Poeta, ensayista y novelista nacido en Haití en 1926. Conoció a Alejo Carpentier, a Nicolás Guillén y a André Bretón. A partir de 1945 se exilió en París. Por su actividad en el movimiento anticolonialista de la Negritud fue expulsado de Francia en 1952, para pasar a vivir en Chile, Argentina y Brasil. Fue secretario de Pablo Neruda y conoció a Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Jorge Amado, Vinicius de Moraes. Reconoce entre sus influencias literarias a los poetas españoles que Neruda le descubrió: Machado, García Lorca, Aleixandre. En 1959 llega a Cuba invitado por el Che Guevara y allí se queda casi 20 años. Afín a la revolución cubana, rompe con el regimen a partir de la década de los 70 ante la desaparición de la libertad de expresión y creación que comienza a hacerse patente por aquellos años. Finalmente, después de ser apartado de su trabajo y marginado, logra volver a París para trabajar en la UNESCO. Sobre Haití, René Depestre ha escrito en el suplemento cultural del mundo lo siguiente: “Paradójicamente Haití no es una nación propiamente dicha, pero sí es una nación cultural. Mientras que ni el Estado ni una verdadera sociedad civil se ha desarrollado nunca, sí lo hicieron la cultura, la pintura, la música y la literatura. Hay una conciencia cultural y no se puede decir, sin embargo, que exista una conciencia nacional. Es un fenómeno sui generis, excepcional, el de la cultura haitiana. No se encuentra ni en África, ni en el sureste asiático ni en otros lugares del tercer mundo una sociedad comparable en cuanto a su evolución y desarrollo. Hoy en día contamos con fantásticos escritores como Daniel laferriere, Lyonel Trouillot, Jean Métellus o Frankétienne. Grandes poetas, novelistas, ensayistas, marcados unos por el exilio y otros por el extraordinaqrio imaginario colonial: la plantación, los esclavos, su revuelta. Es cierto que hay un gran analfabetismo pero no es un país inculto. […] Deseo fervientemente que tras esta desdicha llegue una nueva época para el país. Haití es un país de jovenes dispuestos a luchar a pesar de todas sus carencias. Hay además una clase intelectual potente que puede tomar las riendas. Soy optimista respecto a la posibilidad de salir de la tragedia sin fin que hemos conocido y que nos sitúa hoy en una encrucijada definitiva. No se presentará otra. Con la globalización tecnológica y financiera tiene lugar un cambio en la percepción del mundo actual, se está creando una idea de la Tierra concebida como Tierra patria. Entramos en una época donde la solidaridad debe tomar una nueva dimensión, una dimensión sin precedente. Haití es un país de un gran imaginario cultural, y es lo que va a salvarlo. Es el momento de inventar un país mejor. “
(Esta nota biográfica está elaborada a partir de un artículo firmado por el propio Depestre que ha aparecido publicado esta semana en el suplemento cultural del periódico “El Mundo”. De este mismo suplemento están extraídos los dos poemas que aquí quedan seleccionados.)HEGEL EN EL CARIBE
Papá Hegel es savia soberana
en el olmo de la filosofía:
sus germanas palabras de filósofo
aún viajan triunfales
en torno a los seres, a las aves
y a las cosas bellas de la vida,
mientras su faro sigue ciego
al naufragio de los Negros del mar Caribe.
¿Acaso por esto el mar
es un poeta trágico?
Papá Hegel se sabe de memoria
como su pupitre, la dialéctica
del ser y parecer en sociedad
de plantación: amo y esclavo
colono/indígena
santo cristiano/loa vudú
Hegel en el caribe
francés/criollo
blanco/negro/mulato
no obstante sus palabras forman sombras en torno
a los problemas de la máscara y la verdad.
¿Acaso por esto mi vida
no es escalera de cristal?
Papá Hegel tiene fuertes manos videntes
de carpintero para alumbra a giorno
leyes y secretos de la gran historia
de las humanidades, mas no tiene ojos de hermano
para las venas que corren, alocadas,
desoladas, por el bosque de la desdicha negra.
¿Acaso por esto, mi negra,
comemos y bailamos en la cocina
cuando es noche de fiesta en Occidente?
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*****
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EL CAOS HAITIANO
Abierta está una desdicha-tigre
entre la vida y yo:¿puede uno
dominar el caos haitiano de sus días?
¿puede uno contener en sus venas de nómada
el flujo existencia de tiempos de soledad?
todo el ultramundo mundial de nocturna desolación
sigue ofreciendo brazos de mar que cruzar.
Un malestar no interrupto se enrosca sin fin
en adiós de ternura al folfo de Jacmel.
Uno no puede pasar su vida de poeta vencido
exiliado en los siete días de la semana.
Teniendo ante mí los años contados,
soy el caballo sudoroso de mis raíces.
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