No hay biografía que resista la lupa.
Antes la gente se moría, ahora no, ahora la gente "se va". Al mismo sitio, eso sí.
Una vez publicados, los libros empiezan a vivir su vida, al margen del autor, al que solo le queda, en ocasiones, esconderse.
No la causa que defiendes, sino la gente con la que coincides en esa defensa, hace que te preguntes si ese será tu lugar.
La mayoría de las veces no suelo estar de acuerdo. Y lo peor es que suelo manifestarlo. Una actitud así, lo sé, es suicida si quieres tener "vida social". No te quiere cerca nadie, nadie se fia de ti.
Envejecer: Ir andando por las calles de una ciudad que ya no es la ciudad por la que vas andando...
Ser viejo y malo y no tener ningún poder tiene que doler mucho.
La vida mancha.
El prepotente carece de estilo, y eso es lo mejor que puede decirse de él.
El inteligente, cuando se aburre, aprovecha para descansar.
Una vez escrito el texto lo que suelo hacer es quitar las palabras "importantes", esas que no aportan nada en realidad, en las que todo es apariencia. Sin la más mínima piedad, las mando de vuelta al diccionario.
Para unos, el problema de mi poesía radica en su absoluta falta de "literatura". Para otros, esta característica, lejos de ser un problema, es su virtud, su gran baza. Yo siempre he hecho lo mismo: lo que he podido.

Comentarios
Publicar un comentario