestra naturaleza instintiva a fin de lograr abstenernos de ellos.
*****
Se trata, por tanto, de extinguir esos deseos primarios,
pero que también son más infantiles, y cuidar de que su fuego siempre en combustión no
acabe arrasando nuestros deseos más transpersonales.
*****
Hemos de ver también que los deseos tienen un origen, un
modo de desarrollarse y una extinción –a menudo los deseos se acaban
extinguiendo porque la realidad nos los ha frustrado, y toda esta frustración
genera violencia y rabia. Pero también tenemos que
percatarnos de que la realidad, en su conjunto, y también en sus detalles, la realidad
circundante en que nosotros nos aposentamos, tiene sus propios ímpetus, su propio
modo de operar y de manifestarse, y que el único modo de evitar estas
frustraciones es tomar conciencia y conformarse al signo de esta realidad.
Es más, nosotros somos parte integrante de esta realidad y estamos colaborando a que se manifieste de la forma en que lo hace. Al evitar de esta manera las frustraciones y la violencia, logramos seguir abrazando con confianza nuestros deseos y, en cierta forma, estamos coadyuvando a que siempre se cumplan, pues a cualquier cosa que nos ocurre le corresponde nuestro asentimiento y contento.
Es más, nosotros somos parte integrante de esta realidad y estamos colaborando a que se manifieste de la forma en que lo hace. Al evitar de esta manera las frustraciones y la violencia, logramos seguir abrazando con confianza nuestros deseos y, en cierta forma, estamos coadyuvando a que siempre se cumplan, pues a cualquier cosa que nos ocurre le corresponde nuestro asentimiento y contento.
Ver el deseo como amor (como aquello que la cultura ha designado con el término “amor”) es el camino correcto para transformar la concepción sobre el deseo en una percepción más profunda. Es esa parte de la cultura que comenzó a fraguarse con el concepto de “eros” platónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario